_
_
_
_

Musharraf pedirá a Bush el cese de los bombardeos

'El mundo entero cree que esto es una guerra contra civiles inocentes'

'Continuar con los ataques durante el Ramadán podría provocar efectos negativos en todo el mundo musulmán', advirtió ayer el general Pervez Musharraf, presidente de Pakistán, quien anticipó en París su intención de pedir la suspensión de los ataques durante su inminente encuentro en Nueva York con el presidente estadounidense, George W. Bush.

El hombre que pasa por ser un aliado de los occidentales advirtió además del peligro que suponen los 'daños colaterales' provocados por los bombardeos y aseguró que 'el mundo entero los considera una guerra contra civiles inocentes'.

Más información
Musharraf viaja a Occidente en su ausencia más larga desde el golpe
EE UU atacará en el Ramadán pese a la petición de Musharraf
Pakistán asegura que su arsenal nuclear está a buen recaudo
La policía mata a cuatro manifestantes en una violenta jornada de huelga en Pakistán
Pakistán trasladó su arsenal nuclear a lugares secretos tras el 11-S
Los musulmanes comienzan el Ramadán entre condenas a los ataques

Ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, comienza dentro de una semana. Éste es el plazo que los países aliados deberían aprovechar para decidir un cambio en la estrategia militar y acelerar los preparativos de una solución política, según se deduce de las manifestaciones realizadas por el líder paquistaní tras reunirse, por separado, con el presidente francés, Jacques Chirac, y con el primer ministro, Lionel Jospin.

Musharraf confirmó que no tiene intención de romper las relaciones diplomáticas con los talibanes. Su embajada en Islamabad continuará abierta, y aunque se hayan dado instrucciones para cerrar el consulado de Karachi -la principal ciudad industrial-, Pakistán defiende que se mantenga 'una ventana diplomática' abierta con el régimen de Kabul.

Para nadie es un secreto que el régimen paquistaní desea la participación de 'talibanes moderados' en el futuro Gobierno de transición en Kabul, un objetivo que la Alianza del Norte juzga inaceptable, como ha reiterado su representante en París a lo largo de las últimas semanas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Olvidado ya el golpe militar con el que tomó el poder, Musharraf ha sido recibido en París como un jefe de Estado, que juega ahora un papel clave en el mantenimiento de su país -potencia militar y nuclear- fuera del extremismo. Su postura sobre la guerra no fue compartida por Chirac, quien dijo tras su entrevista con Musharraf que no sería razonable para los estadounidenses interrumpir su esfuerzo de erradicación del terrorismo. No cabe imaginar, dijo el presidente francés, que los terroristas vayan a respetar la tregua del Ramadán.

El rey Abdulá de Jordania se pronunció en Londres a favor de 'completar' los objetivos militares, horas después de que el líder paquistaní recalcara en París sus reservas hacia una guerra 'contra el pobre, miserable, inocente pueblo de Afganistán', en la que se han alcanzado objetivos militares 'muy menores'.

Búsqueda de ayudaLa búsqueda de ayuda financiera para su país se saldó para Musharraf con algunas promesas de Chirac, quien se mostró consciente del esfuerzo que representa el apoyo paquistaní a la campaña en Afganistán.

En una declaración conjunta con el hombre fuerte paquistaní -antes de la conferencia de prensa en la que éste pidió el alto el fuego-, el presidente francés dio cuenta de la petición paquistaní de que se organice un dispositivo internacional para 'ampliar la ayuda humanitaria a la población y a los refugiados afganos' y expresó su 'identidad de puntos de vista' con Musharraf para que la ayuda comprenda 'el conjunto de la región'.

Pakistán espera obtener la reducción de su deuda o al menos el aplazamiento de los pagos. Fuentes francesas evalúan el monto de la deuda paquistaní en unos 12.500 millones de dólares (más de 12.300 millones de pesetas), de ellos 5.000 a Japón, 3.000 a Estados Unidos y 1.200 millones a Francia.

El primer ministro francés, Lionel Jospin (a la izquierda), conversa con el presidente paquistaní, Pervez Musharraf.
El primer ministro francés, Lionel Jospin (a la izquierda), conversa con el presidente paquistaní, Pervez Musharraf.REUTERS

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_