El carrito de la compra
La lección a aprender es la siguiente: tanto monta, monta tanto, la peseta como el euro. De la misma manera que los franceses quitaron dos ceros a sus viejos francos o que los rusos eliminaron tres del padrecito rublo, la peseta y el euro no son monedas tan diferentes como puede parecer a simple vista.
Ambas están ligadas por un cambio fijo, aunque no sea precisamente sencillo (166,386, que obliga a un notable esfuerzo de adaptación), pero cabe suponer que, pasada la primera fase, la de la convivencia, cuando a partir del 28 de febrero quede el euro como único rey y señor, se notarán cada vez más las ventajas y se irán olvidando los inconvenientes, empezando por la posibilidad de comparar directamente los precios entre los 12 países de la eurozona.
El doble etiquetado permite al consumidor comparar mejor los precios y evaluar en el futuro si hay abusos por el redondeo
Se ha intentado que en este carrito entre aproximadamente la compra semanal en el 'híper' de una familia de cuatro miembros de ingresos medios
Aunque mucha gente ni siquiera se haya dado cuenta, el euro ha sido ya moneda oficial (aunque no circulante) desde el 1 de enero de 1999, y quien se haya tomado la molestia ha podido irse acostumbrado a los precios adaptados, con tan sólo ver los extractos del banco o los recibos de los servicios básicos, que han hecho figurar las cifras en las dos monedas.
Doble indicación
El esfuerzo se ha ido extendiendo de forma paulatina al comercio minorista y a las grandes superficies y, al acabar el año 2001, la inmensa mayoría de los precios se indicaban ya en pesetas y euros, a veces incluso de forma más destacada en la moneda que viene que en la que se va. Los hipermercados han abanderado esta campaña con el compromiso de que la transición no sería aprovechada para aumentar los precios y la promesa de que el redondeo se aplicaría correctamente para que no derivase en un aumento incontrolado de los precios.
No obstante, para los ciudadanos que tienen que acostumbrarse a pensar en euros no está de más que se hagan una idea de cual será el nuevo precio de su cesta de la compra. Se presenta aquí la efectuada el 7 de diciembre de 2002 en el Hipercor del Campo de las Naciones de Madrid. Aunque no responde a criterios científicos, ni necesariamente el nivel de precios de este centro es el medio del país, sí se ha intentado que en este carrito entre aproximadamente la compra semanal en el híper de una familia de cuatro miembros de ingresos medios.
Naturalmente, hay que contar con otras compras en las tiendas minoristas y mercados de barrio, y se incluyen únicamente productos de uso y consumo cotidiano. Eso deja fuera capítulos tan importantes y gravosos en la economía familiar como la ropa, el calzado, la sanidad, la educación, la vivienda o el ocio.
El objetivo de esta doble página es intentar que el ciudadano vaya pensando en euros incluso en el nivel más primario de consumo, y que esté en condiciones de evaluar a simple vista, a partir del 1 de enero, si se producen abusos (ya sea con el pretexto del redondeo o cualquier otro) en forma de aumentos injustificados de precios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.