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Reportaje:

Putin pone a entrenar a los rusos

Ofensiva del presidente para que el país recupere el prestigio deportivo

Pilar Bonet

Vladímir Putin quiere devolver al deporte de Rusia el lustre y esplendor que en su día tuvo en la etapa soviética y, de paso, orientar a la sociedad hacia lo que él entiende como vida sana. El presidente ruso ha lamentado que sus conciudadanos gasten más en tabaco y en alcohol que en cultura física y que sólo el 10% de la población haga ejercicio. El primero en traducir los deseos del líder al rango de política regional ha sido el gobernador de San Petersburgo, Vladímir Yákovlev, quien ha exhortado a los funcionarios de su Administración a que se mantengan en forma haciendo carreras por los largos pasillos de Smolni, el edificio que fue el cuartel general de Lenin durante la revolución bolchevique. Yákovlev, que ya había prohibido el tabaco durante la jornada laboral, quiere introducir la práctica organizada de gimnasia en las empresas e instituciones de la segunda ciudad de Rusia.

Los regímenes de adelgazamiento hacen furor entre la clase política y se anuncian becas para deportistas

Putin, que practica el yudo y el sambo desde su infancia, prepara un decreto especial para fomentar las actividades deportivas y, para ello, esta semana ha mantenido reuniones con altos cargos del país, desde el jefe del Gobierno, Mijaíl Kasiánov, hasta el del Consejo de Estado (organismo consultivo formado por dirigentes regionales).

Además de su carácter educativo, económico y de prestigio nacional, los móviles que inspiran al líder ruso parecen también políticos. Putin quiere restablecer las competiciones conocidas como las espartaquiadas a partir de 2003 y crear un canal televisivo de ámbito estatal exclusivamente dedicado al deporte. El Comité Olímpico Nacional de Rusia ha apoyado esta última idea y eso hace temer a muchos que la frecuencia televisiva por donde hace poco emitía el crítico canal TV6 sea adjudicada en el futuro a emisiones deportivas. Otros sospechan que los objetivos de la campaña a favor del deporte y la vida sana son hacer propaganda de la imagen del presidente como persona con enorme capacidad de trabajo y resistencia física y desviar la atención de la sociedad de otros problemas importantes del país. 'Necesitamos un culto, el culto al deporte. La salud de la nación pasa a ser una prioridad de la política estatal', afirmaba en su primera página el diario del Ejército Krásnaya Zvesdá. 'Atenas será nuestra', ha exclamado Leonid Tiagachov, presidente del Comité Olímpico ruso y entrenador de esquí de Putin, refiriéndose a las Olimpiadas de 2004.

A la hora de hacer deporte, el presidente desea ser un ejemplo para toda la nación. Oficialmente, el líder consagra un mínimo de 50 minutos diarios al deporte (30 de gimnasia y 20 de natación), además de procurar hacer una pausa de una hora u hora y media en su jornada laboral en el Kremlin para la cultura física. Putin, que es coautor de un manual de yudo, gusta de practicar sus habilidades sobre el tatami con sus invitados y también con sus hijas, a las que considera algo flojas como contrincantes.

La élite rusa, siempre alerta a las directrices del Kremlin, ha tomado ya buena nota sobre el estilo que mandan los tiempos. Los regímenes de adelgazamiento para eliminar la barriga están de moda y han sido experimentados con éxito por varios miembros del Gobierno, entre ellos el ministro de Prensa, Mijaíl Lesin, a quien Putin felicitó por haber perdido 20 kilos, al tiempo que reprochaba el exceso de publicidad televisiva dedicada a la cerveza. Si en época de Borís Yeltsin los funcionarios se pusieron a practicar el tenis, que era el deporte favorito del anterior presidente, con Putin se dedican al esquí de montaña.

Los deportes, que en la URSS eran gratuitos y fomentados por el Estado, resultan hoy privativos para muchos rusos. En 10 años, el número de instalaciones ha disminuido en un 20%, en parte porque han sido transformadas en mercadillos, según ha dicho el mismo presidente. Putin quiere restablecer una red de gimnasios e instalaciones gratuitas y está dispuesto a dedicar al deporte escolar fondos de las reservas especiales de la presidencia y el Gobierno. El dirigente ruso ha anunciado la creación de becas de 15.000 rublos al mes (568 euros), que este año se repartirán a mil participantes en torneos internacionales.

Putin, durante una exhibición de yudo en un viaje a Tokio en septiembre de 2000.
Putin, durante una exhibición de yudo en un viaje a Tokio en septiembre de 2000.EPA

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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