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El clásico intercontinental

La rivalidad entre Argentina e Inglaterra se remonta a 1953 y se revivió en 1966, 1986 y 1998

Marcelo Bielsa, el seleccionador argentino, dijo ayer que Argentina frente Inglaterra era un 'clásico'. Lo mismo había dicho un par de días antes el capitán argentino, Juan Sebastián Verón. Y así lo viven los públicos de los repectivos países: con la intensidad casi de un Barcelona-Real Madrid.

Si alquien lo duda, que oiga las palabras hace un par de meses de Roberto Perfumo, que fue capitán de la selección argentina durante siete años y jugó dos veces contra los ingleses, la primera en el Mundial de 1966. Recordando el famoso encuentro de cuartos de final en el Mundial de 1986, cuando Maradona metió un gol con la mano de Dios y otro, el llamado gol del siglo, tras regatearse a toda la defensa inglesa, Perfumo dijo: 'Para los argentinos, en 1986, ganar ese partido contra Inglaterra fue suficiente. Ganar el Mundial era secundario. Ganar a Inglaterra fue el objetivo principal'.

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Algo muy parecido suelen decir los ficionados del Barcelona. Que ganar la Liga no es tan importante como ganar al Madrid. Por otro lado, hay pocos madridistas que tendrían la cortesía de no celebrar un gol frente el Barça que el árbitro debería de haber anulado. César Luis Menotti, ex seleccionador argentino, hablaba en una entrevista hace un par de años de cómo habían festejado los argentinos aquel gol con la mano de Maradona. 'La gente decía, '¡Mejor todavía! ¡Mucho mejor que el gol haya sido tan injusto y tan cruel: a los ingleses les dolió más!'.

¿Qué es lo que hace que la rivalidad Argentina-Inglaterra sea tan intensa y tan excepcional? Porque no existe nada remotamente que se parezca entre países de diferentes continentes, separados por un océano y 12.000 kilometros de distancia.

Aquel partido de 1986 llevaba, claro, una carga emotiva especial porque fue el primer encuentro entre los dos países después de la victoria británica en la guerra de las Malvinas. Pero ésa no es toda la historia. Puede uno remitirse a las Invasiones Inglesas de principio del siglo XIX, episodio célebre en la historia argentina (aquella vez los argentinos ganaron), que todos los niños argentinos se saben de memoria. Aunque lo más habitual en lo que a fútbol se refiere es recordar aquel otro partido de cuartos de final, esta vez en el Mundial de 1966, cuando el capitán argentino Antonio Rattín fue expulsado, se negó durante diez minutos a salir del campo, e Inglatera acabó ganando 1 a 0.

Pero hay otro antecedente, más conocido en Argentina que en Inglaterra. El 14 de mayo de 1953, según los datos oficiales de la Asociacion de Fútbol Argentina, la selección argentina venció a la inglesa 3-1 en el estadio de River Plate. Causó tanta alegría la victoria en Argentina, la primera ante la nación que había traído el fútbol al Río de la Plata, que se decidió que de ahí en adelante el 14 de Mayo sería denominado el Día del Futbolista.

Sólo que hay un pequeño problema. La Asociacón de Fútbol inglesa mantiene que ese partido nunca se llevó a cabo. En las estadísticas oficiales inglesas aquel partido no aparece. Los ingleses dicen que un encuentro sí hubo entre jugadores ingleses y argentinos, pero que no fue un partido oficial. Con lo cual uno de los episodios más gloriosos en la historia del fútbol argentino es, según los ingleses, puro cuento. Una gran mentira.

Aquel encuentro, o desencuentro, hace casi medio siglo marcó el destino de la que se convertiría en la gran, y única, rivalidad intercontinental. Desde entonces, parece que los partidos entre Inglaterra y Argentina siempre generan controversia. Con lo cual, cada vez que juegan, un equipo u otro se acuerda de algo que ocurrió la vez anterior que exige la venganza.

Después del partido de 1966, que según insiste aún hoy Rattín fue un robo, el entrenador inglés, Alf Ramsey, tildó a los argentinos de 'animales'. Cuando las dos selecciones se volvieron a enfrentar ocho años después, los aficionados ingleses no se habían olvidado. Se pasaron el partido gritando '¡Animals! Animals!' Como para compensar, el árbitro argentino del encuentro dio un penalti inexistente a Argentina para que su selección pudiera empatar 2-2. Las dos selecsiones se vieron en el estadio de Boca Juniors tres años después, el partido acabó 1 a 1, con dos expulsados - uno de ellos Bertoni por quitarle un diente a Trevor Cherry de un puñetazo-. Todavía hoy Bertoni lleva la cicatriz en el puño izquierdo.

Después vino el partido en el último Mundial, en Francia 1998, donde Beckham fue expulsado tras un choque con Simeone. Toda Inglaterra recuerda hoy esa expulsión, y la derrota inglesa, como si fuera ayer. Una vez más, uno de los dos equipos, esta vez Inglaterra, saldrá hoy al campo con ánimo de venganza, de reafirmar el honor nacional. Mientras que para los argentinos, igual que hace medio siglo, no hay placer más grande que ganar a los ingleses.

Los jugadores de Argentina, en un entrenamiento.
Los jugadores de Argentina, en un entrenamiento.REUTERS

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