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Felip Puig pone en duda la utilidad de la Carta de Barcelona y arremete contra el gobierno municipal

La oposición califica de 'incendiario' al consejero de Política Territorial

El Gobierno catalán, a través del consejero de Política Territorial, Felip Puig, empuñó ayer el hacha de guerra y se lanzó contra el Ayuntamiento de Barcelona. Si la ciudad tiene aires de capital, dijo, es gracias al Ejecutivo que preside Jordi Pujol. El equipo de gobierno municipal, en cambio, tiene una visión chata y provinciana y sólo se preocupa de la propia ciudad. Por carecer, carece incluso de una visión metropolitana, dijo. Puig se atribuyó el mérito de que el Gobierno central invierta en Barcelona y cuestionó la validez de la Carta Municipal.

Puig pronunció una conferencia titulada La Barcelona que tendremos en el que, en cierto sentido, era su primer acto público como titular de Política Territorial. Dijo que su intención no era criticar al Ayuntamiento barcelonés, pero no cesó de hacerlo hasta el final, cuando hizo una oferta de 'consenso'. 'No es bueno para la ciudad que después de los Juegos Olímpicos de 1992 tengamos que esperar al Fòrum de 2004 para que se haga alguna cosa importante de iniciativa municipal', afirmó, antes de rechazar una visión 'provinciana' que 'se preocupa más de tener una ciudad para enseñar que para vivir'. Puig aseguró que podría hacer una larga lista de asuntos en los que criticar al Ayuntamiento, pero que se ceñiría a tres: su actitud respecto al AVE, la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM) y la ordenación territorial.

En la alta velocidad, Barcelona, dijo, se ha limitado a 'obsesionarse en la defensa de la estación central en la Sagrera'. 'No ha insinuado nunca', prosiguió, 'una actitud de ciudad líder de un área metropolitana', y con ello ha originado retrasos y dificultades en la ordenación de la red ferroviaria. La ATM y la integración tarifaria se han logrado, dijo Puig, gracias a las ideas del conseller en cap, Artur Mas, 'la perseverancia de la Generalitat' y 'la apuesta de más de un alcalde metropolitano que no quiso hacer seguidismo del Ayuntamiento de Barcelona'.

La ordenación territorial, siguió el consejero, es un asunto que a Barcelona apenas le interesa, porque tiene más que ver con otras poblaciones que con la capital. Puig se refirió a la Carta Municipal con estas palabras: 'El Ayuntamiento gana una capacidad de decisión sobre los propios asuntos o de relación bilateral privilegiada con la Generalitat que es positiva para Barcelona, pero que puede ser negativa para el resto, según como se utilice'. Finalmente, acusó a Barcelona de mirar 'más allá de Collserola sólo para los vertederos o los polígonos industriales' y criticó los 'guetos tecnológicos', en referencia al 22@.

Luego habló de proyectos para resaltar tres: el AVE y las ampliaciones del puerto y del aeropuerto. Tras exponerlos, concluyó: 'Alguien podría decir que nos estamos apuntando como propias actuaciones de la Administración central. Tiene razón'. Pero está motivado, afirmó, porque si las inversiones se hacen es gracias al Gobierno catalán.

A continuación ofreció consenso y sugirió que el Gobierno catalán debe participar en la gestión de la línea 9 del metro.

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El diputado socialista Manel Nadal lamentó el tono de Puig, a quien calificó de 'incendiario'. 'Ha quemado el medio ambiente y ahora se dedica a expandir el fuego'. Nadal recordó que si no hay corporación metropolitana es porque CiU la disolvió hace 15 años, 'y de ahí vienen no pocos problemas'. El primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Xavier Casas, comentó: 'Puig y Convergència siguen viendo Barcelona como un enemigo a batir y no como la capital de Cataluña'.

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