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FÓRUM DE BARCELONA | Exposiciones

La exposición 'Habitar el mundo' plantea la necesidad de nuevos modelos de sostenibilidad

El montaje, sobre uno de los ejes del Fórum, se ha realizado con materiales reutilizables

La sostenibilidad, uno de los tres ejes del Fórum, es la protagonista absoluta de Habitar el mundo, una de las cuatro exposiciones permanentes del evento. Su comisario, el socioecólogo Ramon Folch, explicó ayer que, más que una exhibición, es una exposición de conceptos que pretenden transmitir unas ideas determinadas. "Todo el mundo habla de sostenibilidad, pero en realidad se trata de un concepto poco y mal conocido", añadió. Habitar el mundo muestra al público cómo se ha instalado en el planeta el ser humano.

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También explica la manera en que se relaciona con él y por qué la humanidad tiene problemas socioambientales. Pero la exhibición no se queda en la mera descripción, sino que también plantea la necesidad de desarrollar nuevos modelos sostenibles para el siglo XXI. El montaje predica con el ejemplo, ya que se ha realizado con elementos reutilizables en un edificio acondicionado para la ocasión.

Del vasto ámbito de la sostenibilidad, la exposición ha elegido el tema de las relaciones entre el hombre y el espacio a tres escalas distintas: el planeta, la ciudad y el ámbito personal. La idea de fondo, sin embargo, no consiste en adiestrar al visitante, explicó Folch, sino en hacerle partícipe del proceso de evolución del planeta y plantearle que es él quien al final tiene la capacidad de decidir el modelo de desarrollo que quiere. El soporte elegido para transmitir todas estas ideas es el audiovisual. En total, en toda la exposición hay unos 13 filmes y audiovisuales realizados por José Antonio Montilla.

Imágenes y dibujos

Nada más entrar en la exposición se pueden ver imágenes de telediarios que informan sobre las continuas desgracias que ocurren en el mundo, acompañadas de dibujos orginales de El Roto. Además, hay cápsulas informativas con muy poco letra pero con mensajes muy claros: los combustibles fósiles se van agotando, el agua dulce escasea, los desiertos avanzan, hay excesivas asimetrías tecnológicas y se incrementan las migraciones forzosas, entre otros mensajes.

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La exposición da mucha información y muchos datos, pero lo que su comisario ha querido evitar a toda costa es que el visitante se sienta abrumado. "Quiere que el público salga con unas pocas ideas, pero que éstas sean claras. Las exposiciones sirven para recibir sensaciones y para modificar pautas de cultura, no para culturalizar", señaló Folch.

En el centro del montaje hay un gran globo terráqueo que muestra que la Tierra es un espacio diverso por sí mismo. Enfrente, en un audiovisual, se puede ver cómo han ido transformando este paisaje los humanos. "Queremos enseñar que la idea de diversidad es intrínseca al planeta y que la transformación humana no ha sido siempre constructiva, sino todo lo contrario", dijo Folch durante un paseo por la exposición. Dos ejemplos de las consecuencias de las transformaciones del hombre en el planeta: el efecto invernadero y el agujero de la capa de ozono.

Las ciudades ocupan otro espacio importante en Habitar el mundo. La Tierra es, a juicio de Folch, una red de ciudades (hoy hay 410 ciudades con más de un millón de habitantes). Estas cifras, sin embargo, no siempre han sido así. "A principios del siglo XX, en las ciudades vivía el 2% de la población, y ahora ya se ha alcanzado el 50%", añadió el comisario. Por ello, el futuro del planeta se juega en las ciudades, según Folch.

Habitar el mundo muestra distintos modelos de ciudades y pone ejemplos prácticos. En un audiovisual enseña cuánta energía consume un habitante de una ciudad dispersa (modelo anglosajón) y otro de una ciudad compacta (como Barcelona) para ir de casa al trabajo. En el primer caso la media para desplazarse es de 45 minutos y se consumen 30 kilovatios por hora; en el segundo, se precisan sólo 15 minutos y se consumen cinco kilovatios. El público decide cuál de los modelos es más sostenible.

El gran reto de las ciudades en el siglo XXI es el de resolver sus necesidades sin tener que exportar conflictos a terceros, resume el comisario. Hasta ahora, las ciudades siempre han intentado alejar aquello que las ha molestado: plantas generadoras de energía, residuos, depuradoras y población marginal. "La sostenibilidad de las urbes radica en la internalización de todos sus procesos", apunta una explicación de la exposición.

En la última parte, el visitante se encuentra ante una exhibición que cuestiona el modelo de consumo occidental. El público observa la cantidad de objetos y utensilios que se pueden encontrar en un hogar de cualquier familia de clase media. Después se le muestra toda la energía que consume y los residuos que genera. Él es el que debe reflexionar y decidir qué hacer para contribuir a que el mundo sea más sostenible. Hay mucho trabajo por hacer y hay que empezarlo desde la base, desde lo local. Pero los estados también pueden hacer mucho, según el comisario: "España trabaja poco el tema de las energías renovables, pero también hay que decir que estamos en la cola del grupo de países que más hacen".

Habitar el mundo ha querido predicar con el ejemplo y por eso se ha montado en un edificio adaptado -en un futuro será la marina seca del nuevo puerto de Sant Adrià- en el que la utilización de todos los materiales y la misma climatización han seguido criterios de sostenibilidad. El sistema de refrigeración del espacio, que tiene 4.300 metros cuadrados de superficie visitable, está formado por unas tuberías subterráneas bajo el espacio de hormigón de la gran explanada que recuperan el aire frío que se ha ido acumulando durante el invierno y que lo dirigen al interior del edificio. Uno de los arquitectos encargados de diseñar el montaje, Carles Garí, comentó ayer que en un principio hay aire frío acumulado para que dure hasta agosto o septiembre. Pero si este verano resulta tan caluroso como el anterior, tendrán que echar mano del aire acondicionado.

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