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GUIÑOS
Columna
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Ayer y hoy

La fotografía es un medio eficaz para constatar el paso del tiempo. Puede traer al presente vivencias, experiencias remotas, con energía suficiente para remover las entrañas de los recuerdos y preñarnos de nostalgia y melancolía. Este fenómeno se acentúa cuando se recurre a lo que se denomina refotografía, que consiste en repetir imágenes realizadas tiempo atrás, manteniendo los elementos compositivos y, por supuesto, el mismo punto de vista.

Estas tomas, que contienen elementos homogéneos, comparadas unas con otras permiten resaltar la metamorfosis acaecida en el lugar y en la gente, convirtiéndose en elemento suficiente para reflexionar sobre el transcurso de una época. Es un juego que muchos fotógrafos, invocando un curioso componente romántico, han llevado a la práctica y, aunque la luz, el mobiliario callejero o las vestimentas de los paseantes poco tengan que ver con lo que fue, son coordenadas para definir el discurrir de la vida.

En esta búsqueda de remover sentimientos adormecidos se encuadra la exposición que luce estos días en la Sociedad Fotográfica de Guipúzcoa. La sala del edificio acoge la muestra Mujer: ayer y hoy, realizada por cinco mujeres: Nekane Aramburu, Txaro Barinaga-Rementería, Laura García, M. Elena García y Marisol Yaben.

El asunto central es la mujer y compara imágenes tomadas a principio del siglo pasado con otras escenificaciones similares registradas este último año. Las de entonces (en blanco y negro) se contraponen a las de ahora (en color) para resaltar diferencias e insinuar similitudes.

Estas damas, llamándose aficionadas, alcanzan las mejores tasas de creatividad que han pasado por la sala de la Sociedad. Con admirable grado de humildad dicen que su intención es recuperar la memoria histórica, la evolución de la mujer en la vida cotidiana comparando situaciones. De esta manera, han contrastado las imágenes elegidas en la amplia fototeca de la Kutxa con las efectuadas estos últimos meses. Así, nos muestran mujeres dentro y fuera de casa: jugadoras de tenis, aviadoras, equipos de fútbol femeninos, retratos de parejas, subastas con vendedoras de pescado, aulas de colegios o doctoras curando niños.

Como no podía ser de otra manera, tratándose de San Sebastián, encontramos escenas playeras donde recatados bañadores de pata larga y faldón encañonado ceden protagonismo a los más descocados biquinis y, por supuesto, no faltan chicas con paraguas paseando por el malecón de La Concha. Una exposición que amplía sus contenidos en un montaje audiovisual que satisface las añoranzas de los espectadores más exigentes.

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