Rajoy reclama el voto para que PSOE y CiU no "metan a Cataluña en aventuras"

Mariano Rajoy reclamó ayer, como nuevo líder del PP, el voto para su partido en las elecciones catalanas previstas para noviembre, para que ni el PSOE ni CiU "metan a Cataluña en aventuras". Recordó que CiU gobierna hoy allí gracias al apoyo parlamentario del PP. Por eso, y porque Jordi Pujol ha "sabido conjugar, con dificultades, su voluntad nacionalista y su cabeza española", CiU no se ha metido en esas "aventuras". Y diagnosticó que el PSOE es un partido "desorientado", sin "rumbo fijo ni modelo de Estado", que "ha arrojado por la borda" muchos principios en los que "creen sus votantes". Rajoy pidió el voto para Josep Piqué como garantía de la "tranquilidad y estabilidad" que quiere "cualquier trabajador serio" en Cataluña.

El PP escenificó ayer en Barcelona tres cosas: la cohabitación en un mitin del nuevo líder del PP, Mariano Rajoy, con el presidente del Gobierno, José María Aznar; la proclamación de su candidato a la Generalitat de Cataluña, Josep Piqué, y su apuesta por aparecer como un partido de centro, que respeta y admira la cultura catalana, pero dentro de España.

La cohabitación se saldó con Aznar de telonero: "Es la primera vez en 14 años que no cierro un acto del Partido Popular", afirmó el presidente del Gobierno. Los otros dos objetivos -lanzar a Piqué y parecer de centro- se los repartieron entre los tres con una cuidada puesta en escena en el hotel más moderno de Barcelona.

La primera clave que Rajoy destacó en su primer mitin como cabeza de cartel es numérica: el PP en las últimas elecciones generales sumó en Cataluña más de 700.000 votos, el 22,8%, aunque en las últimas autonómicas sólo obtuvo 277.000, un 9,5%. El primer objetivo es convencer a esos 700.000, "o a más". Aun con menos del 10% de las últimas autonómicas, el PP ha sido "decisivo" esta legislatura: CiU gobierna con su apoyo parlamentario. Se trata de que lo siga siendo.

Seguridad económica

La segunda clave es económica: "Cataluña va bien cuando España va bien" o "cuando el conjunto va bien, Cataluña va a mejor". Ahora, aseguró Rajoy, "hay que ganar el futuro". Y, según él, "el futuro sólo puede asentarse en un horizonte seguro, sin perturbaciones ni aventuras". Eso es, proclamó, "lo que reclama cualquier trabajador serio, y el catalán representa el arquetipo del trabajador serio". Pidió el voto, pues, a ese ciudadano catalán que quiere "que le dejen trabajar en paz, sabiendo a qué atenerse, en catalán, pero sin calentarle la cabeza, sin meterle en aventuras y sin cambiarle el escenario cada cuatro días, y sin que la incertidumbre dificulte sus planes a largo plazo". Es decir, reclamó el apoyo a los sectores de la economía catalana que, hasta ahora, han apoyado a CiU.

Una anécdota: En el discurso de Josep Piqué, la primera ovación se produjo cuando el candidato catalán se refirió a la política económica, de la que responsabilizó a José María Aznar y a Rodrigo Rato, ambos ayer en Barcelona. Hace sólo un año, en el último congreso del PP catalán, los aplausos surgían como movidos por un resorte cada vez que el orador de turno pronunciaba la palabra España.

La tercera clave del primer mitin de Rajoy fue, como siempre en el PP, una andanada contra los socialistas. Con una particularidad, ahora se trata de pedir el voto de algunos de sus votantes que no se identifican con la propuesta -que el PP tilda de nacionalista- del socialista Pasqual Maragall.

Rajoy adoptó el tono del observador externo que tan sólo hace un diagnóstico: "Me preocupa que por arrancar unos votos a los partidos nacionalistas, los socialistas catalanes hayan entrado en una subasta para ver quién afirma con más fuerza que nuestro ordenamiento jurídico actual es transitorio. Y claro, como aquí nadie va a ser menos que nadie, tenemos a un PSOE desorientado que intenta disimular como puede que no tiene rumbo fijo ni modelo de Estado. Y lo lamento profundamente, porque está arrojando por la borda muchas cosas en las que siempre creyó la inmensa mayoría de quienes les dieron su voto".

Electores huérfanos

Es decir, el nuevo líder del partido que es el principal competidor del PSOE dice que "lamenta profundamente" que los socialistas hayan "arrojado por la borda" las cosas en las que creen muchos de sus electores. Así empezó a pedirles el voto.

También pidió el apoyo a los electores de CiU que quedan huérfanos tras la retirada de Jordi Pujol. Lo hizo con tres argumentos. El primero es que "Pujol se va. Es probable que CiU haya sabido conjugar, con dificultades, su voluntad nacionalista y su cabeza española. Ahora no estoy muy seguro de que el equilibrio de estos 25 años se mantenga". El segundo es que el PP "no se apunta a más carrera que a la mejora del bienestar de los ciudadanos". Y el tercero es que el PP presenta un candidato típicamente catalán: "Josep Piqué es el más moderado y el más preparado", aseguró. Después apostilló: "Es el mejor, frente a candidatos tan originales e inconsistentes como alguno, o simplemente débiles ante su entorno como otro". El inconsistente sería Maragall, y el débil ante su entorno, Artur Mas.