Amor sin barreras
El globo se rompió el viernes 31 de octubre. Se precipitó todo y Felipe de Borbón, príncipe de Asturias, y Letizia Ortiz tuvieron que confirmar el sábado 1 de noviembre que eran novios ante los rumores que ya circulaban por todas las redacciones de España. Pero la noticia esperaban ofrecerla a finales de este mes. De hecho, los dos habían salido de viaje fuera de España ese fin de semana para planificar el anuncio.
Habían transcurrido 14 meses desde que se conocieron. Fue una sorpresa para Letizia. Aquella noche de septiembre de 2002 la reportera no esperaba encontrarse con el príncipe de Asturias. Acudió a una cena en un ático de la calle de Alcalá, en Madrid, con un traje oscuro y sobrio.
En su primera conversación bromearon porque Letizia acababa de comprarse una casa y el Príncipe acababa de estrenar la suya en el recinto de La Zarzuela
La velada la organizaba su compañero de TVE Pedro Erquicia. Asistieron periodistas, algún director de cine, algún empresario... y el Príncipe.
"Letizia y él se conocieron allí. Hablaron mucho tiempo entre ellos y no paraban de reírse", comenta un testigo de la escena. "Era una cena fría con bufé. El Príncipe acudió sin corbata; era uno de los más informales de los que estábamos allí. Había también varios jóvenes, pero Felipe hablaba sobre todo con ella".
Se reían porque Letizia acababa de comprarse una casa de dos habitaciones en el barrio de Valdebernardo y él acababa también de estrenar la suya en el recinto de La Zarzuela. Ahora será donde vivan los dos juntos. La vivienda mide 1.700 metros cuadrados y costó a las arcas públicas 4.237.135 euros, unos 705 millones de pesetas. Sólo el dormitorio principal mide 110 metros cuadrados, más que todo el piso de ella, y cuenta con un vestidor de 35 metros.
Letizia Ortiz acababa de regresar de Estados Unidos, de cubrir el primer aniversario de los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono. Y aquél fue otro tema de conversación. También charlaron sobre los Premios Príncipe de Asturias que se iban a entregar el 25 de octubre. La conversación saltaba de Arthur Miller a Daniel Barenboim, y de Woody Allen a Edward Said, algunos de los galardonados.
Pasión por la música
A Letizia le apasiona Wagner, Grieg y Chaikovski y le emociona el Réquiem de Mozart. También los grupos Dire Straits, Supertramp, U2, Pink Floyd y Joan Manuel Serrat, aseguran en su círculo íntimo.
Había muchos temas aún sobre los que hablar. Pero se despidieron sin apalabrar ninguna cita.
Letizia fue enviada por TVE a la ceremonia de entrega de los premios. Y el Príncipe, como cada año, pasó por el estudio de la televisión pública a saludar a los periodistas.
Don Felipe conocía la trayectoria profesional de ella. Sabía que había trabajado en CNN+ y que después pasó a los informativos de las siete de la mañana de TVE, donde hacía reportajes.
Pero el Príncipe no conocía su número de teléfono. Y no se lo pidió. Tampoco intercambiaron los números durante la cena organizada por Pedro Erquicia.
Letizia Ortiz continuó con su carrera meteórica en Televisión Española. El subdirector de informativos, Pedro Roncal, aconsejó a Alfredo Urdaci que la fichara para el Canal 24 horas.
Letizia llegó a TVE para trabajar en los informativos de las siete de la mañana. Pero antes tuvo que cumplir una sustitución durante un mes y medio en Informe semanal, que se emite los sábados por la noche.
"Letizia me pidió que, por favor, no me fuese de vacaciones sin hablar con ella antes", señala Baltasar Magro, director del programa. "Lo que ella buscaba en aquella cita era mi autorización para hacer un trabajo periodístico en Informe semanal y no limitarse a presentar. Y, efectivamente, sé que leía minuciosamente los reportajes y el resultado fue fantástico. Tanto, que propuse que se quedara en Informe, pero para entonces ya tenían otros planes para ella".
Los planes eran trabajar en los informativos matinales. De nuevo, como hiciera en sus tiempos de CNN+, volvía a madrugar Letizia Ortiz durante un año. Después compaginó los trabajos como redactora de reportajes especiales con el de presentadora de los avances de las diez de la mañana.
