El puerto de Sevilla tiene planes
El puerto de Sevilla es el único comercial fluvial que existe en España. Ubicado en el corazón de la capital de Andalucía, la Autoridad Portuaria, que rige las insalaciones, ha aprovechado su situación y su circunstancia para especializarse en esta década (es el primero en la actualidad en comercio de contenedores con las Islas Canarias y encabeza igualmente, junto al de Tarragona, el tráfico de cereales en la península) y para duplicar su movimiento de mercancías en los últimos ocho años -de 2,6 millones de toneladas en 1993 a 4,9 millones en el pasado ejercicio de 2001, y con previsiones de mantener la tendencia de crecimiento-.
Inmerso en esa dinámica, y alentado por la Unión Europea, que recomienda la promoción de los puertos fluviales para reducir el tráfico de mercancías por carretera entre la costa y los centros productivos, el Puerto de Sevilla se halla en pleno proceso de planificación de su futuro inmediato, que la Autoridad Portuaria dibuja con tinta de optimismo y ambición. Así, en sus planes estratégico y de infraestructuras, que trabajan con el horizonte de 2020, se prevé que las instalaciones portuarias dupliquen su superficie y su capacidad de negocio.
La Autoridad Portuaria hispalense proyecta duplicar su superficie y capacidad en los próximos 20 años
Esos proyectos de ampliación se sustentan en dos infraestructuras principales, que son los pilares del trabajo de Manuel Fernández, presidente de la Autoridad Portuaria, y su gente: la construcción de una nueva esclusa, más al sur de la actual; y el dragado del río, que aumentaría su calado en metro y medio y permitiría el acceso de barcos de mayor tonelaje.
Ambas obras deberán ser acompañadas de un completo plan de nuevos accesos para el tráfico rodado y el ferrocarril, liberarán grandes superficies de terreno por las que ya suspiran los redactores del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de la ciudad y permitirán al puerto la creación de dos nuevos polígonos industriales. Pero ambas están condicionadas a la emisión por parte del Ministerio de Medio Ambiente de un estudio de impacto medioambiental favorable, solicitado hace un año y que no termina de llegar, sembrando de suspicacias y nerviosismo los ánimos tanto de los rectores del puerto como de las autoridades municipales, que saben de la importancia de la ampliación de las instalaciones del río para el futuro económico de Sevilla.
Tardanza excesiva
"La ley no establece plazos para la emisión del estudio de impacto, pero hace casi un año ya que remitimos la solicitud y nos parece excesivo lo que está tardando", reconoce el presidente de la Autoridad Portuaria. "No lo entiendo, porque además los informes de los técnicos del Ministerio apuntan a un estudio favorable para el comienzo de las obras. No creo que se deba al miedo del ministro a sembrar una polémica con la Junta por la repercusión sobre el entorno de Doñaña, porque la Consejería de Medio Ambiente es favorable a la ampliación después de que asumieramos sus recomendaciones", apostilla Fernández.
Ese dictamen paraliza por ahora el inicio de las obras de la esclusa y el dragado, que son parte del plan director de infraestructuras del puerto, presupuestado, a expensas del coste que suponga las medidas de correción del impacto medioambiental, en 270 millones de euros (unos 45.000 millones de pesetas).
El dinero saldrá, en su mayoría, de fondos europeos, ya contemplados en el plan de infraestructuras del Estado. Otro poco, al menos 70 millones de euros, deben venir de la recalificación para usos urbanístico en la ciudad de parte de los terrenos que la Autoridad Portuaria posee en la Avenida de la Raza, ya prevista en la revisión del PGOU. Si el informe del Ministerio fuera favorable para la Autoridad Portuaria y llegara en los próximos meses, ésta prevé que el dragado y la esclusa puden estar listos en 2006.
En paralelo a los proyectos de grandes obras y accesos, el puerto desarrolla su plan estratégico de futuro en dos sectores principales: el suelo industrial y los usos logísticos. Con la transformación casi concluida de la dársena del Batán en una moderna zona de almacenaje y servicios (la próxima semana se aprobará la concesión a una empresa privada por 30 años de un polígono de 26 hectáreas en el que invertirá 39 millones de euros), y el polígono industrial de Torrecuellar I con su espacio casi agotado; la Autoridad Portuaria emprenderá pronto la urbanización de un nuevo polígono, y reserva suelo para un tercero (con una superficie entre ambos de 53 hectáreas).
Además, la nueva esclusa permitirá la expansión del puerto hacia el sur, su tendencia de crecimiento histórico natural desde su creación a los pies de la Torre del Oro. Ese desplazamiento permitirá la construcción de nuevos muelles tanto en la Dársena del Cuarto como en la Punta del Verde. En total, el puerto proyecta duplicar su superficie y su capacidad antes de 2020. Un proyecto de crecimiento que sirve de locomotora para el desarrollo de una ciudad en pleno proceso de revisión y planificación, pero que choca en algunos de sus aspectos con la conservación del delicado entorno medioambiental de Doñana.
"Coincidencias" con la ciudad
El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Fernández, se siente satisfecho por la relación que su institución mantiene con la ciudad, especialmente en el momento de toma de decisiones en que ambas se encuentran. "Hay bastante coincidencia entre los postulados del Plan Estratégico y del PGOU y nuestros planteamientos", asegura.Esas coincidencias serán fundamentales para permitir que tanto la ciudad como el puerto cooperen y se auxilien mutuamente en sus planes de crecimiento.El proyecto de construcción de una nueva esclusa más al sur permitirá el desplazamiento de las instalaciones portuarias. A corto plazo, la acera este de la Avenida de la Raza, dado que casi carece de usos portuarios, es contemplada por la oficina de revisión del PGOU como lugar idóneo para la ubicación de usos terciarios y viviendas. Esa recalificación de usos, y la posterior venta de los terrenos, permitiría al puerto financiar parte de su crecimiento. Y a medio plazo se prevé dedicar la acera oeste, que tiene acceso al río, al turismo de cruceros o incluso a la navegación deportiva, usos en los que el Ayuntamiento está muy interesado para aumentar la oferta turística de la ciudad.Igual ocurre con los terrenos existentes entre el puente de las Delicias y el de Los Remedios. A expensas de un convenio a firmar entre Ayuntamiento y Autoridad Portuaria, en la orilla este se construirá un gran acuario, mientras que en la ribera oeste, que actualmente ocupa un club deportivo, se quiere construir un gran paseo y una zona de servicios y comercial. Más tardará en ser realidad, sin embargo, el proyecto municipal de construir una zona de edificios de negocios en donde actualmente se halla Campsa.
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