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XIII BIENAL DE FLAMENCO

Soraya Clavijo parte del ballet para llegar a un flamenco "añejo"

Además de ser bailaora, gitana y de Jerez, a Soraya Clavijo le tiran los clásicos y hace "un flamenco muy añejo", confirma ella misma. Viéndola en escena, y con el último Premio Nacional por Bulerías Carmen Amaya (Córdoba) en la mano, nadie diría que quería ser bailarina y, después de ocho años de ballet clásico, lo dejó porque su padre le decía: "Chiquilla, con la cara tan gitana que tienes, eso no te pega".

Soraya Clavijo, de 27 años, se estrena esta noche en la Bienal de Flamenco de Sevilla, en el espectáculo La cava de los gitanos que presenta la familia Fernández en Hotel Triana. Ella, que no pertenece al clan, bailará junto a Joselito Fernández.

"Curro Fernández dice que tengo un flamenco muy añejo. Me ha dicho que como me ponga a bailar moderno, ni me saluda más por la calle", comenta la bailaora, que se formó primero en el ballet clásico desde los 8 a los 16 años, pero desde los 14, lo simultaneó con el flamenco en las academias de Ana María López y Chiqui de Jerez.

"Mi padre tenía un bar y toda la familia echaba una mano, así que yo mientras freía chocos en la cocina ensayaba pasitos de clásico", recuerda la artista para quien el premio de baile que ha recibido en el Concurso Nacional de Córdoba es "una llave que abre muchas puertas".

Soraya Clavijo, que ha seguido los pasos de su hermano mayor Eduardo, también bailaor, cautiva con sus bulerías, el palo con el que ha obtenido el galardón al que se presentaron unos 200 bailaores. "La bulería es un palo de replante. Hay que saber como recogerse, cuándo salir, cómo marcar y, sobre todo, hay que pararse. Yo pienso que es uno de los más difícil del flamenco", explica Soraya, quien confiesa que se siente más tranquila sobre el escenario que en el patio de butacas.

"Soy muy rara, cuando veo a la gente bailar me pongo muy nerviosa, hasta me sudan las manos. La verdad es que estoy más serena cuando bailo".

"Mi baile está en la linde de los flamencos clásico como Matilde Coral, Milagros Mengíbar, Carmen Mora o El Funi. Aunque la gente no lo nota, yo me apoyo mucho en el ballet. Me sirve para la colocación, para compensar el peso del cuerpo y, sobre todo, para ser disciplinada en el trabajo", dice la bailaora que ahora sólo piensa en montar espectáculo propio.

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