La ONU apoya el plan Baker sobre el Sáhara sin obligar a las partes a aplicarlo

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer por unanimidad una resolución que respalda el plan de James Baker para el Sáhara occidental, pero no obliga a las partes a aplicarlo. De este modo no lo impone a Marruecos, que lo rechaza, ni al Frente Polisario, que lo acepta con reservas. El texto, una versión matizada del que presentó Estados Unidos, pide a las partes que vuelvan a las negociaciones, pero no indica una clara solución al conflicto. La presidencia española del órgano decisorio de la ONU concluyó ayer, tras un largo tira y afloja, con este ejercicio de equilibrio y ambigüedad.

La resolución "apoya el plan de paz para la libre determinación del pueblo del Sáhara Occidental como solución política óptima basada en el acuerdo de las dos partes" y pide a Rabat y al Polisario que "colaboren con Naciones Unidas y entre sí con vistas a aceptar y aplicar" la propuesta del enviado especial, James Baker. También prorroga otros tres meses el mandato de la Minurso, la fuerza de la ONU en la zona.

"Esto no supone en absoluto una garantía de solución al conflicto", reconoció el embajador español y presidente de turno del Consejo, Inocencio Arias, "pero hoy estamos mejor que hace uno o dos meses". "La resolución pide a las partes que se tomen en serio el plan, un buen plan, y empiecen a trabajar". "También respalda y piropea los esfuerzos negociadores del señor Baker".

El texto final es una versión edulcorada del borrador que presentó EE UU hace casi tres semanas y en el que, a petición de Baker, se pedía al Consejo que impusiese el plan. La solución parecía excesiva a la mayoría de los quince miembros del Consejo de Seguridad, dada la oposición de Marruecos. Francia, seguida por sus antiguas colonias Guinea Conakry y Camerún, había amenazado con abstenerse. Países como Rusia o México preferían un respaldo sin imposiciones. Incluso Madrid pidió a Washington "aguar" su propuesta, manteniendo siempre la postura oficial de "neutralidad constructiva".

"Los que somos amigos de EE UU les aconsejamos que con este texto saldrían los 15 votos", dijo el embajador Arias, resumiendo la mediación de España. Rusia fue de hecho quien introdujo más enmiendas. "De ellos dependía el voto de muchos de los indecisos", aseguró una fuente de la ONU.

Marruecos parecía ayer el perdedor de la contienda. En términos prácticos, la resolución no le obliga a aceptar una propuesta que ha rechazado, pero le impone la presión del Consejo de Seguridad. "Estamos contentos porque no debemos aplicar un plan que no nos gusta, pero estaremos más contentos cuando los 192 miembros de la ONU reconozcan nuestra integridad territorial", declaró el embajador marroquí, Mohamed Bennouna. "Si Marruecos rechaza el plan", subrayó Arias, "deberá responder ante la comunidad internacional".

En su intensa campaña diplomática por torpedear el texto, Rabat multiplicó los roces con Washington y Madrid. "Estamos decepcionados con la presidencia española, hubiéramos querido que se comprometiera más en las negociaiones", dijo Bennouna, que también mencionó "ciertos malos entendidos" con EE UU.

El Frente Polisario, que decidió por razones estratégicas aceptar el plan Baker, acogió con satisfacción la decisión de la ONU. "El Consejo ha respaldado unánimemente el plan y le da un tiempo de reflexión a Marruecos para que busque la anestesia apropiada al dolor que le supone cooperar con Naciones Unidas para una paz justa y definitiva en el Sáhara Occidental", declaró su representante, Ahmed Bujari.

El plan Baker prevé la celebración de un referéndum en la antigua colonia española, "no antes de cuatro años y no después de cinco", etapa durante la que el antiguo territorio español tendrá estatuto de autonomía dentro de Marruecos y estará administrado por un Ejecutivo y una Asamblea Legislativa provisionales.

Ayer también se cumplió el mes de presidencia española del Consejo. "Creo que la presidencia ha sido más que digna. Hemos actuado con realismo. En un mes no se puede cambiar el mundo", dijo Arias.