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Reportaje:Signos

El controvertido Movimiento Indaliano

Almería se nutre del legado del pintor Perceval sin un compromiso por salvaguardar su obra

Indalete, la simpática mascota que saluda a los niños y niñas para dar a conocer los Juegos Mediterráneos que Almería celebrará en 2005 se remonta, creativamente, a la década de los años cuarenta. Pero Indalete luce mejores y más coloridos trajes y se diría que goza de un aspecto más henchido y orondo que su abuelo, el primigenio indalo creado por el pintor Jesús de Perceval (Almería, 1915-1985). Cosas del diseño gráfico.

El evento deportivo de 2005 ha destapado un vacío o una deuda de la ciudad almeriense para el personaje que un día creara un movimiento cultural en el erial almeriense de los años cuarenta y llevara el nombre de la provincia más allá de sus fronteras. El Movimiento Indaliano con su tertulia y el propio Indalo han sobrevivido a su propio creador y mentor y ha dividido a la sociedad almeriense entre los entusiastas que defienden la labor percevalina y agradecen su legado y quienes la denostan por casposa y provinciana.

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Para unos y otros Perceval se llevó a la tumba el mérito de haber reunido a un grupo de jóvenes adolescentes y personajes públicos almerienses -"incultos y sin preparación alguna", según testigos- en torno a la inquietud artística de difundir una visión del arte que buscaba potenciar lo local desde un enfoque completamente innovador. El Movimiento Indaliano arranca en las reuniones culturales que tienen lugar en el café-bar La Granja Balear en los primeros años cuarenta con Perceval y la poeta Celia Viñas como principales motores.

A ellos se les unen un grupo de jóvenes pintores (hoy octogenarios o desaparecidos) como Alcaraz, Cantón Checa, Cañadas, Capuleto, Rueda y López Díaz. El único biógrafo del artista, el escritor y periodista Antonio Fernández Gil Kayros, apunta una de las opiniones más severas sobre los indalianos y el propio Perceval desgajada de todo mérito artístico. "A mi modo de ver es un movimiento totalmente publicitario. Es una creación de Perceval y todo el sistema que estaba detrás de él: la Falange. Nace dentro de la dictadura como una vuelta al nacionalismo. Era un arte que ellos llamaban el nuevo orden y se fundamenta en la vuelta a la tierra, la línea, el colorido y las formas tradicionales", describe el periodista.

El hecho de que Perceval contactara con el escritor Eugenio d'Ors y tuviera a su favor a escritores como Camilo José Cela, Gerardo Diego y José García Nieto, entre otros, contribuyó a su éxito. "Perceval consiguió que se hablase de Almería en la antesala del despacho de algunos ministros. Y sobre todo, llenó periódicos de paisajes almerienses. La inmensa cohorte de escritores y poetas en torno a la prensa del Movimiento se puso a funcionar a todo gas a impulsos de sentimientos de difícil filiación", expone Kayros en su libro Jesús de Perceval. Biografía (1996).

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Oportunismos a un lado, la preparación y creatividad de Perceval como pintor, escultor y dibujante nunca fue cuestionada, si bien su decisión de quedarse en Almería abortó para siempre una trayectoria que le hubiera conducido a las enciclopedias universales del arte. A la evidente influencia que ejercieron sobre él las obras de Zuloaga y Solana se suma la de Aurelio Arteta, de quien admiró sus composiciones de grupos y las figuras humanas.

José Luis Ruz, pintor e hijo político del artista, alaba su enorme capacidad de creación a la par que desautoriza a quienes han "aprovechado" el indalismo y el apellido Perceval para obtener éxitos profesionales "sin la mitad de talento" que poseía el polifacético personaje.

El clímax del Movimiento Indaliano tendría lugar en 1947 con la exitosa exposición en el Museo Nacional de Arte Moderno en Madrid de todos los indalianos, que les encumbraría a nivel nacional en el VI Salón de los Once de Eugenio d'Ors en 1948. La decadencia, tal y como destaca la autora de la única tesis sobre el indalismo, María Dolores Durán, llegaría en un par de décadas. "Tras el éxito madrileño, los pintores jóvenes comenzaron su particular diáspora y una especie de agotamiento en la dirección de Perceval", apunta Durán.

División de opiniones

El pintor más evolutivo en su obra, Capuleto, fue el primero en "salir" del grupo Indaliano integrado por Perceval a la cabeza y los jovencísimos artistas Miguel Rueda (ya fallecido), Francisco Alcaraz, Miguel Cantón Checa, Antonio López Díaz y Luis Cañadas. Francisco Capulino Capuleto, que tiene previsto exponer una antológica en el Reina Sofía en 2003, narra con ironía el maltrato que de una y otra parte recibió la tertulia indaliana y el movimiento que lo impulsaba."Lo curioso del tema es que los de derechas dicen que éramos de izquierdas y estos últimos que éramos de derechas. Perceval sí provenía de una familia conservadora y de rancio abolengo aunque fuera un liberal irrepetible. Pero el resto tuvimos familiares que fueron fusilados por sus creencias republicanas", explica el artista.Capuleto no titubea un segundo a la hora de diagnosticar la muerte cerebral de aquel proyecto de los años cuarenta. "Entró en declive porque todo lo que nace, muere. Ya no está vigente", zanja el pintor.Sin embargo, otro de los siete que fundaron aquella aventura cultural, Cantón Checa, niega este extremo con ímpetu. "Hubo un momento en que nos dispersamos, pero fue porque cada uno cogió su camino. Pero nos unimos cada vez que nos parece oportuno porque el Indalismo sigue totalmente vigente en la actualidad y en todas las publicaciones que se vienen editando en España y en el extranjero", asegura el galerista.

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