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La Conferencia de Medio Ambiente acaba sin acuerdo sobre seguridad nuclear

Pilar Bonet

La Conferencia sobre Medio Ambiente para Europa concluyó ayer en Kiev con una declaración ministerial que evitó temas polémicos como el Protocolo de Kioto, los problemas de seguridad nuclear o las regulaciones sobre organismos genéticamente modificados. La dificultad para mencionar estos temas en la declaración final revela la diversidad de posiciones entre los asistentes, ministros y altos funcionarios de más de cuarenta países, incluidos la Unión Europea y Estados Unidos.

La aprobación de una estrategia para fomentar la cooperación medioambiental y el desarrollo sostenido en 12 países de Europa oriental, el Cáucaso y Asia Central fue, junto con la ratificación de tres protocolos internacionales, el logro más importante de este foro, que nació en 1991 tras la guerra fría y que ahora extiende su misión a nuevas fronteras orientales más allá de los Estados que se incorporarán próximamente a la Unión Europea, que fueron sus primeros beneficiarios. Tanto la UE como los representantes de EE UU y de organizaciones internacionales se mostraron dispuestos a seguir apoyando la puesta a punto de legislación, infraestructura e instituciones para abordar los grandes problemas de la región formada por 12 países ex soviéticos. En este marco, el abastecimiento de agua potable es una prioridad que figura en una declaración conjunta firmada por los cinco ministros de las repúblicas centroasiáticas, Kazajistán, Tayikistán, Kirguizistán, Turkmenistán y Uzbekistán.

Los representantes norteamericanos dijeron estar muy satisfechos, ya que el comunicado ministerial final de Kiev da un espaldarazo a la diversidad de enfoques en la cooperación para mejorar la protección medioambiental. Los representantes de las organizaciones no gubernamentales, en cambio, mostraban su preocupación por un punto que, según ellos, supone incluso una involución sobre los logros de la cumbre de Johanesburgo de 2002.

Seguridad nuclear

Tras días de intenso trabajo, los participantes no pudieron llegar a un acuerdo para incluir en el comunicado final una referencia a la seguridad nuclear. En nombre de la UE, la ministra griega de Medio Ambiente, Vasso Papandreu, hizo pública una declaración en la que los países de la UE consideran la seguridad nuclear como un tema de importancia fundamental y reiteran su deseo de que se cierren las instalaciones que no pueden ser mejoradas o mantenidas a los niveles de seguridad fijados por la Organización Internacional de Energía Atómica.

Los ministros no mencionaron explícitamente los reactores de tipo soviético, que eran el origen de su preocupación y que algunos habían querido mencionar de forma detallada en la declaración ministerial. Rusia se opuso primero a que se mencionaran los reactores soviéticos y quiso que la mención a la seguridad nuclear fuera acompañada de una referencia al factor nuclear como una de las formas de desarrollo energético. Las posturas resultaron finalmente irreconciliables, pero ayer el viceministro ruso de Medio Ambiente, Kiril Yankov, manifestó en la sesión de clausura que su país compartía las valoraciones de la UE sobre seguridad nuclear. Bulgaria, Rumania, Turquía, Azerbaiyán, Bielorrusia y Croacia se sumaron al texto de la UE y diferentes delegados, entre ellos los de Suecia y Noruega, expresaron su frustración ante el hecho de que la declaración final no ha podido recoger siquiera la preocupación por la seguridad nuclear en un foro internacional celebrado a 120 kilómetros de Chernóbil, escenario del mayor accidente en la historia de la energía nuclear civil. "¿Qué clase de mensaje damos desde Kiev?", se preguntó el representante noruego.

La oposición norteamericana hizo que tuviera que desaparecer un párrafo en el cual los Estados que han ratificado el Protocolo de Kioto exhortaban a hacer lo mismo a quienes no lo han ratificado todavía. Las diferencias con EE UU hicieron también imposible que figurara en el texto un apoyo a las normas internacionales y nacionales en el terreno de los organismos genéticamente modificados y una invitación a ratificar el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad Biológica.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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