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Reportaje:

El acta del consejo del 21-M

El 21 de marzo de 2000 se habló de retribuir a los consejeros del BBVA. Pero Ybarra ordenó un complemento para los suyos desde las cuentas secretas

El 21 de marzo de 2000, el consejo del BBVA aprobó el nuevo sistema retributivo del banco fusionado para todos sus consejeros. Siete días más tarde, Ybarra decidió, por su cuenta, consumar la operación de los fondos de pensiones para él y su grupo.

El parto del BBVA tuvo lugar en la última semana de enero del año 2000. El sistema de retribuciones de los consejeros del nuevo banco fue objeto de diversas consultas entre Emilio Ybarra y Francisco González. La idea era que las remuneraciones de los antiguos consejeros del BBV deberían sufrir un recorte, mientras que las de los procedentes de Argentaria experimentarían una subida. En marzo, el sistema de retribuciones seguía en el alero.

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Ybarra guardaba en el armario el tema de las cuentas secretas de Jersey y Liechtenstein, lo que suponía el equivalente de unos 37.000 millones de pesetas. Llamó a sus consejeros y a algunos les explicó que había hablado de la merma de retribuciones con González -hecho que éste al conocer la versión ha negado- y que se solucionaría el asunto con un fondo de pensiones en Alico (American Life & Co) de Estados Unidos. Era un fondo peculiar: el dinero se podría retirar un 33% cada año durante tres. Un depósito con posibilidad de retirar el dinero, vaya.

Estos días, los letrados preparan la defensa de sus clientes, quien les han recordado la reunión del consejo del 21 de marzo de 2000. En el acta, entre los acuerdos, se lee: 'Las conclusiones alcanzadas fueron las de mantener el sistema retributivo que venía aplicándose por el BBV, distinguiendo entre una cantidad fija y una cantidad a distribuir por dietas y asistencia a las sesiones del consejo y a la comisión... Y, asimismo, se dotará el fondo de pensiones de consejeros con una cantidad anual como venía haciéndose. A fin de año se determinará la cifra final que correspondería por los distintos conceptos...'.

Fuentes consultadas aseguran que en esa reunión se informó que los fondos de previsión para todos los consejeros serían dotados con entre 200 y 225 millones de pesetas. En el plan, se precisó, verbalmente, que la dotación para los presidentes Ybarra y González serían de 10 millones, la de los consejeros miembros de la comisión delegada permanente sería de 8 millones para los consejeros y 4 para los demás.

En todos los casos, estos fondos solo se cobrarían en caso de cese, jubilación o fallecimiento.

Seis días después de esta reunión, Ybarra concretó su fondo particular y el que asignó a los otros consejeros del antiguo BBV. Ybarra ordenó a Luis Bastida transferir desde un trust de Jersey 19,2 millones de dólares (3.400 millones de pesetas) a Alico Estados Unidos, empresa con la que el BBV había contratado, en el pasado fondos de pensiones.

Ya estaba hecho. Ybarra mantuvo la operación en reserva. Este nuevo secreto se acumuló, en su armario, con los otros, los de las cuentas ocultas en Jersey y Liechtenstein.

El acuerdo adoptado el 21 de marzo de 2000 se refería a los 'fondos de previsión' de consejeros, esto es, de los consejeros del BBVA, y no hay asomo de cobertura para la operación de los 22 fondos que Ybarra ya estaba en tren de materializar antes del consejo.

Si el citado acuerdo no extiende cobertura alguna, podría arrojar luz, según algunos ex consejeros consultados por este periódico, sobre lo que pasaba entonces por la cabeza de Ybarra.

Aunque pudo haber resuelto la compensación para él mismo y sus consejeros antes de la fusión, no lo hizo. Finalmente se decidió a dar el paso, dos meses más tarde. Y lo hizo con cargo a la Caja B que mantenía oculta en el exterior. Tenía la esperanza de que Francisco González, ante las cuentas secretas y los fondos de pensiones, le daría cobertura. En cuanto a los consejeros del BBV, no son pocos los que aseguran creer que estaba pactada entre ambos presidentes.

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