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Dinero con miedo al cambio

La posible victoria electoral de 'Lula' da Silva aumenta el riesgo-país de Brasil y deprecia el real y la deuda pública y privada

Alejandro Rebossio

Todos los años electorales generan inestabilidad en Latinoamérica. Brasil, lejos de constituir una excepción, está sufriendo por el efecto negativo de la crisis argentina en sus exportaciones y por la desconfianza de los bancos extranjeros hacia el favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre, el izquierdista y ex sindicalista metalúrgico Luiz Inácio Lula da Silva, líder del Partido de los Trabajadores (PT).

Las entidades Merrill Lynch, Morgan Stanley y ABN Amro publicaron hace dos semanas informes que sugerían a sus clientes desprenderse de títulos públicos de Brasil por el temor de que Lula gane los comicios. SCH también alertó sobre los bonos brasileños, pero aclaró que su decisión está desvinculada del efecto Lula. El economista jefe de Merrill Lynch para Latinoamérica, Miguel Palomino, admite que una victoria del líder izquierdista no se traduciría en cambios en las políticas monetaria y fiscal. Lula ha dejado de levantar las banderas radicales y hasta el periódico Financial Times lo consideró 'más moderado en el poder de lo que los críticos en el partido esperan'.

La prima de riesgo de los bonos brasileños ha superado en un 9% a la que ofrecen los títulos norteamericanos
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'En mi Gobierno, el gringo [estadounidense] no va a mandar', contesta Lula a las críticas de los bancos norteamericanos. El presidente de Brasil, el socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, también censura a las entidades: 'El mercado le presta atención a la política, pero no la entiende'. El candidato del Partido de los Trabajadores perdió ya cuatro elecciones presidenciales y esta vez, al igual que en ocasiones anteriores, figura al frente de los sondeos, por encima del candidato de Cardoso, el poco carismático José Serra.

La prima de riesgo de los bonos brasileños subió al 9% por encima de los títulos norteamericanos. En los últimos 12 meses, pese a la crisis argentina, la octava economía del mundo se había mantenido inmune y con una prima de riesgo de 7,3%. Un director de la calificadora de riesgo crediticio Fitch, Richard Fox, admitía que los mercados veían bien a Brasil hasta hace un mes, pero una serie de noticias negativas, que no se limitan al crecimiento de Lula en las encuestas, modificaron el escenario.

Merrill Lynch, Morgan Stanley y ABN Amro rebajaron a principios de mes la perspectiva de los papeles (títulos de deuda pública y privada) brasileños de positiva a neutra. El holandés ABN Amro había recomendado en noviembre la compra de papeles brasileños por un volumen superior a la media del mercado, pero hace dos semanas advirtió de que estos títulos dejarán de subir en el corto plazo. Los analistas esperan señales para revertir la tendencia: que el Banco Central brasileño reduzca los tipos de interés del 18,5% -la bajada depende de la inflación, que ya asciende al 7,6%- y que se acorte la brecha entre Lula y Serra en las preferencias de los 160 millones de habitantes del gigante suramericano.

La economía brasileña tampoco atraviesa su mejor momento. La Bolsa de São Paulo cayó el 4,08% el jueves pasado. El dólar, que hasta hace un mes rondaba los 2,25 reales, subió a 2,47. Las ventas industriales se contrajeron el 1,35% en el primer trimestre del año.

El efecto tango se tradujo en la reducción a un tercio de las exportaciones brasileñas a Argentina. Hasta funcionarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) han advertido de que el peligro de contagio regional de la crisis argentina se mantiene y han alertado sobre el alto nivel de endeudamiento brasileño, que asciende a la no despreciable cantidad de 216.000 millones de dólares.

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