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Reportaje:

"¿Por qué choca que sea guardia civil y homosexual?"

Un agente del instituto armado revela públicamente que es gay porque cree que así se normaliza la institución

Soledad Alcaide

Su primer paso fue asesorar a un compañero para que solicitara vivir con su pareja en una casa cuartel de la Guardia Civil. El siguiente es dar la cara. Joan Miquel Perpinyà, de 28 años, secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUG) de Baleares, declara hoy por primera vez de forma pública su homosexualidad. Y, como ya hicieron el teniente coronel José María Sánchez Silva o el sacerdote José Mantero, lo hace desde la revista Zero: "Soy guardia civil y soy gay", dice en la portada del número que sale hoy a la venta.

"Ya ha salido del armario gente de la Iglesia y del Ejército. Ahora le toca a la Guardia Civil", declaró Pedro Zerolo, presidente de la Federación Estatal de Lesbianas y Gays, el mismo día en que se supo que un agente destinado en Vilafranca (Mallorca) había planteado que se le adjudicara una vivienda en su acuartelamiento. Fue el propio Perpinyà quien atendió la llamada de Sebastián M. G., el agente que buscaba la asesoría de la AUG para saber si existía ese derecho.

"Tengo más derechos restringidos por ser guardia civil que por ser homosexual"
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Y pronto se convirtió en el artífice de que su solicitud no cayera en saco roto. Sabía que el reglamento lo impedía, pero planteó que se podía luchar por ello: "Entendíamos que no era noticia que un guardia pidiera un pabellón, la noticia hubiera sido que se lo negaran" por ser homosexual, señala en Zero.

Antes incluso de que esa solicitud fuera oficial, tuvo una rápida respuesta de la dirección general del instituto armado: una simple nota oficial modificó la normativa, para que se pudiera autorizar el uso de pabellones oficiales a todas las parejas de hecho, independientemente de su orientación sexual.

El agente que abrió el debate no quiso revelar su identidad y sólo ha concedido una entrevista con su pareja a una publicación, en la que no se les identifica en las fotografías. Y ésa ha sido una de las motivaciones de Perpinyà para tomar él el relevo. "Se quedó decepcionado por el desenlace", explican desde la revista. "Porque cree que esa visibilidad de los homosexuales tiene que ser dando la cara".

"El debate social que se ha montado da a entender que la Guardia Civil está al margen de la sociedad", sostiene el guardia civil en la entrevista, para justificar su decisión de salir del armario. "Hay que tratar de normalizar la institución y una imagen de normalidad es esta entrevista".

Joan Miquel Perpinyà es un agente joven, que lleva 10 años en el cuerpo armado, y muchos de ellos trabajando por los derechos de sus compañeros. Por eso, él mismo confiesa que para él es más fácil salir a la luz pública. "A mí me conoce ya todo el mundo por el cargo asociativo que tengo, no tengo mucho que proteger tampoco". También fue más fácil porque ya tenía contacto con la revista que le ha servido de ventana. Una publicación que tiene una tirada de 50.000 ejemplares y que en los últimos años se ha hecho abanderada de quienes opinan que la visibilidad de los homosexuales es un fenómeno de normalización.

"Es evidente que lo más importante para Perpinyà es el paso personal", señala Miguel Ángel López, director de Zero. "Pero, además, quienes están en su situación son conscientes de que por su profesión representan a un sector y saben que salir a la luz es una herramienta política desde lo gay". Lo que luego no se recuerda, añade, es que los homosexuales que han dado ese paso ejercen sus derechos: "En España puede más el morbo que el reconocimiento de que se está haciendo un ejercicio de libertad".

López reconoce que además hay viento a favor, porque es un momento clave para que esta revelación no conlleve algún tipo de represalias. "Aunque esa posibilidad siempre se maneja, no parece que la situación sea adversa. Ahora hay unas elecciones en perspectiva y, además, Santiago López Valdivielso [el director general de la Guardia Civil] actuó con rapidez de reflejos en el tema de las casas cuartel", añade. Esa rápida actuación también le gustó a Perpinyà. "Hay gente que le acusa de haberse movido por la presión mediática, pero yo estoy convencido de que él lo hizo por convicción".

A lo largo de la entrevista, el guardia civil, que posa en vaqueros y camiseta, pero tocado con el tricornio, da muestras de que posee ese toque idealista que hace falta para plantear los propios derechos. Habla con orgullo de la Guardia Civil, donde dice que ingresó por pura vocación -"entré por vocación de servicio y no me da vergüenza decirlo", sostiene- y asegura que le "choca" que la gente crea que es incompatible ser guardia civil y homosexual.

Pese a estar orgulloso de pertenecer al instituto armado, Perpinyà es también muy crítico. Asegura que los problemas que ha podido tener dentro de la Guardia Civil han tenido más que ver con su intención de cambiar la institución que por su orientación sexual. Y explica que como agente no puede pertenecer a un sindicato, ni tiene libertad de expresión o de movimiento.

"Para salir del término municipal teóricamente necesitamos autorización y por infringir esa norma tenemos pena de privación de libertad, con arresto". También critica que no haya asociaciones profesionales dentro de los cuerpos militares, como ocurre en otros países del entorno europeo. Y para defender su criterio antepone la ley: "No podemos tener sindicatos, aunque la Constitución no dice que no podamos".

Por este motivo inició su activismo, y revelar su orientación sexual es apenas un paso más en esa coherencia. "Tengo más derechos restringidos por el hecho de ser guardia civil que por ser homosexual".

Portada del número de diciembre de <b></b><i>Zero, </i>con la imagen de Perpinyà.
Portada del número de diciembre de Zero, con la imagen de Perpinyà.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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