_
_
_
_
_
Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

Barcelona en verso

Si algún lector se encontraba hace un par de semanas paseando por las calles de la Barceloneta, quizá oyó de repente una vez profunda que decía: "¡Ah, Barceloneta, / pequeño pez dentro del pez grande! / ¡Ésa es tu grandeza! / Tus gentes viven sin otros mundos / que el de sus vidas, el de sus recuerdos, / el de sus luces, el de sus tinieblas, / porque tu mundo es pequeño...", y así durante un buen rato. Quien recitaba esos versos a los cuatro vientos no era otro que el poeta Jesús Lizano, autor y propietario de dicha Oda a la Barceloneta. Montados en un autobús, él y otros poetas que han dedicado versos a Barcelona, junto con una rapsoda que recitaba a los que ya no están, llevaban una hora deambulando por las calles de la ciudad y leyendo los poemas en el lugar preciso que señalaban los versos. Así, poco antes, junto al monumento a Colón (pues el autobús no pudo aventurarse por las callejuelas del Raval), Mateo Rello había leído Calle Carbassa, reino de rojo: "Y entre casos y casas y causas desvanecidas, / qué sabor de tus labios, qué sabor de carmín y saliva", decían sus palabras.

La Barcelona en verso. El poeta Víctor Sunyol ha publicado en Eumo una antología de poemas que cantan la ciudad

Son muchos los poetas de Barcelona que suelen leer sus composiciones fuera de sus casas, en festivales, encuentros y recitales, pues muchos entendieron hace tiempo que la poesía es un arte outdoors, pero el circuito en autobús del otro día además era un viaje organizado y tenía una intención clara: presentar -o airear- Barcelona. 60 poemes des de la ciutat. Con este título se edita una antología temática, preparada por el poeta Víctor Sunyol y publicada por Eumo, que pretende trazar un mapa de la Barcelona en verso. Tras la parada final del autobús, en el Cafè d'Alep, Sunyol contó que su selección se ha regido estrictamente por su propio gusto, intentando combinar registros muy diversos. Una primera selección le llevó a recoger más de 500 poemas de unos 150 autores. Empezó entonces a descartar, por evidentes, la múltiples odas a Barcelona -la Oda de Lizano es, justamente, una merecida excepción- y a seleccionar los textos intentando "equilibrar corrientes literarias, autores, épocas, estilos y, sobre todo, la geografía de la ciudad". De esta forma, "cada poema que se recoge, en fin, es como el representante de 10 o 12 poemas que también podrían estar en estas páginas", dijo Sunyol.

La antología se lee como el viaje en autobús por la ciudad. Uno puede comprarse una T-10, trazarse un itinerario y viajar leyendo a base de transbordos. Sunyol ha dividido el recorrido en cinco áreas temáticas. La primera parte del libro está dedicada "a la Barcelona que ya no existe": Rosa Leveroni, J. V. Foix, Garcés, Manent, Salvat-Papasseit... "Garcés iba a la playa y Manent, por ejemplo, escribió una oda a los carros que por la mañana pasaban frente a su casa, en la avenida de la República Argentina". Dicen los versos de Salvat-Papasseit en Tot l'enyor de demà: "Demà m'aixecaré potser, / i heus aquí el que m'espera: / Unes places lluentes de claror, / i unes tanques amb flors". La segunda sección está dedicada a esos poetas cuya memoria personal se mezcla con la memoria de la ciudad. Ahí aparece, por supuesto, la Barcelona ja no és bona de Jaime Gil de Biedma, las Notes per a una oda sentimental de Narcís Comadira y La rumba dels 60's de Gato Pérez, porque Sunyol ha decidido incluir en la antología, muy santamente, canciones poema de Ovidi Montllor, Raimon, Sisa y el Gato (léase con ese peculiar acento del gato pardo): "Hi ha gitanos i jueus, / valencians i portuguesos, / andalusos i algerins, / mallorquins i aragonesos / i unes Rambles que van plenes / de fecunda humanitat".

Tras subir por la cicatriz de la Via Laietana, el autobús poético abandonó las calles antiguas y se adentró en el Eixample. Roger de Llúria, Gran Via, la plaza de la Universitat, la calle de Aribau. "Un pati d'illa de l'Eixample / és una gran piscina. / Cerdà ens imaginà submarinistes, / pops i morenes, / molls i daurades / buscant un raig de llum / a les finestres de l'aquari", leyó en ese momento Carles Torner. Su poema - Sarajevo- está incluido en la tercera sección del libro, con "la ciudad como espejo de reflexión... que se convierte en matriz de la ciudad", contaba Sunyol. Ahí están también los poemas de Enrique Badosa -"ciudad escondida en su miedo, / nocturno es el día..."- y de Jordi Sarsanedas: "Sempre, però, la companyia dels plàtans, / bonyeguts, malaltissos, fidelíssims, / des del carrer de la meva infantesa / fins a la vacil.lació d'avui mateix".

Los motivos de inspiración de la ciudad, comprobamos en la antología, son múltiples y contradictorios. En otras secciones del libro, Sunyol ha reunido la Barcelona circunstancial, de las miradas diferentes. Así, mientras todavía resonaban los versos de Amanita Barchinona, curioso poema de Benet Rossell que postula una nueva especie de seta urbana -"avui / tot rondant / per la Gran Via de les Corts Catalanes / m'he trobat / dos o tres bolets de soca / en arribar a casa / he consultat / la guia pràctica del boletaire / que tinc / i m'ha semblat / que els bolets de la Gran Via / són comestibles"-, el autobús poético subió hacia Gràcia, pasó junto a la estación de metro de Fontana -"el lenguaje se hace con espaldas / en un transporte público", leyó Ester Zarraluki-, rodeó la plaza de Lesseps en obras y evitó las salidas hacia las rondas, hacia otros poemas. También el Fòrum, un día, tendrá sus poetas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_