75 años asomado al mar cantábrico
El Aquarium de San Sebastián renueva su parte antigua al cumplir tres cuartos de siglo de existencia
Un esqueleto de ballena de 14 metros de longitud da la bienvenida a los visitantes del Aquarium de San Sebastián. Pertenece al penúltimo ejemplar de ballena vasco capturado en aguas guipuzcoanas, allá por 1878, y se exhibe como una imagen emblemática que une el pasado, el presente y el futuro del palacio del mar donostiarra, que mira al mar anclado al final del muelle y que este año conmemora su 75º aniversario. Tres cuartos de siglo de historia a lo largo de la cual ha sido visitado por más de once millones de personas.
El viaje hacia el pasado del Aquarium-Palacio del Mar de San Sebastián -edificado por iniciativa de la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa (SOG), fundada en 1908- embarranca en la fecha de su inauguración: el 1 de octubre de 1928. Con la asistencia de los Reyes de España y el príncipe de Mónaco, ese día se abrieron las puertas de un edificio diseñado por Juan Carlos Guerra y cuyas obras costaron 328.000 pesetas de entonces.
La nueva atracción de la ciudad, un hito en aquellos tiempos, ofrecía la posibilidad de contemplar alrededor de 400 peces vivos capturados en las aguas cercanas, a los que se sumaban el esqueleto de la citada ballena vasca, ejemplares disecados de otros mamíferos acuáticos, peces conservados en formol o interesantes colecciones de conchas marinas, corales, crustáceos y fósiles. Los visitantes podían además adentrarse en la historia marítima local en el espacio dedicado a tal fin en el recién inaugurado edificio. Fuera de los ojos de los visitantes, y respondiendo al objetivo de la SOG de impulsar la investigación oceanográfica, el Aquarium albergaba también laboratorios. "Por ellos pasaron importantes científicos", recuerda el presidente de la sociedad, Vicente Zaragüeta.
Fue pasando el tiempo y el Aquarium alcanzó los años noventa con unas instalaciones que se habían quedado "obsoletas", por lo que la SOG dio "el importante salto" de ampliar el palacio del mar y aprovechar las posibilidades de las nuevas tecnologías. El viejo edificio se reservó a museo de ciencias naturales e historia naval y los nuevos tiempos se hicieron hueco bajo el Paseo Nuevo. Tras una excavación de 20.000 metros cúbicos y una inversión de 1.300 millones de pesetas financiados en gran parte por las instituciones públicas, el Aquarium estrenó en el verano de 1998 sus nuevas dependencias, por donde nadan 5.000 ejemplares de diversas especies marinas, desde el imponente tiburón toro hasta el original pez payaso.
El elemento central de las nuevas instalaciones es el oceanario que, con sus 30 metros de largo, 16 de ancho y ocho de profundidad, es uno de los mejores de Europa. Su tramo central está atravesado por un túnel acrílico de 360 grados que permite tener una completa visión de lo que ocurre dentro de la gran pileta, que se alimenta con agua de la bahía donostiarra.
El Aquarium ha establecido "medidas de prevención" para, llegado el momento, evitar que los derivados del chapapote procedente del Prestige puedan afectar al agua de la que se nutren las instalaciones, indica la responsable de marketing, Aitziber Zubillaga. El apunte sitúa la historia del Aquarium en el presente.
Un presente que ya mira al futuro, pues el próximo otoño, un otoño de 75º aniversario, se cerrará el círculo de la modernización del palacio del mar con el inicio de la reforma interior del edificio antiguo, que requerirá una inversión de 9,6 millones de euros. "Un 90% será acuario, una sinfonía de agua, colores y peces, que es lo que más atrae al público", mientras que el área que quede como museo tendrá "un aire más didáctico", explica Zaragüeta, quien destaca que el esqueleto de ballena, "la imagen del Aquarium", seguirá teniendo su espacio. La nueva etapa del Aquarium discurrirá bajo la supervisión de la fundación creada a finales de 2002 para dotar a la SOG de los medios materiales para su desarrollo.
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