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MÚSICA PARA REGALAR

Humo, canción y poesía

Hay que saber cuidar el patrimonio de una cultura y es preciso reconocer que los franceses han sido bastante activos en ese sentido. La reciente edición en vinilo de más de 25 discos, con la reproducción de las portadas originales, de artistas como Juliette Gréco, Léo Ferré, Georges Brassens, Dalida, Félix Leclerc, Yves Montand, Henri Salvador, Claude Nougaro, Boby Lapointe o Serge Gainsbourg es una idea digna de ser celebrada. Un placer para melómanos -la edición en vinilo es limitada y numerada- que también se publica en compacto, con los mismos discos miniaturizados.

Las grabaciones abarcan un periodo entre 1951, con un disco del canadiense Félix Leclerc, prácticamente inencontrable en las tiendas desde hace años, hasta 1964, con el álbum del belga Jacques Brel en directo en el Olympia de París. Originalmente publicados bajo los sellos Philips, Polydor, Barclay y Fontana, ahora parte de Universal, tienen un formato de 25 centímetros -el precursor del elepé- y 33 revoluciones por minuto, con 8 a 11 temas cada uno, totalmente remasterizados. Las portadas, muchas de ellas con un diseño que apetecería enmarcar como un cuadro, recuerdan los tiempos en los que el disco proporcionaba también un placer estético y hasta incubaba cierto fetichismo por estos objetos de deseo, con el olvidado gusto artesanal por posar la aguja sobre los surcos negros y darle luego la vuelta al disco, con cuidado, para escuchar la otra cara.

Pero más allá del aspecto exterior, esta colección rescata una época y una forma de vivir la música. Uno de los títulos más interesantes es el que Georges Brassens grabó en 1952, el primero en 33 revoluciones, después de varios singles en 78 rpm. En él se incluyen "canciones poéticas" como La mauvaise réputation o Le gorille, que empezaron a consolidar su fama. Compositor y cantante, a menudo acompañado sólo por su guitarra y la socarrona ironía de sus canciones inconformistas, ungió la alianza entre poesía y canción popular como pocos. Esta colección incluye otros dos títulos de este autor. "Él [Brassens] hizo más por los poetas que cien años de críticas y ediciones limitadas, despertando el gusto, la necesidad de poesía en un público innumerable", escribió el editor y poeta francés Pierre Seghers.

Junto a él hay otros artistas determinantes de la canción francesa de la época como Jacques Brel, Léo Ferré, Juliette Gréco -auténtica musa de la canción literaria- o Boris Vian.

Era la época del existencialismo y los intelectuales, pero también los obreros y la burguesía, los universitarios y las amas de casa francesas compartían la pasión por intérpretes como Henri Salvador (nacido en Guadalupe), Yves Montand (que canta varios temas compuestos por Claude Nougaro) o la sensual italiana Dalida, con su suave pronunciación del francés y versiones hasta de La violetera. En otro extremo, el de la música para guateques a ritmo de rock and roll a la francesa, Magali Noël da el ejemplo.

Los discos de estos artistas

emanaban cierto aire romántico y confidencial, una dulce melancolía que a veces estallaba en provocadora alegría. Henri Salvador, que en los últimos tiempos ha reanudado su carrera con dos soberbios discos, muestra en tres grabaciones de los años 1956, 1958 y 1959 la faceta más bailable y más isleña de su repertorio, con alegres calipsos a la francesa.

Entre ellos, el provocador número uno: Serge Gainsbourg. Esta colección incluye su debú discográfico, Du chant a la une (1958), que incluía uno de sus temas más populares, Le Poinçonneur des Lilas, y otros tres discos de los años 1959, 1961 y 1962. La influencia de este compositor y cantante descarado y revulsivo, ostentosamente alcohólico, fumador y mujeriego continuó hasta su muerte, en 1991. Fue amante y mentor de la actriz Brigitte Bardot en su faceta de cantante, con quien interpretó a dúo varios temas. También Gréco cantó sus canciones, entre ellos, La javanese, incluida en uno de estos discos.

Otra cosa a destacar son las orquestas y arreglistas que se repiten en muchos de estos discos, entre los que figuran Raymond Lefèvre, Michel Legrand, Alain Goraguer, Frank Aussman y Jean-Michel Defaye.

En fin, una iniciativa discográfica que no se contenta con el truco de rebuscar en los viejos catálogos, sino que recrea en cierta forma una historia que de otra manera quedaría olvidada en el polvoriento desván de la memoria.

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