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Pujol y Mas atribuyen la pérdida de votos a que CiU dejó de ser útil para "echar al PP"

Convergència Democràtica (CDC) enterró ayer la equidistancia entre socialistas y populares que con tanto empeño defendió el democristiano Josep Antoni Duran en la campaña. El consejo nacional de CDC acordó volver a los orígenes, subrayar su flanco de centro izquierda y huir lejos del PP. El diagnóstico de la treintena de dirigentes que tomaron la palabra fue coincidente con el análisis de Artur Mas: "No se nos vio como una opción útil para echar al PP". El propio Pujol, el artífice de la alianza de ocho años con el PP, admitió que este partido les "contaminó".

El consejo nacional de Convergència Democràtica analizó ayer en Bellaterra (Vallès Occidental) los resultados de las generales y del último ciclo electoral. El ambiente no era para lanzar cohetes: en apenas tres meses, CiU ha perdido la Generalitat, decenas de miles de votos y un tercio de sus diputados en el Congreso, donde no es decisiva para formar gobierno.

Pero además CDC ha visto que su rival en el campo nacionalista, Esquerra Republicana (ERC), no sólo crecía, sino que en parte ocupaba su espacio institucional: ahora el que está en el Gobierno catalán es ERC, no CiU, y en el Congreso ya no hay una voz del nacionalismo catalán, sino dos. Con el agravante de que Esquerra es el primer partido nacionalista en Madrid: tiene ocho diputados, mientras que los 10 de CiU deben repartirse entre los seis de CDC y los cuatro de Unió.

Pese a todo, los dirigentes de CDC se mostraron ayer convencidos de que van a recuperar terreno pronto si aciertan en el análisis. Y ayer hubo unanimidad a la hora de apuntar la dirección, según varios de los asistentes a la reunión: una vez "soltado el lastre" -en expresión de Mas- de la colaboración con el PP, habría llegado el momento de subrayar el nacionalismo de Convergència y su transversalidad, pero poniendo el acento en sus orígenes de centro izquierda. No tanto por una súbita conversión izquierdista como porque los propios dirigentes de CDC admiten que los pactos con el PP han instalado en la sociedad la imagen de que Convergència es un partido de derechas. "¡No somos gente de derechas!", clamó Mas, secretario general de CDC.

En la reunión de ayer no hubo críticas explícitas a la campaña del democristiano Josep Antoni Duran, número uno de la coalición en las generales y uno de los dirigentes de CiU históricamente mejor relacionados con el PP. Pero la gran mayoría de las intervenciones dejaron claro que hoy enfocarían la campaña de otro modo. Por lo menos en CDC.

Si Duran mantuvo con empeño durante la campaña una equidistancia total entre socialistas y populares, Mas dijo ayer sin tapujos algo que nadie en CiU, tampoco él, insinuó antes de los comicios: "Preferimos un Gobierno del PSOE en España a uno del PP". Y lamentó: "No se nos vio como una opción para echar al PP, sólo para moderarlo".

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El dirigente nacionalista también achacó el retroceso de CiU en el último ciclo electoral al "lógico desgaste" tras 23 años de gobierno en Cataluña. Para el congreso que el partido celebrará en julio, Mas anunció una batería de medidas para mejorar la democracia interna, incluida la limitación de mandatos.

El propio Jordi Pujol, artífice de los ocho años de alianza parlamentaria entre CiU y el PP, admitió que estos pactos "contaminaron" a Convergència, según varios asistentes al consejo nacional.

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