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Schröder anuncia una profunda reforma del Estado de bienestar para dinamizar la economía

El canciller alemán reclama a la UE una interpretación más flexible del Pacto de Estabilidad

Tras una semana de reuniones a puerta cerrada con los dirigentes de su Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) y del socio menor de la coalición gubernamental, Los Verdes, el canciller alemán, Gerhard Schröder, empezó el año con el anuncio de profundas reformas del Estado de bienestar, según dejó en claro ayer en una conferencia de prensa. A cambio de esta promesa de reestructuración, sobre todo de la sanidad y del sistema de pensiones, Schröder pidió a la Comisión Europea una interpretación más flexible del Pacto de Estabilidad, que Alemania podría infringir por segunda vez consecutiva.

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Schröder se esforzó ayer al máximo en hacer olvidar las aciagas semanas posteriores a las elecciones del 22 de septiembre, cuando su coalición rojiverde, aparentemente sorprendida por su propio éxito en las urnas, lanzó una verdadera batería de aumentos impositivos y se hundió en múltiples contradicciones internas sobre qué rumbo económico y político tomar. "Quizás hubiéramos debido tomarnos una semana de vacaciones después de los comicios", medio bromeó el canciller, antes de admitir que aquel apresurado intento de estabilizar las cuentas públicas a través del aumento de impuestos significó más de "una piedra en el camino" para la crujiente recuperación económica.

Tras el acto de contrición, prefirió mirar hacia adelante: tanto en su exposición inicial como en la posterior conferencia de prensa, Schröder hizo hincapié en la necesidad de poner al día el modelo alemán, incorporando "más mercado y transparencia" en su lujosa sanidad, y reestructurando por segunda vez el sistema de pensiones, año tras año más cercano a la quiebra.

Estas medidas, que deberán concretarse antes de este verano, al igual que las reformas del mercado laboral, ya puestas en marcha, suponen dolorosos recortes sociales para los 82 millones de alemanes, pero están consideradas como imprescindibles para volver a dinamizar la economía, que este año probablemente tan sólo crecerá un 0,3%.

Schröder no dejó duda de que este anuncio es la moneda de cambio de Berlín para intentar lograr cierta flexibilidad de Bruselas sobre el Pacto de Estabilidad, cuya cota máxima del 3% del déficit público ya fue infringida el año pasado por Alemania, con un 3,8%, y probablemente también lo será este año, según coinciden en señalar los expertos en Berlín y Bruselas.

En línea con lo que ya desde hace meses sostiene Francia, Schröder se mostró esperanzado ayer en que se imponga la concepción en la UE de que es "razonable no fijarse dogmáticamente en un solo criterio", como el del déficit, para más bien tener en cuenta las "necesidades económicas", de crecimiento sobre todo.

Schröder se apresuró ayer a dejar en claro que Berlín no pone "en tela de juicio" el conjunto del Pacto de Estabilidad, ni cesará en su empeño de consolidación presupuestaria -lo que implica no endeudarse más de lo previsto-, una posibilidad apenas entreabierta la víspera por el ministro de Economía, Wolfgang Clement.

Al final, Schröder se negó sistemáticamente a responder a las preguntas incómodas sobre el posible descalabro del SPD en dos próximas elecciones regionales. "No me gusta especular", dijo varias veces, aparentemente alegre.

El canciller alemán, Gerhard Schröder, se dispone a ofrecer una rueda de prensa ayer en Berlín.
El canciller alemán, Gerhard Schröder, se dispone a ofrecer una rueda de prensa ayer en Berlín.REUTERS

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