_
_
_
_

El KM de San Sebastián muestra la evolución figurativa de Menchu Gal

La exposición reúne 31 óleos, una acuarela y un libro de aguafuertes

Menchu Gal (Irún, 1919), Premio Nacional de Bellas Artes en 1959, siempre ha tenido cierto espíritu subversivo. Creció como pintora en un momento en que el arte era un terreno reservado casi en exclusiva a los hombres y se empeñó en continuar por la senda de la figuración cuando la abstracción se puso de moda. Ella lo explica en una única frase: 'Soy una rebelde'. La Ganbara del Koldo Mitxelena de San Sebastián le dedica ahora una muestra que reúne 31 óleos, una acuarela y un libro de aguafuertes.

La artista protagonizó ayer el acto de presentación de Los Menchu Gal, una exposición que es en la práctica un recorrido personal por toda su trayectoria. O, lo que es lo mismo, la difusión de su tesoro artístico más íntimo. Porque ha sido ella misma -junto a la comisaria de la muestra, Maya Aguiriano- quien ha escogido las piezas con las que resume siete décadas de dedicación al arte.

La exposición arranca precisamente con el primer óleo que dibujó cuando tenía tan solo 12 años. Los trazos aún eran torpes, pero ya asomaban sus dotes para la pintura en esta representación de su casa. Menchu Gal comenzó a estudiar de la mano del pintor Gaspar Montes Iturrioz y con 15 años se trasladó primero a París y luego a Madrid a perfeccionar su técnica.

Desde el principio mostró su preferencia por lo figurativo, fundamentalmente en forma de paisajes, retratos y bodegones, como puede apreciarse en la exposición. ¿No le tentó probar con la abstracción? 'Soy muy rebelde. Basta que se pusiera de moda para que yo siguiera en lo mío', dijo ayer. 'Ahora la abstracción se ha puesto en su sitio, pero entonces era una especie de presión para los artistas figurativos'. En todo caso, esta artista que despuntó en los 50 se dejó influir en parte por esta corriente, como queda claro en Campos de Castilla, un óleo que pintó en 1970, y otras piezas. La artista muestra en esta exposición paisajes del Bidasoa, escenas de la vendimia, retratos de sus familiares más cercanos, bodegones... Un recorrido por 31 piezas que finaliza con una acuarela de 2000. ¿Sigue pintando? 'Después de un lapso por depresión, estoy otra vez muy ilusionada', confesó.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_