El 9 de abril las tropas estadounidenses entraban en Bagdad. Semanas después, cuando fueron las tropas españolas a Irak, en Televisión Española se decide enviar junto a los militares, a bordo del buque Galicia, a Letizia Ortiz a Um Qasr, al sur del país. Y fue precisamente a la vuelta de ese viaje cuando el Príncipe la llamó por primera vez. Un amigo común le había proporcionado su número.
Poco a poco él fue sabiendo de ella lo que todo el mundo sabe ahora. Que sus abuelos paternos eran Carmen Álvarez del Valle, famosa locutora asturiana, y José Luis Ortiz Velasco, representante de máquinas de escribir Olivetti.
Es imposible conocer a Letizia sin visitar su ambiente de Asturias. Sus profesores del colegio La Gesta I, de Oviedo, sostienen que era muy participativa, muy activa, despierta, dinámica y habladora. Destacaba en Lengua y Sociales. Al salir del colegio, acudía a los estudios de Radio Oviedo a ver trabajar a su abuela. Allí merendaba y hacía los deberes. Con 12 años ya hacía un programa infantil en Antena 3 Radio, El columpio, para el que su padre le ayudaba con los guiones.
Cuando Leticia tiene 15 años, en 1987, sus padres se trasladan a Madrid. Empiezan a vivir en un chalé de una urbanización de Rivas-Vaciamadrid, y, junto a sus dos hermanas, se matricula en el instituto Ramiro de Maeztu, donde ese año hizo segundo de BUP. Allí cursaría también tercero y COU en el turno de noche. Hacía ballet por las mañanas. La jefa de estudios de ese turno escolar, Justina Martínez Cebrián, quien también fue profesora de Filosofía, explica que el turno de noche duraba desde las 18.30 hasta las 22.30 horas.
Leticia Ortiz cursó la que entonces se llamaba rama mixta, con asignaturas de Letras, como latín, y Matemáticas. "Como vivían muy lejos y hasta su barrio no llegaba entonces el metro, las tres hermanas se esperaban para coger el transporte público, y, según calcula la profesora, debían llegar a casa en torno a la medianoche".
Recuerda también que era una alumna estudiosa y que su nota de selectividad fue alta.
Ya en la Universidad Complutense, de Madrid, el recuerdo de sus compañeros de promoción es variado. Emma Pérez, quien ahora trabaja como periodista en el servicio de salud de Castilla-La Mancha fue una de sus primeras amigas. "No llamaba la atención por ser resultona, tampoco por demasiado empollona. No destacaba en ninguna asignatura".
Isabel Coello, que ahora es la corresponsal de la agencia Efe en Kenia, fue compañera de Letizia en cuarto y quinto. "Desde la carrera se veía que era una persona que iba a llegar lejos en el periodismo. Pero no era ninguna trepa", asegura. Ella cursó el último año en París y fue Leticia Ortiz quien le prestó los apuntes, que llegaban puntualmente a Francia, para poder presentarse a los exámenes. Recuerda que era una joven "algo nerviosilla", que acudía arreglada a clase. En lo que más destacaba y la asignatura que más le gustaba a Letizia Ortiz era Relaciones Internacionales, según apuntan varios compañeros.
Fue su interés por las cuestiones internacionales lo que le llevó a viajar con 23 años a México para realizar ciertos cursos de posgrado, al tiempo que trabajaba en el diario Siglo XXI. Allí aprovechó también para perfeccionar su inglés en una academia. Al volver a Madrid continuó sus estudios en una academia privada. Posee un buen nivel en ese idioma.
Prácticas en Asturias
Mientras estudiaba Periodismo aprovechó para ir haciendo prácticas. El primer día que Letizia entró en una redacción como trabajadora fue el 1 de julio de 1992. Tenía 20 años y entró en el diario asturiano La Nueva España. Pasó el verano en la sección de Economía. Volvería otro año más a hacer prácticas, pero esta vez en Local, Cultura, Sociedad y Televisión. Ella estudiaba en Madrid, y esos veranos se alojaba en casa de sus abuelos maternos en Oviedo.
También es preciso charlar con sus abuelos maternos, octogenarios y madrileños, para conocer los orígenes de la futura reina de España. El abuelo de Letizia, Francisco Rocasolano Camacho, era mecánico y taxista en Madrid y vive desde hace 20 años retirado, primero en Torrevieja y luego Alicante.
