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Reportaje:LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS EN PRIMARIA Y SECUNDARIA

'Internet nos conectaba con el mundo'

Historia de una profesora que usó las nuevas herramientas para paliar las carencias de una aldea

Marisol Jiménez Benedit es profesora de ESO, y en los dos últimos años ha trabajado en la escuela rural de El Espartal (100 habitantes), una pedanía de El Vellón, en la sierra de Madrid. El centro sólo tenía doce alumnos. También una televisión, un vídeo y un ordenador conectado a Internet. Y el entusiasmo de Jiménez para sacarle todo el partido posible al equipamiento informático de la escuela: 'La tecnología nos ayudaba a conectarnos con el resto del mundo, a ir más allá de nuestro entorno'.

Los estudiantes, de 3 a 11 años, no podían jugar con otros niños porque ni siquiera entre ellos tenían la misma edad. Por eso, la profesora les buscó amigos de otras aldeas rurales 'para que se escribiesen con ellos por Internet y se contasen cómo era su vida, qué cromos coleccionaban o qué programa de televisión les gustaba ver por las tardes'. Gracias a estos e-mails 'se daban cuenta de que existían más lugares que su aldea' y, sobre todo, 'se sentían más acompañados', explica Jiménez

En el pueblo tampoco hay biblioteca, ni teatro, ni cine, ni videoteca. Por lo que utilizaban Internet como una enciclopedia digital. Jiménez cuenta: 'Buceando por distintas páginas web les enseñaba los animales. Cómo eran las tortugas o las diferentes razas de perros que ellos nunca habían visto'. Y a través del vídeo también les mostraba, por ejemplo, la vegetación de la selva, del Polo Norte y del desierto. 'Lo bueno de Internet es que cada uno podía buscar la información que más le interesaba, detenerse en aquellas páginas que les llamaban la atención', añade.

También explica que si utiliza las nuevas tecnologías en el aula era por voluntad propia. Nadie se lo imponía. Su preparación ha sido autodidacta y 'no concibo impartir las asignaturas sin la ayuda de las nuevas herramientas'. Cuenta Jiménez que lo primero que hizo al llegar a esta escuela rural fue organizar el aula. Cada alumno tenía una función. Uno se encargaba de encender y apagar el vídeo; otro, el ordenador; se turnaban para entrar en la Red. Como en el pueblo no había quiosco de prensa, consultaban los periódicos digitales. Y cuando querían saber qué tiempo hacía en otras ciudades, se metían en una de las tantas páginas de información meteorológica que hay recogidas en la Red.

Los más mayores escribían sus trabajos en el ordenador y se los entregaban a Jiménez en un disquete que luego ella corregía en su portátil. Una de las niñas de 5 años aprendió a leer y a escribir con un programa informático de lecto-escritura en el que hay que juntar distintas sílabas para formar palabras. Y a otro chico Jiménez le enseñó a sumar y restar con el ordenador. 'A veces también utilizaban mi cámara de vídeo y grababan representaciones de circos y castillos con fantasmas imaginarios', señala. La cuestión era utilizar todo tipo de herramientas informáticas. 'Los padres estaban encantados, les parecía increíble que sus hijos manejasen tan bien las nuevas tecnologías'. Porque, como dice Jimenez, 'al fin y al cabo, estaban aprendiendo a abrir los ojos a otros mundos'.

Marisol Jiménez Benedit
Marisol Jiménez Benedit

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