Mirta Plá, primera bailarina y maestra de ballet
La primera bailarina cubana Mirta Plá (La Habana, 1940) falleció anteayer en Barcelona víctima de un cáncer. Con su muerte desaparece una de las llamadas cuatro joyas del ballet cubano y una de sus figuras fundacionales. También muere la reencarnación más hermosa y conseguida de Fanny Cerrito (la gran bailarina romántica del siglo XIX), papel que caracterizó como nadie en el Grand Pas de Quatre y que hizo exclamar a Serge Lifar que Plá era como una litografía que se animara en movimiento; por ese papel recibió en 1970 en París la Estrella de Oro de la Danza y así merece ser recordada, sonriendo con dulzura, con la cabeza inclinada levemente y un evanescente tutú rosa que siempre parecía parte consustancial de su imagen..
La que fuera figura legendaria y principal de la primera generación del Ballet Nacional de Cuba estaba radicada en España desde hace casi una década, principalmente en Barcelona, donde ocasionalmente dio clases de ballet en el Instituto del Teatro. También trabajó docentemente en Madrid e intervino directamente en la preparación de Arantxa Argüelles para el debú de la española en El lago de los cisnes. A raíz de su partida de Cuba, la cruel burocracia oficial cubana retiró su nombre de los créditos de la compañía titular cubana. Ahora sus cenizas serán llevadas a La Habana por su hija Lourdes.
Mirta Plá inició sus estudios en el Conservatorio Municipal de La Habana y los continuó bajo la tutela de Fernando Alonso, recibiendo clases de prestigiosos maestros como León Fokin, Alexandra Fedorova, José Parés y Mary Skeaping. Debutó profesionalmente en 1953, con apenas 13 años, y ya en 1959 fue ascendida a solista, adquiriendo la categoría de primera bailarina en 1962. En su juventud fue artista invitada del Ballet del Teatro Griego de Los Ángeles y del Ballet Celeste de San Francisco. Su repertorio incluyó desde muy pronto todos los papeles de los grandes clásicos románticos y académicos, y en el filme Giselle, que se hiciera en Cuba en 1963, encarnó el papel de Myrtha, Reina de las Willis; en 1971 bailó la Cerrito para la filmación del Gran pas de quatre, dos testimonios que quedan de su depurado estilo y refinamiento expresivo. Cuando el Concurso de Varna (Bulgaria) era el más prestigioso del mundo para nuevos talentos del ballet, Mirta ganó la medalla de plata los años 1964 y 1966. Su Giselle, su Swanilda del ballet Coppelia, su princesa Aurora de La bella durmiente o su Lisette de La fille mal gardée fueron caracteres bordados con esmero e inolvidables para los apasionados del ballet. Anteayer murió en un hospital de Barcelona rodeada de antiguos amigos y de su hija, también ex bailarina y maestra de ballet.-
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