"Yo soy del mejor de los barrios de Madrid", dice desde su casa de Alicante, y asegura que en tiempos de Franco le tocó estar en la defensa de la República, en la "zona rojera". "Soy de ese Madrid de barrio que ya no existe: de la Prosperidad, de al lado del barrio de Salamanca", insiste orgulloso.
Al rato le interrumpe su mujer, Enriqueta Rodríguez: "Nosotros somos normales, gente trabajadora sin nada que contar". Y agrega Antonia, la mujer que se encarga de las tareas del hogar: "¡Enriqueta...! ¡Que va a salir usted en los libros de historia que estudiarán los niños dentro de 50 años!".
En sus conversaciones más tempranas con Letizia, el Príncipe supo que el padre de ella era Jesús Ortiz, un periodista asturiano que trabaja actualmente en Madrid en la empresa Estudio de Comunicación. Antes lo había hecho en Antena 3 en Oviedo. Y que su madre, Paloma Rocasolano, es enfermera y representante liberada del Sindicato de Enfermeras SATSE. Los padres de la periodista se separaron en 1999.
Letizia le contó la historia de su propio nombre, de por qué se escribe con zeta y no con ce.
El 15 de septiembre de 1972, cuando nació en Oviedo, la ley obligaba a colocar el nombre María delante de cualquier nombre extranjero. Sus padres tuvieron que pedir permiso a Roma para poder llamarla Leticia a secas. Fue en ese trámite cuando adquirió la zeta de su nombre. El funcionario italiano que redactó el permiso escribió el nombre con la grafía italiana: Letizia. Así que cuando llegó a Oviedo, el funcionario del Registro Civil copió el nombre tal como le venía de Italia. Leticia quedó registrada como Letizia.
También iría sabiendo el Príncipe Felipe que Letizia tenía dos hermanas, Telma y Erica. Los nombres de las tres hermanas Ortiz están buscados en la literatura. Letizia fue una diosa latina. Telma es un nombre de la mitología griega que significa "amable". Y Erica procede de la mitología germana.
Erica y su marido, Antonio Vigo, habían estudiado Bellas Artes en Madrid, montaron una empresa en Asturias relacionada con su profesión y se volvieron a Madrid porque fracasó el proyecto. Erica es la madre de Carla, de tres años, la única sobrina de Letizia.
"Letizia adora a su sobrina", comenta una de sus más estrechas amistades. "Es que se la come a besos cuando la ve. Cuando le preguntaron los periodistas al Príncipe [el pasado jueves] que cuántos niños iban a tener, él dijo que más de dos y menos de cinco. Y seguro que ella está encantada con eso porque es que adora a los niños".
A lo largo de su relación con Letizia tuvo ocasión el Príncipe de conocer personalmente a Telma, la hermana soltera de Letizia, que estudió Económicas y trabaja en Jerusalén con la ONG Médicos Sin Fronteras.
Poco a poco el Príncipe supo que ella entendía de vinos, que le interesaba la gastronomía, y que, a pesar de su delgadez, Letizia no se privaba de comer nada. Tampoco acudía al gimnasio varias veces a la semana, como se ha dicho, sino que practicaba la natación en una piscina de Moratalaz.
Los gustos, preferencias y pasatiempos de él ya eran públicos: le gusta el cine, siempre en versión orginal. Lee sobre todo historia y ensayo, pero también le gusta Shakespeare y algún poeta metafísico del siglo XVIII. Le gustan los ritmos latinos, aunque a ella no. Y ha practicado varios deportes.
Comparten la pasión por el campo. A ella le encantan los campos de Asturias, los paseos alrededor de los caseríos de sus abuelos, y a él le apasionan los animales. De hecho, presentó una serie documental sobre la fauna ibérica en Televisión Española.
¿Y cómo verían los Reyes de España a Letizia Ortiz? "El Príncipe siempre encontró el respaldo de sus padres", señala una de las personas del círculo íntimo de Letizia.
Cuando el príncipe Felipe y Letizia Ortiz se conocieron, ambos sabían muy bien distinguir entre el rumor y la noticia. Así que pusieron todo el empeño en seguir ocultándolo. Tanto fue así, que las pocas personas que conocían el secreto usaban apodos para referirse a cada uno de ellos.
