_
_
_
_
_

La Fiscalía de México sospecha que ex militares asaltaron la prisión

Juan Jesús Aznárez

La fuga de cinco sicarios del cartel del Golfo de una cárcel mexicana tuvo características militares y pudo haber sido ejecutada por una banda de desertores de los cuerpos de seguridad del Estado, los zetas, a sueldo del narcotráfico, según sospechan funcionarios de la Fiscalía General. Una de las averiguaciones incide en esa dirección. La madrugada del pasado lunes, cerca de 50 delincuentes con fusiles AK-47 y R-15 asaltaron la prisión del Estado de Michoacán y liberaron a los cinco matones. Para distraer su persecución, permitieron la fuga de otros 20 presos.

El despliegue de material castrense y policial fue abundante durante la operación e incluyó nueve camionetas y coches oficiales con sirenas y luces destellantes y uniformes del Ejército, de la Agencia Federal de Investigación (AFI), Policía Federal Preventiva (PFP) y Policía Ministerial de Michoacán (PMM). Los cabecillas del comando dijeron que se trataba de una inspección rutinaria del penal. Acto seguido, encañonaron a los centinelas de las garitas y puestos de control interiores y se adentraron en las galerías y celdas. Rejas y candados fueron derretidos con sopletes o reventados por pinzas hidráulicas, y parte del arsenal de la cárcel, robado.

Narcotráfico

El poder económico de narcotráfico, la corrupción, el soborno o las amenazas de muerte utilizadas por los capos son mencionados como factores detrás de la evasión, supuestamente facilitada por los zetas, en su mayoría ex militares que pertenecieron a los Grupos Aeromóvil y Anfibio de las Fuerzas Especiales, adiestrados en el combate antidroga y contra la subversión. Se trata de gente ducha en el manejo de armas largas y equipos de espionaje e interceptación que abandonó las filas castrenses, entre los años 1996 y 1998, para sumarse al lucrativo negocio de Osiel Cárdenas, jefe del cartel del Golfo, preso en una cárcel de máxima seguridad del Estado de México.

Los prófugos "son considerados personas de alta peligrosidad y estaban recluidos por delitos de homicidio, portación de armas de fuego y asociación delictiva", según la Fiscalía. Uno de ellos, Cipriano Mendoza, alias El Remi, había sido detenido a finales del pasado año con cargos de secuestro y asesinato. Confesó haber matado a un matrimonio con su hija y a una sobrina a cambio de 25.000 dólares. "Tres reos fueron recapturados, uno se entregó a la oficina de la AFI y al otro lo entregó su mamá", informó el director de la cárcel asaltada. Los cinco peces gordos siguen huidos y es posible que un helicóptero los haya alejado de la zona batida por las autoridades.

"No tenía intenciones de irme, pero me sacaron por la fuerza", justificó el ratero devuelto por su madre. Todo indica que el comando promovió una evasión masiva para despistar. De hecho, algunos reos fueron subidos en las camionetas de la fuga y después abandonados.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_