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LA INFLUENCIA DE LA EDAD EN LOS RESULTADOS ESCOLARES

Un estudio revela que los alumnos más pequeños de cada clase obtienen peores resultados

El informe, hecho en Francia con 40.000 niños, relaciona la edad con las repeticiones

La escolaridad "pública, laica, gratuita y obligatoria" empieza en Francia, como en España, a los 6 años de edad. Empieza con el denominado Enseignement Primaire, un ciclo de cinco años -CP, CE1, CE2, CM1 y CM2- que desemboca en el Collège y tras la enseñanza de Second degré (la secundaria española) -de tres años- y termina en el Lycée y otros tres años que permiten adquirir el Bac, el título de bachiller, llave de acceso a la universidad o a las llamadas Escuelas Superiores. El éxito en este largo recorrido de once años depende en parte de un hecho, a priori tan anodino, como el mes de nacimiento. Un estudio realizado en la zona de Poitiers y a partir de los resultados de 40.000 alumnos revela que quiénes obtienen mejores resultados son aquéllos alumnos que cumplen los 7 años durante el primer trimestre de CP, que equivale 1º de primaria en España.

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En este primer curso, los chavales aprenden a leer y escribir y en una misma clase pueden coincidir quiénes cumplen los 7 años el día 1 de enero con quiénes celebran su aniversario el 31 de diciembre, es decir, niños que se llevan entre ellos cuatro trimestres, lo que equivale a un 15% de su tiempo de vida escolar. "Las diferencias de madurez en el proceso de aprendizaje o del sistema nervioso central son importantes", señala el informe. Pero la escuela no es capaz de distinguir entre unos y otros.

Los datos que proporciona el estudio y la amplitud del mismo se complementan en una misma lógica que exige una atención más individualizada de cada alumno. En CE2 (3º de primaria, en España), es decir, cuando el estudiante ya lleva tres años dentro de la educación obligatoria, las notas de Francés revelan que quiénes han nacido en enero, febrero o marzo obtienen 6,3 puntos más -sobre un total de cien- que quiénes cumplen años en el último trimestre. En matemáticas la diferencia es aún mayor: de 7,6 puntos.

Tradicionalmente se ha defendido a menudo que todo eso carece de importancia, puesto que de la misma manera que cuando se tienen 20 años nadie se inquieta por si empezó a caminar dos o cuatro meses más tarde que sus amigos, el retraso de aprendizaje se recupera progresivamente. Y los datos parecen confirmarlo: en Sixième, una vez cumplidos los 11 años, las diferencias de puntos entre los mayores y los más pequeños, son casi de la mitad, de 3,1 puntos en Francés y de 3,9 en el caso de las Matemáticas.

Como sucede a menudo, el paraíso es un espejismo, la mayor igualdad de las notas oculta una diferencia abismal: la que hay entre quiénes siguen y quiénes se quedan por el camino, entre quiénes avanzan por una ruta lisa y bien asfaltada y quiénes se ven obligados a tomar nuevo impulso, a repetir, para superar la cuesta del cambio de curso. "Al final de CM2 (el 5º de primaria español, pero que cierra la etapa en Francia), un número importante de alumnos repite curso", constatan los autores del estudio. "Y entre los que repiten, una mayoría ha nacido el último trimestre", añaden.

Para Jean Ferrier, que ocupaba el puesto de rector de la llamada Academia de Poitiers -el organismo que dirige todos los centros escolares de dicha zona-, cuando se efectuó este estudio, "lo peor de todo eso es que los alumnos que comienzan teniendo dificultades lógicas por su falta de madurez, acaban por creer, por interiorizar que son malos estudiantes, que no sirven para ello". Jean Ferrier ha declarado al diario Le Monde que "el que los alumnos necesiten más o menos tiempo para llevar a cabo sus estudios de primaria no tiene una gran importancia, pero sí la tiene que, cuando se ven obligados a repetir, tengan que hacer lo mismo y de la misma manera que el año anterior. El resultado es de una eficacia escasa".

Obviamente, si la edad es un handicap para algunos, que son demasiado pequeños, no ya para competir, sino para seguir el ritmo de los mayores, sucede algo parecido pero a la inversa con los mayores o más dotados: se aburren cuando el maestro se ve obligado a prestar atención preferente a los más retrasados. "El sistema educativo es también muy reticente a que un alumno tome un año de avance respecto a los de su edad pero no cabe la menor duda de que una pequeña parte de los estudiantes podría efectuar su escolaridad en menos tiempo". Ferrier no da importancia a la "velocidad escolar" sino al que "en las clases reciban suficiente alimento intelectual como para no aburrirse".

Dos alumnos estudian en un parque de París.
Dos alumnos estudian en un parque de París.LUIS MAGÁN

La familia, el sexo y otros factores

No conviene dramatizar los éxitos o fracasos escolares ligados a unos pocos meses de diferencia en la fecha de nacimiento. Esos 6,3 puntos sobre cien no lo explican todo ni mucho menos puesto que la desigualdad social, constatada al final del ciclo del Collège, es la que está en la base de una diferencia de 14 puntos entre los hijos de enseñantes o cuadros superiores y los hijos de obreros, jubilados, parados o inactivos.

El nivel de estudios de los padres y el ambiente de actividad que se vive en casa es mucho más determinante que el mes de nacimiento. Pero una vez dicho esto, también se observa que el mes del parto es más importante que otros factores que también se han estudiado, como el sexo, la nacionalidad o el haber sido escolarizado antes de los seis años.

En cualquier caso, para intentar salir de dudas, una escuela de los alrededores de París intenta aplicar en la práctica ritmos adaptados a la edad real de cada alumno y evaluarlo de manera realmente continua, evitando que repetir signifique retomar desde un principio una materia de la que ya pueden conocerse parte de sus secretos. "Lo importante es que todos los alumnos, y no sólo los más pequeños o los con que rinden menos, sepan lo que es encontrarse un día ante una dificultad. Eso permite relativizar los errores pues todos los cometemos".

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