Letizia no había comunicado nada a nadie de su empresa. Ni a un solo compañero, ni a un solo jefe. Pero una noche de junio pasado algún colega la vio junto a unas amigas en un restaurante céntrico de Madrid. El Príncipe llegó a la ciudad de un viaje fuera de España y quiso verla ese mismo día. Se presentó en el restaurante solo y se sentó al lado de ella. Desde entonces, el rumor empezó a circular suavemente por los pasillos de Televisión Española. Pero Letizia Ortiz lo desmentía.
Su amigo y ex jefe en CNN+, Lino Ventosinos, editor de tarde de la cadena, cogió su móvil el viernes 31 de octubre, cuando el rumor ya recorría también los pasillos de Sogecable. De su agenda marcó el nombre "Leti" y dijo con tono de guasa: "A ver, Leti, que tenemos que saber qué nos ponemos para la recepción". Ella le contestó: "No te fíes de lo que dice la prensa del corazón". Él no quiso forzar la cosa.
En realidad, no era la prensa del corazón quien difundía el rumor. Ese viernes por la mañana, el periodista de la cadena SER Rafael Manzano, El Búho, había levantado la liebre en el matinal Hoy por hoy. Dos meses antes, el veterano reportero Tico Medina también había anunciado que se comentaba la relación del Príncipe con una periodista.
Pero fue el comentario de la sección de El Búho, de la cadena SER, lo que determinó a la pareja a dar el paso adelante, lo que hizo precipitarse todo. Así que Letizia habló en ese momento con su jefe, el director de informativos de TVE, Alfredo Urdaci. "Cuando Urdaci decidió meses atrás que ella presentara la segunda edición del Telediario jamás podía imaginarse nada sobre la relación de Letizia con el Príncipe", comentan en su entorno íntimo.
La prometida del Príncipe se había inscrito en la Academia de Televisión, el órgano que agrupa a todos los profesionales del sector, hace sólo seis semanas, el pasado 29 de septiembre. Prueba de que aún pensaba continuar ejerciendo su profesión es que Letizia Ortiz se había comprometido a presentar la gala de los Premios Talento, que entregará la academia el próximo 21 de noviembre.
Avalaron su entrada dos reporteros, uno de ellos gráfico, y se le otorgó el número 783 de socia. Ni uno ni otro sabían nada sobre la relación de Letizia con el Príncipe.
En realidad, ni ella misma sabía muy bien cuál iba a ser su destino hasta hace muy pocos meses. Tras volver de Irak, cuando se prodigaron los encuentros con el Príncipe, Letizia se fue de vacaciones en julio a Costa Rica. Lo primero que echó en la maleta fue una especie de cuaderno para apuntar sus reflexiones. Necesitaba despejar dudas.
En Costa Rica se encontró con unos amigos periodistas españoles que trabajan allí. Pasó con ellos unos días y después viajó sola a la selva. Al volver se fue una semana a una playa en Tarragona.
Viaje de reflexión
Ya aclaró sus ideas. Después viajaría con el Príncipe en el barco de un amigo de él. Viajaron juntos por el Mediterráneo. Se vieron en lugares públicos rodeados de amigos o bien en las casas de otros amigos.
Para entonces, la relación que Letizia había mantenido con el periodista de CNN+ David Tejera, a quien ella conoció en 1999, estaba absolutamente zanjada, según aseguran varias personas del entorno íntimo de la prometida del Príncipe.
"No se le puede pedir a una chica de 31 años que no tenga pasado", declaró una de sus amigas de CNN+, que, como todas, como sus antiguos familiares, se han visto acosados por la prensa.
Porque, por ejemplo, Almendralejo (Badajoz) formará parte, e importante, del álbum de los recuerdos de la futura reina de España. "A Letizia le ha tocado el gordo, y a Alonso Guerrero, el reintegro", se oye por las calles de este pueblo extremeño de 25.000 habitantes.
Allí compartió Letizia jornadas de copas en el Guaracha; tapeó por las calles céntricas; durmió en el número 4 de la calle Palomas, la casa de sus primeros suegros; en el restaurante Paraíso celebró nada menos que el banquete nupcial, y en el palacio de Monsalud, sede del Ayuntamiento, se casó con Alonso Guerrero (Mérida, 1962) tras siete años de noviazgo.
Letizia tiene un pasado personal. Pero también profesional. En 1998, Letizia Ortiz trabajaba para Efe Televisión presentando las noticias de la cadena Bloomber, especializada en cuestiones económicas.
