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Bandas de delincuentes usan vídeos para enseñar a robar

Los Mossos d'Esquadra han confiscado a bandas de delincuentes rumanos que cometen pequeños delitos en la provincia de Girona -como robos en cabinas y supermercados- algunas cintas de vídeo con las que enseñan técnicas para robar y delinquir a jóvenes inexpertos que se incorporan a sus filas.

Según informó a Efe la policía autonómica catalana, desde principios de año hasta el pasado mes de julio fueron detenidos en esa provincia 109 hombres y 46 mujeres, algunos en más de una ocasión, pertenecientes a estas bandas de delincuentes, que guardan relaciones entre sí pero actúan de forma independiente, a modo de mafias.

En varias de las operaciones los Mossos confiscaron cintas de vídeo grabadas por los cabecillas de las bandas para enseñar a los jóvenes a cometer los delitos en los que estos grupos están especializados, generalmente crímenes sin violencia ni intimidación.

En las imágenes se explica paso a paso a los aprendices de delincuentes cómo deben proceder para desvalijar a un turista haciéndose pasar por un policía de la brigada antidroga: pedir la cartera con la documentación y, en un hábil juego de manos, apoderarse de los billetes sin que la víctima se dé cuenta.

En los vídeos se enseñan además otros trucos para pequeñas estafas, como engañar a los empleados de las entidades de cambio de divisas sustituyendo rápidamente el sobre con los billetes que en un principio se querían canjear por otro con papeles sin valor, una vez el oficinista ha contado el dinero.

Las películas con las que se alecciona a los recién llegados a la banda ilustran la variedad de actos delictivos en los que están especializadas estas bandas, como el conocido lazo libanés, con el que se apropian de la recaudación de las cabinas telefónicas, o el simple robo de carteras a turistas.

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Robos en hipermercados

Otros delitos practicados por estas bandas son los robos en grandes superficies o mercados semanales, en los que extraen tabaco, licores, ropa o productos de perfumería escondidos en bolsas con un doble fondo elaborado con papel de aluminio. Los robos a joyerías mediante el butrón, o en gasolineras, habitualmente sin violencia, son otros de los delitos que acostumbran a cometer las mafias rumanas.

En pocas ocasiones ha sido posible recuperar el botín de los robos, ya que la policía sospecha que el dinero o las joyas sustraídas los envían lo más rápidamente posible a su país de origen. Estas bandas están compuestas por ciudadanos rumanos de entre 17 y 59 años, aunque la mayoría de ellos son jóvenes, de entre 25 y 35. Las mujeres tienen un papel muy activo y son las autoras de un tercio de los delitos que se les atribuyen. Casi todos tienen antecedentes policiales y utilizan distintas identidades, ya que también son expertos en la falsificación de documentos.

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