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Un juez investiga la muerte de un perro tras ser atacado por otro de la raza pitbull

Un juez investiga la muerte de un perro pastor catalán tras las graves heridas que sufrió al ser atacado por un pitbull. El pastor padeció tres feroces ataques del pitbull. La tercera vez lo retuvo entre sus dientes durante 30 minutos, lo que le causó heridas en el cuello y en el lomo que no dejaron otra opción que sacrificarlo.

El dueño de la víctima ha denunciado los hechos, que ocurrieron el pasado día 10. Fue un día nefasto para Jesús Ángel Rojas.Tuvo que sacrificar a su perro, de nombre Jao, un pastor catalán de 12 años, al que había criado desde cachorro. Eran las siete de la tarde y Jesús Ángel Rojas decidió sacar a pasear a Jao. Abrió la puerta de su casa, en el cuarto piso del número 15 de la calle de Benito Gutiérrez, en Argüelles, y se dispuso a coger el ascensor.

En pocos segundos apareció un perro de raza pitbull que bajaba del quinto piso por la escalera. El pitbull saltó contra el animal y su dueño. Jesús pudo salvarse del ataque gracias a una cazadora de cuero que llevaba puesta. Jao se llevó la peor parte: el pitbull atajó el cuello del animal, aunque las patadas de Jesús lo alejaron. Sin embargo, el pitbull volvió a atacar y clavó sus dientes en el lomo del otro animal. Tras 15 minutos, una patada de Jesús pudo arrancar a Jao de los dientes del pitbull.

La agonía

Cuando Jesús, con su perro en brazos, se disponía a llevarlo al veterinario, el otro can olió desde el quinto piso la sangre que aquél derramaba, se soltó de su dueña, que lo había agarrado tras los ataques, y se lanzó sobre el pastor catalán, arrebatándoselo a Jesús y tirándolo contra el suelo. La agonía de Jao duró 30 minutos, el tiempo que el pitbull lo retuvo entre sus mandíbulas sin soltarlo. En la acera se formó un corrillo de gente.

Unos escuchaban los aullidos de dolor de Jao y otros ayudaban a Jesús en sus intentos para que el pitbull soltara a su perro, medio muerto en el suelo. 'Un grupo de gente sujetó la cabeza y las patas del pitbull para que no pudiera moverse y no desgarrara el lomo de mi perro. Yo subí a casa, cogí un destornillador y se lo metí por la boca [al pitbull] para intentar hacer palanca y poder abrírsela para que soltara al mío, pero no dejaba de apretar los dientes. Le tiramos cubos de agua y hasta detergente en la boca, pero, al final, lo soltó cuando se cansó de morder', añade Jesús, y agrega: 'Alguien avisó a la policía, pero cuando llegó mi perro ya estaba suelto. Me llevaron en un patrulla a la clínica veterinaria, y mientras lo atendían, me acercaron a la comisaría a poner una denuncia'.

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Ahora, un juez investiga las causas del ataque con la ley de perros peligrosos en la mano. En la Comunidad, la normativa indica que este tipo de perros, calificados como 'potencialmente peligrosos', no pueden circular por las vías públicas sin correa ni bozal y que sus dueños deben disponer una licencia que otorgan los ayuntamientos para la tenencia de animales peligrosos.

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