Francisco Basterra, director de CNN+, la fichó en los inicios del canal de pago. "Superó unas pruebas de selección en las que participaron más de cien personas", indicó Basterra. "En la entrevista personal que tuvo conmigo me dio la impresión de estar muy segura de sí misma y de tener unas ganas de triunfar enormes".
Basterra destaca la seguridad en sí misma de Letizia Ortiz. "Fue muy buena negociante a la hora de luchar por su contrato. Me dijo que ella valía y que me lo iba a demostrar. Y consiguió un contrato medio millón más alto que la media de la gente que entró".
Letizia Ortiz se levantaba a las dos y media de la mañana. A las cuatro llegaba a la sede de CNN+ en el centro de Madrid.
En esa época se le juntaron su divorcio y un horario que la había llevado al límite de sus fuerzas. Todos sus compañeros destacan la delgadez de Letizia en aquella época. "Una vez al saludarla le toqué la espalda y no eran más que huesos. Le dije: tía, tienes que cuidarte, tienes que comer", señala Rafael Lechner, su compañero de entonces en la cadena.
"Pero Letizia siempre cumplía. Era un animal televisivo. Controlaba todos los detalles: la iluminación, el maquillaje, el vestuario, la peluquería, los textos, todo", recuerda la subdirectora de informativos de la cadena, Victoria Lafora.
Lo mismo afirma de ella un peluquero de la casa con el que compartió muchas madrugadas. "Ella era consciente de que tenía que salir perfecta en pantalla. De hecho, en todas las imágenes que se han recuperado de ella está perfecta. Vino ya sabiendo peinarse. Era autosuficiente y podía hacerlo ella sola sin problemas". No se añadía nada: "Ella es rubia natural. Sólo de vez en cuando se daba algún reflejo".
Prisas por llegar
"Tenía prisas por llegar. Y a mí me parece bien que una chica de 27 años se quiera comer el mundo", señala un cargo directivo de CNN+. "Cuando tuvo la oportunidad de salir durante diez minutos en los informativos en abierto que tenemos en Canal+ los fines de semana, lo aprovechó. No le importó trabajar dos o tres horas más cobrando el mismo sueldo. Digamos que si en una Redacción hay un 90% de gente a la que no le gusta competir, ella pertenece al otro 10%", afirma la citada fuente.
"Es una chica muy nerviosa y lo quería todo a la voz de ya", comenta un camarógrafo que trabajó con ella. "Lo que ella veía con sus ojos en un momento dado quería que yo lo captara con la cámara. Si por ella fuera habría cogido la cámara y habría grabado ella misma. Por eso había gente que no podía trabajar con ella, porque quería controlarlo todo hasta el mínimo detalle".
En CNN+ entró en diciembre de 1998. Y al año siguiente se casó por lo civil con Alonso Guerrero, profesor de literatura en el instituto público Ramiro de Maeztu, de Madrid, pero no profesor de Letizia Ortiz, tal como se ha afirmado en diversos medios.
En el libro de 56 páginas, de título El hombre abreviado, publicado un año antes de la separación aparece una breve semblanza biográfica del ex marido de Letizia: "Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad de Extremadura, se hizo novelista a los ocho años (...). En sus ratos libres enseña literatura en un instituto de bachillerato de Madrid".
De Letizia Ortiz se ha dicho que es una lectora compulsiva. Entre sus lecturas preferidas, con las que ha "crecido por dentro" la futura princesa de Asturias, se citan Elegías de Duino, de Rainer Maria Rilke, o Laberinto de soledad, de Octavio Paz. También místicos como san Juan de la Cruz, del que atesora Llama de amor viva, o clásicos mundiales como Suave es la noche, de Scott Fitzgerald, La mujer de blanco, de Wilkie Collins; Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, y Pastoral americana, de Philip Roth.Lee siempre con un bolígrafo en la mano. Le gusta subrayar, glosar, recalcar, analizar. A partir de ahora comienza un nuevo capítulo en la vida de Letizia, en la del príncipe Felipe y en la historia de España.
Reportaje elaborado por Francisco Peregil, Patricia Ortega, Soledad Alcaide y Pablo X. de Sandoval, en Madrid; Javier Cuartas, en Oviedo; David Cerdán, en Alicante; Jeremías Clemente, en Cáceres, y Andreu Manresa, en Palma de Mallorca.
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