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GUERRA EN IRAK | La situación en Israel

Israel se reserva el derecho de respuesta si es atacado

El Gobierno de Sharon reafirma su posición de no beligerancia en el conflicto

Pocas horas después de que comenzase la guerra, tanto el primer ministro Ariel Sharon como su nuevo ministro de Exteriores, Silvan Shalom, confirmaron que Israel no quiere verse involucrado en la contienda. A diferencia de la posición adoptada por Isaac Shamir en 1991, aseguraron que responderán en el caso de ser objeto de un ataque iraquí. Según el discurso de Sharon, emitido anoche por la radio pública, tal respuesta podría incluir acciones ofensivas.

Este escenario precisamente es el que Estados Unidos pretende prevenir para no perder el frágil apoyo que le prestan los regímenes árabes moderados.

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Tras reunirse con sus más estrechos colaboradores en el centro de seguimiento de la crisis habilitado en la sede del Ministerio de Exteriores, Shalom insistió en que "Israel no es parte en esta guerra y esperamos que esto no cambie mientras continuamos observando la evolución de los acontecimientos", dejando así abierta la puerta de una posible acción de represalia en el caso de que un misil iraquí caiga en suelo israelí. Sin embargo, el jefe de la diplomacia israelí mostró confiado en no tener que intervenir, consciente de que el Ejército estadounidense parece estar ya operando en la parte oeste de Irak -algunas fuentes conjeturan que con presencia de unidades especiales israelíes- para neutralizar cualquier plataforma de lanzamiento de misiles Scud.

Dentro de la dimensión estrictamente defensiva del sistema disuasorio israelí, el Ejército desplegó todas sus baterías antimisiles Patriot y las más modernas Arrow. Este último modelo, que fue desarrollado conjuntamente por científicos estadounidenses e israelíes, experimentó ayer una falsa alarma y se puso en acción durante unos minutos. Según el portavoz militar, todo ocurrió cuando el oficial al mando del sistema antiaéreo, el general de brigada Yair Dori, daba una explicación de su funcionamiento a un grupo de periodistas en la base de Palmahim. Tras recibir señales de alarma y que los soldados que operan la batería se pusieran las máscaras antigás, quedó claro que el peligro no era tal.

Por su parte, la sociedad israelí vivió la primera jornada de guerra mostrando una aparente tranquilidad, con la excepción del área metropolitana de Tel Aviv, que fue el principal objetivo de los 39 Scuds que el Ejército iraquí lanzó durante la primera guerra del Golfo. Mientras que el ambiente en los centros de trabajo se aproximó al cotidiano, la asistencia a la escuela varió mucho según la zona del país. A pesar de que la ministra de Educación, Limor Livnat, volvió a hacer un llamamiento a los padres para que mandaran a sus hijos al colegio, como si nada ocurriera, muchos de ellos optaron porque se quedaran en casa. Los que fueron a la escuela lo hicieron con sus equipos de emergencia -compuestos por una máscara antigás, filtros e inyecciones de atropina- colgando del hombro, recreando las imágenes vividas en 1991.

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Aunque las probabilidades de que Israel sea objeto de un ataque iraquí van menguando cada día que pasa, el Gobierno ha optado por mantener de momento el estado de máxima alerta.

Una profesora israelí enseña a sus alumnos el uso de mascarillas antigás en Jerusalén.
Una profesora israelí enseña a sus alumnos el uso de mascarillas antigás en Jerusalén.ASSOCIATED PRESS

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