El ministro destituido dice que Kirchner humilla a sus subordinados
Gustavo Beliz cree que el presidente es rehén del espionaje argentino
El ex ministro de Justicia Gustavo Beliz, destituido "por teléfono" el pasado sábado por el presidente argentino, Néstor Kirchner, se ha despedido "definitivamente de la política". El domingo convocó a la prensa para denunciar que el Gobierno está bajo control de la Secretaría de Inteligencia, que opera como una "policía secreta de un Estado paralelo", del que el Ejecutivo "es cómplice o rehén". Beliz dijo que Kirchner "humilla" a sus subordinados.
Trece meses después de ser designado ministro, Beliz acusó a Kirchner de someter a sus colaboradores a "un gran nivel de humillación" y de emplear con ellos una "lógica del terror". "Es terrible el maltrato al que te somete", asegura este abogado de 41 años, católico practicante, casado, padre de cuatro hijos y miembro del Opus Dei, quien era todavía periodista a fines de los años ochenta, cuando comenzó a redactar textos y libros para Carlos Menem, que el entonces candidato a presidente firmaba con su nombre sin ni siquiera leerlos. En 1993, cuando renunció como ministro del Interior, Beliz dijo que había entrado vestido de blanco al lodazal de la política y estaba ya "asqueado de la corrupción" del Gobierno de Menem, que consideraba "un nido de víboras". Desde entonces, en los ambientes políticos le llaman "zapatitos blancos".
Once años más tarde, Beliz insiste: "Sé qué con esto que digo estoy poniendo en riesgo mi vida, porque ahí hay muertes muy raras. ¿De qué progresismo hablamos en la Argentina? Dejamos intacta una estructura que es una especie de Gestapo de la era democrática", dijo en referencia a la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE).
"Yo no sé si el presidente quiere romper con esto, ahora se va a probar si de verdad tiene las manos limpias y libres. La SIDE es manejada por un personaje que hace años que está ahí y se llama Jaime Stiusso, director general de operaciones de contrainteligencia. En lugar de removerlo se le ha dado más poder. En 2003, en campaña electoral, le aumentaron al doble el presupuesto de 100 millones de pesos [unos 30 millones de euros]. La estructura viene de la época de la dictadura. De allí salieron los sobornos a los senadores en 2000 y los servicios fueron los que hicieron todo lo posible para impedir que se investigara el atentado contra la sede de la mutual judía. Diez años después no se ha podido identificar a ningún responsable".
Según Beliz, "los servicios de inteligencia funcionan como una policía secreta de un Estado paralelo, disponen de fondos reservados y sin control, trabajan en operativos con funcionarios armados que cambian todos los días de identidad y no responden a una estructura jerárquica como una fuerza de seguridad. La Oficina Anticorrupción no puede investigar el patrimonio de los agentes de la SIDE. Yo no sé si ahora el Gobierno es cómplice o rehén de todo esto".
Distanciado del peronismo a mediados de los noventa, Beliz fundó su propia agrupación y se integró a la Acción por la República, que lideraba Domingo Cavallo, también ex ministro de Menem. Esa alianza, de la que también participaba el actual jefe de Gabinete de ministros, Alberto Fernández, perdió las elecciones a la jefatura de la ciudad de Buenos Aires en 1999 y se disolvió entre reproches mutuos. Pero Fernández rescató a Beliz cuando a su vez se acercó a Kirchner, que no tenía representantes en la capital del país. Así, en mayo de 2003, diez años después de su primer despido, Beliz recuperó nuevamente un sitio en el Ejecutivo con otro presidente peronista.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.