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Montilla llama al PSC a "representar" a los votantes que el proyecto "radical" de Mas ha dejado "huérfanos"

Aspirar a ser el "partido de la mayoría" -así reza el lema del 10º congreso del PSC- comporta arrebatar a Convergència i Unió (CiU) el papel de pal de paller que ha desempeñado durante 23 años. Y a cumplir este objetivo emplazó ayer el primer secretario del PSC, José Montilla, a los más de 1.000 delegados reunidos en el cónclave socialista que se celebra este fin de semana en el Palacio de Congresos de Barcelona.

Montilla presentó ayer su informe de gestión -aprobado por unanimidad-, cargado de ataques a la federación nacionalista y en especial a su líder Artur Mas, a quien acusó de encabezar un proyecto "que navega por las aguas del radicalismo, la desorientación y el maximalismo". Ante este escenario, el PSC, dijo, debe sacar provecho de las aguas revueltas y hacerse con el voto de los desencantados y huérfanos electores de CiU. "Tenemos que aspirar a representar políticamente a quienes no se reconocen en la CiU de Artur Mas y su equipo", afirmó el dirigente del PSC y ministro de Industria.

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El llamamiento llegó al final de una sombría radiografía sobre la federación nacionalista. Un partido, aseguró Montilla, que en su reciente congreso de principios de julio eludió cualquier autocrítica y confirmó su desorientación ideológica y la pérdida de la centralidad. "Por todo esto, hemos de estar atentos, generosos y abiertos para no dejar huérfana de referentes políticos a una parte relevante de la sociedad catalana", proclamó.

Montilla se explayó en sus críticas a CiU, quizá a modo de desquite por su tradicional actitud de "mirar" al PSC "desde una ostensible superioridad" y después de haber arrebatado a los nacionalistas el Gobierno catalán. De la federación, denunció su "alianza de hierro" con el Partido Popular en el Congreso, su "dependencia" del PP en el Parlament "cuando se enorgullecía de ser de exclusiva obediencia catalana" y sus "sólidas redes clientelares". Y dio las gracias al tripartito por haber puesto sobre la mesa "con finura y transparencia los escándalos de clientelismo y malversación de recursos públicos, y la incompetencia" de los gobiernos de CiU.

Consolidar victorias

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El panorama, por tanto, no podía ser más halagüeño para los intereses políticos del PSC: presidir el Gobierno catalán en un momento de debilidad de la oposición nacionalista. Montilla apeló a aprovechar esta favorable coyuntura para convertir al PSC en el "gran partido de los ciudadanos" porque, afirmó, "ofrece la imagen más clara y completa de lo que es Cataluña". "Se trata", añadió, "de construir un proyecto político útil para la mayoría de la sociedad catalana bajo el paraguas del proyecto catalanista y justicia social que nos guía".

El PSC, señaló, dispone de la envidiable plataforma del Gobierno catalán para conseguir este objetivo, por lo que apeló al tripartito a "no defraudar" ni "decepcionar a los catalanes". "Tenemos que dar satisfacción de forma relativamente inmediata a las expectativas que tiene la gente sobre esta nueva etapa de cambio, de gobierno socialista en Cataluña y en España".

Ante posibles tentaciones de caer en la "autocomplacencia", tras haber acaparado políticamente la mayoría de las instituciones, el primer secretario del PSC advirtió de que el partido y sus militantes no "pueden bajar la guardia" ante las ofensivas de la derecha. Sólo así los socialistas catalanes podrán "renovar las victorias electorales pasadas y hacerlas más sólidas".

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