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Rusia instala una base militar antiterrorista en Asia Central

Rusia regresa a lo que antes era el Asia Central soviética al inaugurar una base aérea en Kirguizistán. La presencia de los aviadores militares rusos, que compartirán el cielo kirguizo con sus colegas norteamericanos, es una clara señal de que Moscú no está dispuesto a abandonar la zona, que considera estratégicamente vital para su seguridad nacional. La base fue inaugurada en el aeródromo de Kant por los presidentes Vladímir Putin, de Rusia, y Askar Akáyev, de Kirguizistán.

Putin, que en Kirguizistán terminó su gira asiática de 10 días, subrayó que la base aérea será un "obstáculo para todo tipo de terroristas y extremistas". "Al crear este escudo aéreo, pretendemos reforzar la seguridad de la región, cuya estabilidad es un factor importante que influye cada vez más en el desarrollo de la situación internacional", manifestó Putin. La base también permitirá "cerrar las rutas de los grandes grupos de narcotraficantes". Akáyev, por su parte, destacó el hecho de que la base rusa se diferencia esencialmente de la vecina base norteamericana en Manás, que es temporal, mientras que aquélla será permanente. Los estadounidenses abandonarán Kirguizistán una vez que se dé por finalizada la operación antiterrorista en Afganistán.

Aunque la base de Kant es bastante humilde en comparación con las que tenía la URSS -sólo dos escuadrillas de cazabombarderos-, su importancia es grande, ya que demuestra la voluntad de Rusia de volver a tener una presencia militar en una región que había abandonado hace cinco años. Los kirguizos también comprenden el papel que desempeñan ahora de colaboradores de Moscú.

Disputa con Ucrania

Mientras tanto, la tensión surgida entre Rusia y Ucrania en torno a la isla de Tuzla disminuyó ayer a la espera de la reunión que celebrarán los primeros ministros de ambos países hoy en Moscú. El presidente ucranio, Leonid Kuchma, visitó la isla en el estrecho de Kerch después de haber tenido que interrumpir una gira por América Latina y sostuvo una reunión con altos mandos para analizar exclusivamente ese contencioso. Mientras Kuchma advertía de que Ucrania se sentirá agredida y responderá adecuadamente si los rusos cruzan la línea de demarcación, el Parlamento ucranio aprobaba una resolución en la que califica de "acción hostil" rusa la construcción del dique en el estrecho de Kerch y pide que la "amenaza a la integridad territorial" del país sea planteada en la ONU y la OSCE.

Pero la atmósfera se distendió un poco en la tarde de ayer, después de que el gobernador de Krasnodar, Alexéi Tkachov, ordenara detener la construcción del dique cuando faltan menos de 300 metros para unirse con la isla. En Tuzla hay un pueblo ucranio y un grupo guardafronteras se dispone a repeler a los constructores rusos si cruzan lo que ellos consideran el límite, donde han anclado dos pontones.

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