Grandes obras y mucha emigración

Nadie duda del cambio urbanístico registrado en Cádiz desde 1999: el soterramiento de la vía del tren, la nueva avenida Juan Carlos I y la expansión de la ciudad por la nueva urbanización de terrenos de astilleros. Pero ha sido insuficiente para evitar que cerca de 10.000 gaditanos hayan tenido que emigrar en busca de empleo y vivienda. Son las dos realidades que ofrece la ciudad de Cádiz: el nuevo paisaje urbano creado gracias a las grandes obras de infraestructura y los miles de emigrantes que añoran esos cambios que ya no pueden disfrutar en una ciudad cuya población envejece a pasos acelerados.

Muchas zonas gaditanas, como Puntales, Loreto, Trille, Cerro del Moro y barriada de la Paz, han dejado de estar marginadas y separadas del resto de la ciudad gracias al soterramiento de las vías y la nueva avenida que discurre en los terrenos liberados. Estas grandes obras son el principal aval de la alcaldesa y dirigente popular, Teófila Martínez, en su tercer mandato. Además, se ha logrado la urbanización de antiguos terrenos ociosos de astilleros -donde se ha inaugurado la primera gran superficie comercial de la ciudad- y el reconocimiento permanente por parte del Ministerio de Hacienda de un estatuto especial por el que la capital gaditana recibirá unos 13 millones anuales para compensar el desequilibrio estructural que sufre al tener el término municipal agotado por sus condiciones singulares de insularidad.

Estas nuevas circunstancias, con todo, no han permitido reactivar el mercado laboral ni solucionar el problema de la vivienda. El elevado desempleo -Cádiz tiene los mismos 12.000 parados que hace cuatro años- y las dificultades de muchas familias, especialmente jóvenes, para acceder a una vivienda digna -debido a su carestía-, se asocian al mayor éxodo de gaditanos de las últimas décadas. Según los datos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, en torno a unos 2.500 gaditanos emigran cada año. Por este fenómeno, Teófila Martínez ha recibido el mayor número de críticas. De hecho, según las encuestas, el paro, la vivienda y la emigración son las principales preocupaciones del gaditano.

Sobre la gestión de la candidata popular, han pesado también su política financiera e impositiva. Una de las "mayores incongruencias" que hay en Cádiz, según un reconocido economista, es que los gaditanos soporten los impuestos más caros de todas las capitales andaluzas y de los más onerosos del país cuando esta ciudad tiene una de las rentas per capita más bajas del territorio nacional.

A todo esto, hay que sumar la delicada situación financiara de las arcas locales, que arrastran una deuda de 76 millones de euros y un déficit de 17,5 millones, según el último informe de liquidación presupuestaria elaborado por la Intervención municipal. La oposición ha llegado a afirmar que el Ayuntamiento está en "bancarrota".

Más en segundo plano han quedado los vaivenes urbanísticos del gobierno local, que no ha abonado todavía ni un solo euro del préstamo de 12 millones que solicitó para pagar por los terrenos de astilleros que luego vendió por el triple, casi 36 millones, o los retrasos en varias obras, como el aparcamiento subterráneo y la plaza de Telegrafía Sin Hilos. Y ya casi en el olvido están los "escándalos" de cargos relacionados con Martínez, que acabaron con las dimisiones del ex delegado de la Zona Franca, Manuel Rodríguez de Castro, por supuestas irregularidades en su gestión, o del concejal Francisco Villarreal. Las asignaciones salariales millonarias de su mano derecha, el teniente alcalde de Coordinación de Acción Municipal, Jorge Moreno, o las múltiples ocupaciones del concejal de Fomento, Fernando Sicre, fueron otros episodios que la oposición aprovechó para intentar erosionar la sólida hegemonía de Martínez. Ésta también despachó sin muchos problemas las criticas que ha recibido por compaginar su doble condición como candidata del PP a la alcaldía y la Junta de Andalucía. "Los gaditanos saben que mi compromiso con ellos es personal esté donde esté en el futuro", afirmó recientemente.