_
_
_
_
_

20 jóvenes insultan y acosan a Ruiz-Gallardón tras un acto electoral

Los manifestantes amenazan con "reventar" cualquier acto del PP

No eran más de una veintena, pero lograron hacerse oír en varias calles a la redonda. Un grupo de jóvenes recibió y despidió ayer a Alberto Ruiz-Gallardón, candidato del PP a alcalde, al grito de "¡asesino, asesino!" -por el apoyo de su partido a la guerra contra Irak- durante un acto de campaña del actual presidente regional. Varios conductores se sumaron a la protesta haciendo sonar las bocinas de sus coches. Los jóvenes amenazan con "reventar" a partir de ahora todos los actos electorales del PP.

Más información
Los pacifistas salen de nuevo a las calles
La policía combate con violencia la protesta

Alberto Ruiz-Gallardón se reunía ayer con el presidente de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos, Prisciliano Castro, en la sede de la organización, junto a la plaza de Ventas. Acudían también a la reunión la consejera de Servicios Sociales, Pilar Martínez; el consejero de Hacienda, Juan Bravo, y el portavoz de la Comunidad, Manuel Cobo, todos miembros del equipo de campaña del candidato.

Pero nada más llegar la comitiva se topó con un auditorio no previsto. Nueve jóvenes -que al rato se convirtieron en 20- recibieron al presidente con pancartas en las que se leía "No a la guerra" y gritos repetidos de "¡asesino, asesino!". Ruiz-Gallardón franqueó velozmente la entrada y se dirigió a la primera planta, donde Castro lo esperaba. Los manifestantes, estudiantes y miembros de organizaciones sociales, se quedaron en la calle, preparando la segunda parte de la protesta.

La reunión fue a puerta cerrada. Casi una hora después, los asistentes bajaron para hacer declaraciones a la prensa, con la atención dividida entre la noticia oficial del día y la que esperaba en la calle. Con el lema "No a la guerra" prendido en la chaqueta, Castro agradeció al candidato que hubiera accedido a su invitación y explicó algunas de las propuestas que le había trasladado por si alcanza la alcaldía. Cuando el presidente tomó la palabra, sus promesas de nuevos planes de desarrollo para los distritos desfavorecidos se mezclaron con los cánticos que venían de fuera.

Y llegó el momento de irse. Ruiz-Gallardón dio la mano a todo el mundo y salió. Cruzó educadamente, pero sin saludar, entre los estudiantes que vociferaban "¡asesino, asesino!" y algunos conductores que hacían sonar las bocinas de sus coches. El aspirante, convertido en blanco de la protesta antibelicista por segunda vez en 10 días, no articuló palabra en esta ocasión. Aún tuvo que caminar 40 metros hasta alcanzar el coche oficial, esquivando los carteles que los jóvenes le ponían delante de la cara: "Gallardón, lleva el metro a Bagdad". Finalmente hizo un gesto de saludo y entró con aparente serenidad en el coche. Los manifestantes se miraron satisfechos. Uno de ellos explicó: "La idea es reventar, a partir de ahora, cualquier acto del PP, que sus candidatos sepan que no van a estar tranquilos, que van a tener siempre 15 o 20 personas gritándoles '¡No a la guerra!".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_