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EE UU ficha a miles de viajeros en los aeropuertos en busca de terroristas

Unos 24 millones de personas se verán afectadas en un año por las nuevas medidas de seguridad

Agentes federales comenzaron ayer oficialmente a tomar las huellas dactilares y las fotografías de miles de personas que llegan a EE UU a través de 115 aeropuertos y 14 puertos. A los españoles y ciudadanos de otros 26 países que no necesitan visados para entrar en EE UU y que viajan como turistas, por un tiempo inferior a tres meses, no se les aplica la nueva normativa, pero a todos ellos se les exigirán, a partir de octubre, nuevos pasaportes en los que se incluyan datos biométricos. Según Tom Ridge, responsable del Departamento de Seguridad Interior, se trata de "abrir las fronteras a los viajeros y cerrársela a los terroristas".

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Las principales fronteras aéreas y marítimas de EE UU reciben a los visitantes con carteles en los que se anuncia el programa US-VISIT, decidido por el Congreso a propuesta del Departamento de Seguridad Nacional. Las instrucciones se dan en varios idiomas y con despliegue gráfico para que el viajero vea claramente que debe colocar el dedo índice de la mano izquierda y el de la mano derecha -por este orden- sobre una pequeña caja en la que hay un lector óptico. Con la huella electrónica tomada y en el mismo mostrador en el que se le controla el pasaporte, el visitante debe mirar hacia una pequeña cámara esférica que le mira, como un ojo, para hacer la fotografía.

Las huellas dactilares electrónicas se contrastan con una base de datos en la que se combina información sobre historiales criminales y listas terroristas. Se asegura que se protegerán los datos acumulados y que sólo serán accesibles a las autoridades y por razones de seguridad. La toma de huellas y la foto se exigen también a la salida de EE UU, para reiterar el control y para confirmar que no se han violado los términos del visado. Los responsables estadounidenses del programa calculan que unos 24 millones de personas pasarán por estos controles cada año.

Las principales críticas sobre las nuevas exigencias tienen dos capítulos. En primer lugar, las medidas suscitan -desde que fueron anunciadas en otoño- las protestas de los grupos que condenan las medidas de la lucha contra el terrorismo en las que se sacrifican libertades y que atentan contra el derecho a la intimidad. Ridge, que pasó ayer el día en el aeropuerto de Atlanta comprobando la entrada en vigor de los nuevos controles y haciendo un esfuerzo de relaciones públicas con algunos visitantes extranjeros a los que les explicó las medidas, aseguró que son "fáciles para los viajeros, pero difíciles de esquivar para los terroristas". Según el zar de la seguridad estadounidense, "forman parte de un plan más amplio para garantizar que nuestras fronteras siguen estando abiertas para los viajeros, pero cerradas para los terroristas". En un programa piloto aplicado en Atlanta en los últimos meses, aseguró Ridge, se detuvo a 21 personas buscadas por el FBI.

El cierre a los terroristas del que habla Ridge es relativo, porque no hay control sobre los turistas de todos los países exentos de visado. Por el momento, las medidas tampoco se aplican a los que entran en EE UU por carretera a través de Canadá o México.

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Otro grave problema de las nuevas medidas es la capacidad que tienen de producir atascos en las ya nutridas colas de entrada en EE UU. En las pruebas hechas en los últimos 15 días para que los agentes se entrenaran ha habido de todo: las huellas y fotos causaron horas de retrasos en el aeropuerto de Filadelfia el pasado 28 de diciembre, entre otros a un vuelo de US Airways procedente de Madrid. En cambio, la sesión de entrenamiento del viernes en el aeropuerto Dulles de Washington, en un vuelo de Londres que tenía retraso por las alarmas que llevaron a la suspensión del vuelo precedente fue mucho más rápida. Y a los pasajeros del mismo vuelo de British Airways que aterrizó el domingo por la noche en Dulles no se le aplicó ninguna de las medidas. Ridge aseguró ayer que después del rodaje de estos días, no deberían emplearse más de 10 o 15 segundos por persona para la toma de huellas y la foto. La mayor parte de los visitantes extranjeros que ayer eran entrevistados se mostraban comprensivos y pacientes con los nuevos requisitos.

Los países cuyos turistas no necesitan pasar por las huellas y la foto -siempre que estén menos de tres meses- son prácticamente todos los europeos y otros, como Canadá, México, Japón, Singapur, Australia, Nueva Zelanda y Brunei, exentos de visado, pero que dentro de diez meses necesitarán el nuevo pasaporte para entrar en EE UU. En cambio, a los visitantes de otros 25 países que sí necesitan visado para EE UU -y que han tenido que someterse a un amplio cuestionario para solicitarlo- se les aplican automáticamente las medidas, igual que a los ciudadanos de los 27 países exentos que sí tienen visado por razones profesionales o educativas.

El secretario de Seguridad Interior de EE UU, Tom Ridge, habla con una pasajera chilena en Atlanta.
El secretario de Seguridad Interior de EE UU, Tom Ridge, habla con una pasajera chilena en Atlanta.REUTERS

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