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Un juez investiga a un falso veterinario por su negligente actuación con animales

"Me convenció para sacrificar a mi can, pese a que tenía cura", declara una afectada

Un juez de Madrid investiga por intrusismo profesional a Carlos R. G., que supuestamente se ha hecho pasar por veterinario en los últimos años y ha sido denunciado por propietarios de perros que alegan nefastos diagnósticos. Según las pesquisas, presionó a la dueña de un perro para que ésta le autorizara a practicarle la eutanasia al animal, porque, según él, padecía una enfermedad incurable. "La verdad es que me convenció para hacerle la eutanasia porque era Nochebuena y no le apetecía quedarse en la clínica para cuidarle", ha declarado la dueña del can.

La dueña del can sacrificado, Ángeles M., y otros propietarios de perros han denunciado a Carlos R. C. ante el Colegio de Veterinarios. El Colegio ha comprobado que Carlos R. G. no es veterinario y ha puesto los hechos en conocimiento de la Guardia Civil y de los jueces.

El denunciado era hasta hace un mes dueño de la clínica veterinaria 24 Horas, situada en la calle de Humanes, 1. La dueña del malogrado fullterrier sacrificado llevó a su animal a la clínica a mediados de diciembre pasado para que le pusieran las correspondientes vacunas y lo exploraran, puesto que tenía vómitos. Carlos R. G. le diagnosticó una obstrucción intestinal y "sometió al animal a tratamiento sin haberle hecho antes análisis. Le prescribió buscapina, antiinflamatorios u otros fármacos y me dijo que se lo volviera a llevar el día 20", cuenta. El perro siguió con vómitos. "El día 23 me dijo que lo iba a intervenir del intestino, pero no me fié y lo llevé a otra clínica".

En la otra clínica le comentaron que el animal padecía una insuficiencia renal y anemia y le enviaron medicación. "Volví a llevarlo a la clínica de este señor y él me dijo que se encargaría de suministrarle la medicación y que él sabría cómo tratarle", ha contado Ángeles. "Por la noche llamó a mi casa y me dijo que se hallaba estable. Pero fui a verle por la mañana, me dijo que había empeorado y me aconsejó hacerle la eutanasia. Señaló que iba a ser un animal enfermo para toda su vida. Me negué al principio, pero él insistió y accedí. Miré luego en Internet y vi que esas patologías se curan en un 96% de los casos. La verdad", según tiene declarado Ángeles, "es que era Nochebuena y él no quería estar en la clínica, pues está solo en ella y no tenía a nadie que le ayudase". "Este señor", concluye, "estuvo haciendo prácticas con mi perro, por eso le pido por favor al Colegio de Veterinarios que tome medidas y que haga algo; se lo pide una persona que amaba a su can".

En un bar de copas

Otra de las víctimas de Carlos R. G. es la dueña de un bulldog inglés. Ésta ha descrito al Colegio de Veterinarios que llevó a su perro el 13 de junio de 2002 a la ya extinta clínica veterinaria 24 Horas porque su animal se sentía mal. Allí les atendió Carlos R. G. "Antes de hacerle análisis ni nada, dijo que el animal tenía una enfermedad muy grave", ha declarado esta afectada. "Después de hacer los análisis, se reafirmó en que la enfermedad era grave y en que había que ingresarlo para inyectarle suero por vía intravenosa. Por los análisis cobró 150 euros y 72 euros por la estancia diaria. Nos dijo también que él lo vigilaría por las noches personalmente".

El veterinario volvió a informar del estado del can a sus dueños el día 15 de junio, dos días después del ingreso. "Dijo que debía seguir internado allí y que él mismo estaba vigilándolo día y noche". Pero un familiar de los dueños del perro comentó a éstos que había visto al supuesto veterinario en un "bar de copas entre las doce de la noche y las cuatro de la madrugada". Al día siguiente los dueños del animal pidieron explicaciones al supuesto veterinario. Éste les admitió haber estado en el citado bar de copas. Le pidieron la factura y se llevaron al animal a otra clínica veterinaria. El nuevo facultativo que atendió al perro diagnosticó que las flemas que arrojaba el animal y que originaban los vómitos sólo eran fruto de un simple resfriado. La Guardia Civil, a instancias del Colegio de Veterinarios, estuvo en la clínica. Ante los agentes reconoció que no era veterinario, sino ayundante de veterinaria, pero no presentó la oportuna titulación. Los agentes vieron que en esa clínica había una mesa de operaciones y material quirúrgico sobre ella, mucho desorden y pelos de animales por el suelo. Estando los agentes en la clínica llegaron varias parejas con animales. Una quería que le esterilizaran a su can, y la otra que le cortasen las uñas al suyo. Este periódico ha intentado, sin éxito, dialogar con el supuesto veterinario.

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