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El autismo se relaciona con un rápido desarrollo cerebral en los primeros 12 meses

La existencia de una circunferencia craneal pequeña al nacer seguida de un repentino y excesivo aumento de dicha circunferencia durante el primer año de vida podría ser un signo precoz del autismo. Este hallazgo de un grupo de investigadores de EE UU abre la puerta a un diagnóstico y una intervención más precoces, a la vez que a mejores resultados clínicos para los niños autistas. Además, se espera que la investigación en genética del autismo se centre en buena medida en este drástico crecimiento del cerebro.

Este crecimiento craneal (y, por tanto, cerebral) anormalmente rápido se produce mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas clínicos del autismo. También parece predecir la gravedad del resultado clínico, además del grado de anomalía cerebral en una edad más avanzada. Actualmente, el trastorno no se detecta hasta la edad de los dos a los cuatro años, cuando un niño desarrolla signos y síntomas como retraso en el habla, reacciones sociales y emocionales anómalas, y poca atención al entorno o a la exploración del mismo.

Los investigadores, que han publicado su trabajo en The Journal of the American Medical Association (JAMA), señalan que este rápido y excesivo crecimiento del cerebro en los niños con autismo no da suficiente tiempo para que se acumule la experiencia y las emociones que guían y modelan el comportamiento normal.

"Durante este periodo de importante aprendizaje y plasticidad, cuando el cerebro está experimentando el mundo y decidiendo cómo construirse a sí mismo, éste está creciendo con demasiada rapidez en el niño con autismo", explica el principal autor del estudio, Eric Courchesne, profesor de Neurociencia en la Universidad de California en San Diego (EE UU). "Sin la guía de la experiencia y del aprendizaje, el cerebro podría estar creando conexiones anómalas que hacen muy difícil que el niño autista le encuentre sentido al mundo".

El equipo ha descubierto también que el ritmo de crecimiento excesivo del cerebro también predice la gravedad del autismo. Los niños a los que posteriormente se les diagnosticó una forma más grave presentaron un ritmo de sobrecrecimiento mayor y más rápido del cerebro durante el primer año de vida, en comparación con los niños con una forma más leve del trastorno.

Los resultados del trabajo indican que el tamaño del cráneo de los niños autistas al nacer se situaba, de media, en el percentil 25, lo que significa que el cráneo de estos niños era menor que el del 75% de los recién nacidos. Durante el primer año de vida, sin embargo, estos mismos niños experimentaban un crecimiento repentino, rápido y excesivo del cerebro, que a los 12-14 meses de edad los situaba en el percentil 85 aproximadamente. A partir de entonces, el crecimiento del cerebro se hacía más lento.

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