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Reportaje:

La reválida europea

Los partidos catalanes observan la consulta electoral como un examen que pone fin a un agitado curso político

Francesc Valls

Los partidos catalanes afrontan la consulta electoral de hoy como si se tratara de un examen por sorpresa, cuya calificación poco cuenta a la hora de la nota final, pero que evalúa cómo encuentra el cuerpo electoral a las distintas fuerzas políticas. Las europeas, que hoy congregarán en las urnas a 5.330.000 catalanes, actuarán a modo de sismógrafo: darán la fotografía del momento tras los terremotos acontecidos con las elecciones autonómicas de 2003 y las generales del pasado mes de marzo.

Será, pues, una reválida sin demasiado riesgo y con una más que previsible baja participación, que en anteriores convocatorias -desde 1989- apenas ha superado levemente el 50%. Un exponente del escaso entusiasmo que suscita la campaña -se elige un Parlamento todavía discapacitado en lo que a funciones legislativas se refiere- se ha hecho patente en la ausencia de actos masivos. Exceptuando el mitin socialista del Palau Sant Jordi, con unos 17.000 asistentes, las grandes concentraciones de las restantes formaciones se han movido entre el medio millar y el millar de personas. Las cámaras televisivas en la cotidianidad electoral de los candidatos han constituido la perfecta sinécdoque de la ausencia de calor ciudadano.

PSC y CiU pugnan por ser la primera fuerza, puesto en el que se alternan desde 1994
La mayoría de los grandes mítines no han logrado reunir a más de 1.000 personas

Con todo, las elecciones que hoy se celebran son la reválida de un agitado curso político que ha dejado un Gobierno tripartito al frente de la Generalitat y un Ejecutivo socialista en La Moncloa. Pero como si de una parábola evangélica se tratase, los potenciales buenos estudiantes (el PSC) han flaqueado y a punto han estado de echar a perder un previsible buen curso, mientras que los malos alumnos (el PSOE) se han aplicado y, al final, han obtenido resultados brillantes cuando parecían condenados al fracaso frente a un pletórico y empollón Partido Popular.

- Partit dels Socialistes de Catalunya. El PSC afronta el veredicto de las urnas con los ánimos en alto a la espera de confirmar su ascenso como fuerza política, inflexión iniciada con las elecciones generales, tras el revés de las autonómicas, en las que quedaron cuatro diputados por detrás de CiU. De no haber cuajado el acuerdo del Gobierno tripartito, el traspié político habría conducido al PSC a una crisis sin precedentes. Sin embargo, el loco curso político ha situado al Partit dels Socialistes en el cuadro de honor, donde lo colocaban las previsiones más optimistas. Ahora, con las europeas se trata de evaluar si el cuerpo electoral les revalida el título de primera fuerzas política europea en Cataluña. El PSC reconquistó su condición de partido más votado para el Parlamento de Estrasburgo en 1999. En 1994, fue Convergència i Unió la que obtuvo esta condición, que los socialistas recuperaron cinco años más tarde. Las dos almas del socialismo español -la jacobina y la federal- están representadas por dos catalanes: Josep Borrell y Raimon Obiols, quien ha anunciado que probablemente sean éstas las últimas elecciones a las que concurra.

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- Convergència i Unió. Para los nacionalistas que lidera Jordi Pujol, las elecciones europeas pueden tener un efecto sedante que les permita recuperar las horas de sueño perdidas por una cúpula que no cesa de darle vueltas a lo que podía haber sido y no fue. Desalojados de la Generalitat, sin ser decisivos en Madrid y con una Esquerra Republicana que les va comiendo el terreno, los nacionalistas de CiU han optado por presentar un candidato joven y de probada capacidad política: Ignasi Guardans, que afiló sus dardos críticos en el Congreso de los Diputados durante los debates sobre la polémica invasión de Irak. Junto a lo nuevo, CiU ha desempolvado el viejo traje de la Declaración de Barcelona -la alianza con el PNV y el Bloque Nacionalista Galego- , que habían metido en el ropero cuando se hallaban en el poder. Las viejas modas vuelven y, definitivamente instalados en la oposición, en CiU se ha impuesto el corte nacionalista de Galeusca, la primera división soberanista, para unos comicios a los que Convergència siempre había concurrido con aliados de categorías inferiores. Los convergentes han hecho de la necesidad virtud y, ante la reducción del número de eurodiputados que corresponden a España -de 64 a 54 escaños-, han decidido sumar esfuerzos y restos con vascos y gallegos, en primer lugar, y con nacionalistas mallorquines y valencianos, en segundo. CiU obtuvo en 1999 los mejores resultados globales en unas europeas, a pesar de quedar relegados por el PSC a segunda fuerza, después de haber sido los más votados en 1994.

- Esquerra Republicana de Catalunya. Los independentistas de Josep Lluís Carod Rovira tienen en los comicios de hoy la posibilidad de confirmar su ascenso electoral en la reñida lucha por la hegemonía nacionalista. Los republicanos esperan que el efecto Carod -que actúa de cabeza de cartel de facto de todas las convocatorias electorales, tras abandonar el Gobierno catalán- confirme el puesto de tercera fuerza política que Esquerra ya logró en las generales del pasado mes de marzo. Hasta ahora, los republicanos han obtenido unos resultados siempre discretos, similares (en 1999) a los de sus socios menores de Gobierno de Iniciativa per Catalunya Verds. El candidato de Europa de los Pueblos, Bernat Joan, es ibicenco; con ello Esquerra persigue apuntalar una de sus ideas fuerza: la de los Països Catalans dentro de la Europa de las naciones, que no de los Estados.

- Partido Popular. Los populares catalanes, en particular, y los españoles, en general, tienen ante sí uno de los grandes desafíos de estos comicios: confirmar su situación en el mapa político español y catalán. Hasta ahora tanto las autonómicas como las generales han arrojado resultados adversos para los populares que lidera Josep Piqué. El PP catalán, que en las dos últimas convocatorias de las europeas ha rondado el medio millón de votos, puede verse relegado al puesto de cuarta fuerza política si los republicanos siguen la línea ascendente. El PP catalán ha hecho una campaña sin apenas perfil propio, a pesar de contar con un politico de primer nivel, Alejo Vidal-Quadras, que ocupa el cuarto puesto de la lista española.

- Iniciativa per Catalunya Verds. Los ecosocialistas que lidera Joan Saura ocupan en estas elecciones el segundo puesto de una lista común con Izquierda Unida. Raül Romeva -otro nuevo y joven rostro, como el de Joan Herrera en las pasadas elecciones generales- tiene ante sí el reto de recuperar la plaza perdida por ICV en Europa y que rozó con la punta de los dedos en 1999 Antoni Gutiérrez Díaz, secretario general del PSUC durante la transición política. La división política a la izquierda de los socialistas fue la causante de la pérdida de ese escaño y de que ICV viera diezmado el número de votos en unas europeas, al pasar de 283.000 a 156.000 votos. Ahora, con estos comicios, Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) mostrará si es capaz de conservar el voto que le premió por su frontal oposición a la guerra de Irak y si logra consolidar su posición política.

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