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10.000 personas marchan en Pamplona contra el desalojo del 'gaztetxe'

Tras una semana marcada por los enfrentamientos y la violencia en el Casco Viejo de Pamplona, unas 10.000 personas se manifestaron ayer tarde por las principales calles de la ciudad hasta la plaza del Ayuntamiento para apoyar a los okupas desalojados el lunes del frontón Euskal Jai. La marcha se celebró en un ambiente festivo y hasta el cierre de esta edición no se había registrado ningún incidente. Más de 500 metros separaban la cabeza de la cola de la marcha.

Representantes de partidos como IU, Aralar, la coalición Nafarroa Bai, Batzarre o EA, secundados por los sindicatos abertzales ELA y LAB y diversos colectivos sociales y asociaciones de vecinos, apoyaron con su presencia a los okupas del gaztetxe, derruido por orden del consistorio que dirige Yolanda Barcina, de UPN.

El tono lúdico propugnado por los organizadores se mantuvo entremezclado con gritos reivindicativos y acusaciones al Ayuntamiento de promover "un estado policial en la ciudad", en palabras de uno de los miembros de la autodenominada Asamblea del Euskal Jai. Un grupo de zampanzares, figura tradicional del Carnaval navarro, acompañaba al lema principal de la manifestación: "Contra la brutalidad municipal, Euskal Jai aurrera".

Un grupo de cabezudos seguía a la cabeza con otra pancarta contra la actual situación de la zona centro -"Sacad la policía del Casco Viejo"-, muy aplaudida por los centenares de espectadores que seguían el transcurso de la marcha desde las aceras.

Con disfraces, máquinas de demolición fabricadas con carros de la compra o dantzaris y batucadas brasileñas, los jóvenes del gaztetxe reivindicaron las actividades que llevan realizando una década en el frontón de la calle San Agustín, en pleno corazón de la parte antigua de la ciudad. "No es lógico que tras tanto tiempo dinamizando el Casco Viejo, el Ayuntamiento desaloje el gaztetxe para realizar una obra cuyo únicos fines son dinamitar las iniciativas de la ciudadanía y especular con el suelo", señaló una miembro de la asociación de vecinos Alde Zaharra.

Con el derribo, las actividades del local han quedado parcialmente paradas aunque los gritos repetidos de "el gaztetxe sigue vivo" o "nuestro gaztetxe, nuestra casa", ya han sido tomados por los políticos navarros como una clara advertencia de que el colectivo va a proseguir su lucha okupando otro local de Pamplona.

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