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Reportaje:Signos

Una exploración del rostro

El pintor jiennense Santiago Ydáñez pasea su obra figurativa por varios países

Ginés Donaire

Santiago Ydáñez (Puente de Génave, Jaén, 1969) se ha consagrado ya como uno de los renovadores de la pintura figurativa española. Influenciado por los expresionistas alemanes como Gerard Richter, la corriente renacentista de Hans Holbein o la obra de Saura, el artista andaluz lleva tiempo dedicándose a la exploración del rostro, pero casi siempre desde una perspectiva dramática. Sus lienzos se encuentran preferentemente ocupados por cabezas de hombres, niños o animales y, mediante gruesos trazos cargados de materia, intenta transmitir al público instintos primarios como la sorpresa y el dolor.

Después de una carrera fulgurante, que le ha llevado a exponer en los últimos años en varios países del mundo, Ydáñez prepara ahora con mimo su primera exposición individual en Nueva York de la mano de la galería Ramis Barquet. Allí tendrá ocasión de presentar sus últimas creaciones, que tienen mucho que ver con lo que él llama 'combinación entre la espiritualidad religiosa y la profana y la parte animal del ser humano'. Parte de estos trabajos han podido contemplarse este último verano en Salamanca, en una exposición organizada por la Universidad en los actos reivindicativos de la Capitalidad Cultural Europea. Entonces presentó cinco obras de dimensiones monumentales, cuatro humanas y un esqueleto de mono, que reflexionan sobre el cuerpo humano como recipiente de sensaciones.

Ydáñez se acerca al retrato con una serie de rostros monumentales de gran carga conceptual. Pinta rostros, miradas que se cruzan, ojos que se escrutan, caras de gente de su entorno o la faz de sus amigos. Él mismo ha reconocido que le entusiasma trabajar sobre las expresiones facial y corporal, pero advierte: 'No me gusta encasillarme'. Quizá por ello en su última etapa está experimentando con vídeos y fotografías de personas, pero también de la fauna animal. De hecho, actualmente trabaja en una serie con fotografías de esqueletos de animales, 'una comparación entre lo humano y lo animal llevado al movimiento', explica. En la dureza de sus imágenes y en la elección de sus personajes hay una continua mirada a sus orígenes, en la Sierra de Segura, la comarca jiennense de donde tuvo que salir para estudiar Bellas Artes en Granada. 'Claro que mi obra tiene mucho que ver con mis vivencias en mi infancia', admite el pintor.

En lo que va de año, Ydáñez ha expuesto de forma individual en Madrid, Salamanca, Palma de Mallorca, Monterrey (México) y, actualmente, lo hace en Trieste (Italia). Con anterioridad ha llevado su obra a Lisboa y a Miami. También ha formado parte de medio centenar de exposiciones colectivas por varios países. El punto de inflexión en su carrera fue su selección por el INJUVE para la Muestra de Arte Joven y la beca ganada de la Fundación Botín. A partir de ahí empezó a trabajar con la galería Luis Adelantado, de Valencia, con la que ha expuesto en Chicago, Caracas, Turín, Braga o Milán.

Este año, el pintor jiennense ha ganado el primer premio de pintura Generación 2002 promovido por Caja Madrid. Su obra se cuelga de instituciones como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la Colección L'Oréal o el Museo Sofía Ímber de Caracas. En sus primeros años Ydáñez ya había ganado algunos premios regionales de renombre, como el Rafael Zabaleta o el Emilio Ollero, y su obra ha sobresalido en Arco, donde ha estado presente en cuatro ediciones. Ydáñez vive a caballo entre su Sierra de Segura y París, donde tiene la oportunidad de empaparse de arte con sus continuas visitas a los museos.

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