Toledo dedica una exposición a Luis Tristán, discípulo de El Greco
La Real Fundación de Toledo saca a la luz la obra de Luis Tristán, discípulo de El Greco, y uno de los pintores más destacados de la escuela toledana de finales del siglo XVI y principios del XVII. El Museo Victorio Macho acogerá, a partir de este fin de semana y hasta el próximo mes de enero, la exposición Luis Tristán, en Toledo, un recorrido por la obra de este gran desconocido para el público. Sus obras se encontraban hasta ahora en conventos de clausura de Toledo y en iglesias.
La exposición es consecuencia de la investigación documental realizada por el historiador Alfonso E. Pérez Sánchez sobre la vida y la obra de Luis Tristán, por lo que los cuadros, sometidos a restauración en su mayoría, se presentan junto al estudio publicado sobre un artista destacado de la escuela toledana de la pintura del siglo XVII, oscurecido hasta ahora por la figura dominante de El Greco.
La directora de la Real Fundación Toledo, Paloma Acuña, destacó ayer la importancia de la obra de Tristán, que recuerda en determinados momentos a El Greco, en cuyo taller trabajó desde los 13 a los 16 años, pasando inadvertido por el genio artístico de su maestro, pero que, sin embargo, supo encontrar un tono personal.
La obra de Tristán, recuperada de conventos de clausura como los de San Pablo, San Clemente o Santa Isabel de los Reyes, es una muestra más de la riqueza patrimonial de Toledo, según Paloma Acuña.
Temas religiosos
La fundación ha conseguido reunir en Roca Tarpeya, su sede, 15 de las obras de Tristán, y no muy lejos, en la iglesia de Santa Clara, y en Yepes (Toledo), se pueden contemplar también dos importantes retablos que completan la visión del artista. Tristán fue pintor de temas religiosos que trabajó por encargo de iglesias, órdenes religiosas e instituciones benéficas.
Coincidiendo con esta exposición, la Fundación BBVA y la Real Fundación de Toledo han publicado el libro Luis Tristán, 1585-1624, el primer ensayo completo sobre la figura y la obra de este artista. Durante más de seis años, Alfonso E. Pérez Sánchez, ex director del Museo del Prado, con la colaboración del historiador del arte Benito Navarrete, ha elaborado el primer ensayo completo que ha permitido catalogar la obra de uno de los más destacados representantes de la escuela toledana del primer tercio del siglo XVII.
No tuvo la genialidad de El Greco, pero, para el profesor Pérez Sánchez, sí sorprenden sus figuras anómalas, el colorido y su trazo. Una pintura realista 'semejante a la de los grandes tenebristas, como Ribera, de áspera gravedad, de gamas terrosas sobre las que brillan toques de intenso colorido luminoso'.
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