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Reportaje:ELECCIONES 25M | Comicios municipales de Cataluña

El 'milagro' financiero de los ayuntamientos

Las administraciones locales son las únicas con superávit a pesar de asumir muchas competencias que no les corresponden

"Queremos más medios para satisfacer servicios que legalmente no nos corresponde prestar pero que los ciudadanos necesitan". Son palabras del alcalde de Málaga (PP), Francisco de la Torre, que preside también la comisión de Haciendas Locales de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP). El socialista Joan Rangel, miembro de la misma comisión y alcalde de la localidad barcelonesa de Caldes d'Estrac (conocida como Caldetes), se muestra más expeditivo: "El Gobierno quisiera que los ayuntamientos sólo nos cuidáramos de limpiar las calles y cambiar las bombillas del alumbrado público, pero los ciudadanos cada vez reclaman más bienestar: dotación de equipamientos, servicios sociales domiciliarios y de atención a los inmigrantes, etcétera".

El aumento de los ingresos no ha venido tanto por transferencias como por los tributos
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Cada cual a su manera, los alcaldes coinciden en el trasfondo del asunto: la insuficiencia financiera de los ayuntamientos. Un estudio reciente de la Diputación de Barcelona atestigua que las corporaciones locales destinan alrededor del 30% de su presupuesto a proporcionar servicios que no son de su competencia, gasto no obligatorio que supera el 40% en los municipios de menos de 5.000 habitantes. Paradójicamente, la Administración local ha contribuido como ninguna otra a la reducción del déficit del conjunto de las administraciones públicas.

Los ayuntamientos son la única administración del Estado cuyas cuentas presentan superávit desde 1993, según datos del Ministerio de Hacienda. Merced a ese saneamiento, en el periodo 1996-2001 la deuda de las corporaciones locales aumentó sólo el 10,42%, mucho menos que la de las comunidades autónomas (40,76%) y la Administración central (16%). La evolución del endeudamiento de los municipios refleja una caída relativa de casi un punto del PIB desde el nivel de 1996, de manera que a finales de 2001 alcanzó un montante de 20.796 millones de euros, cifra que equivale al 3,2% del PIB y supone el 5,6% del endeudamiento total del conjunto de las administraciones públicas.

¿Cómo lo han conseguido? No hay trampa ni cartón. Una primera explicación es la moderación del gasto corriente como consecuencia de la disminución de la carga financiera derivada del descenso de los tipos de interés, tal como señala el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de A Coruña, Javier Losada. Según la catedrática de la Universidad de Barcelona Núria Bosch, el gasto en intereses en términos reales decreció el 5,96% en el periodo 1991-1998.

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La segunda razón es que se ha producido un aumento de los ingresos procedentes no tanto de las transferencias como de los tributos, que aportan casi la mitad del presupuesto. Según los cálculos de Bosch, los ingresos impositivos de los municipios españoles han crecido el 4,96% entre 1991 y 1998.

Pero hay un elemento que tener en cuenta, sobre todo en el futuro. Las mayores tasas de crecimiento las tuvieron los dos impuestos potestativos (no obligatorios), estrechamente vinculados al auge del ciclo económico, especialmente del sector constructor e inmobiliario. El impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO) y el impuesto sobre el incremento de valor de los terrenos de naturaleza urbana (IVTNU) experimentaron un crecimiento del 8% en el periodo 1994-1998, casi el doble que el impuesto de bienes inmuebles (IBI) y que el impuesto sobre vehículos de tracción mecánica (4,26%), y casi cuatro veces más que el impuesto sobre actividades económicas (IAE). Según los socialistas, con los impuestos obligatorios tendría que ser suficiente para no depender de los ciclos económicos.

Aumento de impuestos

Francisco de la Torre reconoce que parte de esta mayor recaudación se debe en conjunto a un aumento impositivo -aunque se refiere a ello como "recorrido fiscal de los ayuntamientos"-, en contra del argumento político del PP. Un botón de muestra: la presión fiscal de los impuestos municipales ha crecido el 20% en cinco años, al pasar del 1,32% del PIB en 1994 al 1,59% en 1999.

¿Qué ha pasado, entonces, con las transferencias, el otro gran pilar de la financiación municipal? Carlos Losada lo tiene muy claro: "Se trata de la mayor trampa económica". En Galicia, asegura Losada, "los siete mayores municipios, que concentran el 40% de la población, no reciben ningún ingreso corriente del Gobierno gallego". Aunque la aportación de transferencias va por barrios, ésta representa alrededor del 41% de la estructura de los ingresos, según el Ministerio de Hacienda.

La evolución de la participación municipal se ha mantenido prácticamente inalterada en 10 años, pasando del 1% del PIB en 1990 al 0,93% en 2001. "La contribución del Estado ya estaba al límite", señala el alcalde malagueño, quien añade que "ahora [con la nueva Ley de Haciendas Locales] podrá crecer más".

Sin grandes impuestos

La composición en la estructura de los ingresos es la principal diferencia entre el sistema de financiación local en España y el de otros países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El modelo latino, integrado por España, Francia e Italia, se caracteriza por una gran diversificación impositiva y un peso elevado de las transferencias, pero sin participación en grandes impuestos.

El modelo anglosajón (Australia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos), en cambio, se fundamenta en la imposición sobre la propiedad, que aporta el 33% de sus ingresos. La principal figura, y a veces única, en los países nórdicos (Dinamarca y Suecia) es la imposición sobre la renta individual, con el 61%. Finalmente, el modelo de los países federales (Alemania, Austria y Suiza) se caracteriza, por un lado, por una importancia reducida de las transferencias (23%), y por otro, por la imposición sobre la renta (27%), aunque ésta no es la única fuente de financiación.

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