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Reportaje:

La Eskalera Karakola busca apoyo

Las 'okupas' de este centro social de mujeres han conseguido que el Ayuntamiento se interese por la rehabilitación del edificio

Andrea Aguilar

Las chicas que integran la Eskalera Karakola, un centro social okupado y autogestinado desde 1996, han demostrado ser guerreras, como reza la canción. Prueba de ello es que han conseguido que el Ayuntamiento se interese por la compra del inmueble para destinarlo a centro cultural y social del barrio de Lavapiés. La "casa de, por y para mujeres", como la definen sus ocupantes, está situada en una antigua tahona de la calle de Embajadores, 40, y se encuentra en estado de ruina. Por ello estas mujeres han reclamado la ayuda del Consistorio.

Las inquietas okupas han redactado un primer proyecto en el que piden que el Ayuntamiento expropie la casa, financie la rehabilitación de este edificio de dos plantas y les ceda este espacio como centro social para mujeres. El pasado día 4 se lo entregaron al concejal de Vivienda, Sigfrido Herráez, y al gerente de la Empresa Municipal de Vivienda (EMV), Ángel Rodríguez Hervás."El informe que nos han entregado es razonable. El estado del edificio es de ruina progresiva, por lo que conviene intervenir cuanto antes", asegura Herráez.

Esta intervención en el edificio okupado no sería la primera que acometen las autoridades municipales sin desalojarlo. El pasado otoño, ante el riesgo de derrumbamiento, apuntalaron la estructura de la casa y demolieron la parte trasera de la finca, un añadido posterior a la construcción del inmueble que estaba en ruina. La Gerencia de Urbanismo, alertada por las mujeres de la Eskalera, decidió garantizar la seguridad del inmueble, que cuenta con protección estructural, y no entrar en la cuestión de la propiedad del mismo.

Las obras se iniciaron en septiembre en "ejecución sustitutoria" al no comparecer los propietarios. Las okupas, ninguna de las cuales habita en la casa, controlaron el acceso de los operarios a la finca, ya que mantuvieron en su poder las llaves de la casa. El coste de los trabajos, asumido temporalmente por las autoridades municipales, se hizo con cargo al valor del inmueble.

Tras más de una década de silencio, los propietarios se pusieron en contacto con Gerencia de Urbanismo el pasado noviembre. Explicaron, según un técnico de este organismo, que se trata de una propiedad fraccionada y que los dueños del 95% de la misma desconocían que la finca era de su padre y no la tienen escriturada a su favor. Tampoco existe hasta el momento ninguna denuncia interpuesta contra la okupación, ni por su parte ni por parte de los vecinos.

"El proceso de expropiación de la finca que proponen las chicas sería más lento que el de la compra, aunque no queda descartada en caso de que la adquisición se complique", asegura Herrez.

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"Las obras de apuntalamiento han sido un parche. El espacio resulta inseguro y esto impide que desarrollemos muchas de las actividades que nos gustaría organizar", explica Maggie, una joven de Miami. Maggie forma parte de este proyecto feminista vinculado a organizaciones locales e internacionales como la Red de Lavapiés o el Servicio Civil Internacional, que organizó un campo de trabajo en el verano de 1999 para acondicionar la casa, en el que participaron voluntarias de más de 10 países.

El plan para la completa restauración del edificio presentado ahora por las okupas, y que estudia el Ayuntamiento, lo han elaborado asesoradas por un grupo de arquitectas y por la Asociación de Mujeres Urbanistas. En él se atiende tanto a la conservación del edificio como al uso que estas mujeres quieren darle. Varias salas de reunión, un laboratorio de fotografía, un área de informática, una biblioteca, un bar, una sala de proyección audiovisual o un espacio de juegos para niños son algunas de las propuestas que aparecen recogidas en los planos que han esbozado.

Desde este espacio rehabilitado pretenden "dar respuesta a problemas de muchas mujeres" facilitándoles la búsqueda de empleo, apoyo legal y psicológico o ayuda en el cuidado de sus hijos. "Su propuesta no es incompatible con nuestro interés en recuperar este histórico edificio como centro cultural y social del barrio. Sus proyectos para mujeres podrían enmarcarse en un conjunto más amplio de actividades", asegura Herráez.

Las chicas de la Eskalera citan en el proyecto presentado algunos antecedentes de apoyo institucional a centros sociales okupados y autogestionados, como la Escuela Popular de Adultos de Prosperidad -cuyo origen se remonta a la okupación en 1977 en la calle de Mantuano-, y la sede del Movimiento Feminista de Madrid en la calle del Barquillo, 44. Pero quizá el ejemplo que mejor ilustra su ambicioso proyecto es la Casa Internazionale delle Donne, de Roma. Ubicada en el antiguo convento del Buon Pastore, esta casa de mujeres fue rehabilitada y cedida a asociaciones feministas por el Ayuntamiento de Roma tras un largo periodo de okupación.

El concejal no descarta que este edificio, que aparece dibujado en el plano alzado del cartógrafo Pedro J. Teixeira de 1656, deba ser tirado y reconstruido con los materiales que se puedan salvar dado el grave deterioro del inmueble. "Las chicas conocen bien la casa y su plan así lo demuestra; lo que todavía está por ver es si las estructuras de la casa se podrán salvar", apunta Herráez.

Mientras tanto, la actividad en la Eskalera Karakola no cesa, como se puede comprobar en su página www.sindominio.net/karakola.

Mitad tahona, mitad taberna

"La fábrica es antigua, su distribución aparenta estilos de arrabal: sirve de tahona", así es como aparece registrada la fachada de la Eskalera Karakola a la calle de Embajadores en el Cuaderno de actas de la visita de regalía de aposento de corte en 1750. La otra entrada al inmueble desde la calle de Rodas figura como taberna. Estos dos locales comerciales, tahona y taberna, permanecieron abiertos al menos hasta 1960.

Las mujeres que actualmente okupan el edificio como centro social han utilizado ocasionalmente el espacio de la taberna como tetería, comedor vegetariano y bar. Tampoco la tahona ha quedado olvidada: han preservado la antigua maquinaria y se conserva uno de los dos hornos en los que durante más de 200 años se cocía el pan.

En torno a la escalera de hierro con forma de caracol de la antigua tahona, las okupas han organizado talleres contra el racismo, de fotografía, yoga, teatro o Internet, y encuentros, campañas y conferencias sobre la violencia doméstica, el feminismo o la precariedad laboral.

Algunas de estas actividades continúan en funcionamiento, como la serie de charlas titulada Cuidados globalizados: en torno al trabajo doméstico.

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Sobre la firma

Andrea Aguilar
Es periodista cultural. Licenciada en Historia y Políticas por la Universidad de Kent, fue becada por el Graduate School of Journalism de la Universidad de Columbia en Nueva York. Su trabajo, con un foco especial en el mundo literario, también ha aparecido en revistas como The Paris Review o The Reading Room Journal.

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