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Tres años de cárcel para el Capitán Timo por estafar 25.000 euros vestido de militar

La Audiencia de Madrid ha condenado a tres años y medio de cárcel a José Manuel Quintia Barreiros, más conocido como Capitán Timo, por considerarle autor de una estafa de 25.000 euros cometida en los primeros días de octubre de 1999. Quintia cuenta ya con varias condenas desde que en 1969 comenzara con sus espectaculares estafas, en las que siempre utilizaba un uniforme militar y, la mayoría de las veces, se hacía acompañar por falsos guardaespaldas para aparentar ser un militar de alta graduación.

En la actualidad cumple seis años de prisión en la cárcel de Aranjuez por una estafa de 1.200 millones de pesetas. Según los hechos probados en la sentencia dictada por la sala tercera de la Audiencia de Madrid, en los primeros días de octubre de 1999, Quintia Barreiros se presentó en el hostal Salamanca, situado en la tercera planta del número 89 de la calle de José Ortega y Gasset de Madrid, afirmando falsamente que pertenecía a la Marina y diciendo ser José Manuel Barreiros España. Habló con el gerente del establecimiento, Juan Luis Traba Rey, y María Consuelo Novoa Doforno, esposa de éste y encargada del hostal, y logró no sólo entablar amistad con el matrimonio, sino ganarse también su confianza. Les comentó que estaba gestionando para sí mismo la obtención de una concesión de explotación de diversos negocios de una residencia militar en A Coruña. Añadió que al no poder figurar a su nombre el negocio, propuso al matrimonio participar de manera que constara como titular a cambio de un sueldo fijo más comisiones. El matrimonio, originario de tierras gallegas, decidió aceptar la propuesta e invertir todos sus ahorros: 25.272,56 euros, que pasaron a la cuenta corriente del Capitán Timo. Los jueces han tenido en cuenta la "difícil situación patrimonial en que quedó la víctima en cuanto que el acusado conocía que sus víctimas le habían entregado sus ahorros".

El abogado de Quintia Barreiros, Hermenegildo Pérez Bolaños, explica que el tribunal se ha dejado llevar, a la hora de sentenciar a su defendido, "por los antecedentes" en lugar de por las pruebas, "que no las hay", según explicó el letrado del Capitán Timo.

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