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Reportaje:

Aquí el tamaño también importa

Un exceso de 'dinero fresco' puede afectar a la rentabilidad de los fondos de inversión

Warren Buffett, presidente de Berkshire Hathaway, estimado por sus proezas como inversor, ofrece esta reflexión: "Los gestores se benefician mucho más acaparando activos que manejando bien esos activos. Por eso, cuando alguien diga que una mayor cantidad de fondos no afecta a su rentabilidad en materia de inversiones, hay que dar un paso atrás: está a punto de crecerle la nariz.

Una excesiva afluencia de dinero puede dar lugar a un fondo demasiado diversificado, con una estrategia de inversiones poco efectiva

Muchos gerentes de fondos de inversión han encarado últimamente este tema con encomiable sinceridad, cerrando o restringiendo la afluencia de dinero fresco a sus fondos. "Si el flujo de dinero sigue a este ritmo, a la larga podría afectar a nuestra capacidad de análisis", afirma Mark Vaselkiv, administrador de 4.000 millones de dólares en el fondo T. Rowe Price High Yield Fund, que se cerró a los nuevos inversores el pasado 20 de febrero. Eso podría llevar, decía, a "un fondo excesivamente diversificado con una estrategia de inversiones menos efectiva".

El efecto del tamaño varía ampliamente entre las diferentes clases de inversiones. Es una cuestión mucho más delicada, por ejemplo, con los bonos de baja calidad que con los de primera clase, y con las acciones pequeñas que con las grandes.

Cuando un inversor va de compras a un administrador especializado en acciones pequeñas, Wasatch Advisors por ejemplo, puede descubrir que cinco de cada ocho fondos de títulos aparecen en el sitio web del grupo con el aviso de "cerrado a nuevos inversores y a accionistas actuales del fondo".

Críticas injustas

Por esta cuestión, las críticas al sector de los fondos son algo injustas a veces. Cuando los fondos de rápido crecimiento se niegan a cerrarse a nuevos partícipes, sus administradores son calificados de codiciosos. Pero cuando cierran se les critica por dejar afuera a nuevos inversores.

Hay un verdadero problema ahí, sin embargo. A menudo, la forma en que se crean esos fondos requiere que los administradores actúen en contra de sus propios intereses, al menos en el corto plazo, a fin de hacer lo correcto para los inversores que han confiando previamente en el fondo.

Si los administradores de los fondos más exitosos suelen ser los que más probablemente decidan cerrarlos, el proceso podría dejar a los fondos de menor calidad desproporcionadamente representados entre los que siguen abiertos. Ésa es una selección natural trabajando a la inversa.

Los conflictos por el tamaño persistirán mientras las comisiones de los gestores estén vinculadas directamente a los activos administrados. La alternativa más obvia, vincular las comisiones al rendimiento, es práctica común en los fondos de cobertura. Eso presenta sus propios problemas, en un contexto de fondos comunes. Para empezar, las comisiones directas por rendimiento fomentan que se tomen demasiados riesgos. Ajustar la rentabilidad al riesgo podría solucionar el problema, si no fuera porque el riesgo en todos sus diversos disfraces es tan difícil de evaluar.

De manera que el tema del tamaño sigue siendo un problema que enfrentan tanto los administradores de fondos como los inversores en fondos. Cuanto mayor es el éxito de los fondos, más problemas les crea.

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