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La crisis fuerza a las aerolíneas a cancelar un centenar de pedidos a Boeing y Airbus

La industria suma ya 140.000 despidos desde los atentados terroristas contra Estados Unidos

La industria aérea se enfrenta a una de las crisis más graves de la historia tras los atentados terroristas contra Estados Unidos.Junto a la subida de tarifas y las reducciones de plantilla (140.000 desde el 11 de septiembre, fecha de los ataques), lo primero que han hecho las aerolíneas para recortar gastos es renunciar a los pedidos de aviones nuevos. Los grandes fabricantes se han resentido de inmediato. Airbus y Boeing han recibido órdenes para cancelar un centenar de encargos (48 aeronaves la firma europea y 50 la estadounidense) en dos semanas y revisan sus planes para afrontar la crisis.

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Los recortes de capacidad de vuelo anunciados por gran parte de las aerolíneas, uno de los sectores más afectados por las consecuencias de los ataques terroristas de Nueva York y Washington, tiene un efecto dominó inevitable para los constructores de aviones. Las reducciones numéricas en la producción de los dos grandes fabricantes mundiales de grandes aviones comerciales como consecuencia de los atentados son, de momento, semejantes, pero las repercusiones económicas van a ser distintas.

Mientras Boeing ya ha anunciado una reducción de su plantilla que podría alcanzar hasta el tercio de la misma, 30.000 empleados, en el caso de Airbus, con una cancelación semejante de los pedidos, las primeras manifestaciones de sus responsables apuntan al mantenimiento de los puestos de trabajo.

El 20% de Airbus está en manos de British Aerospace y el 80% restante pertenece al grupo EADS, que se reparten la francesa Aerospatiale Matra, la alemana DaimlerChrysler Aerospace y la española Construcciones Aeronáuticas (CASA), lo que supone, entre otras cosas, que está sometido a la normativa laboral europea, en la que resulta más difícil aplicar medidas de reducción de empleo que en la estadounidense.

Entrada en beneficios

Recientemente se publicaron, además, los primeros resultados positivos de EADS: 1.657 millones de euros (275.701 millones de pesetas) durante el primer semestre del año. Los primeros números negros de su corta historia, que han servido, sin duda, para reforzar su disposición a mantener su objetivo de rentabilidad superior al 10% en los próximos años y la decisión de que no haya despidos de momento a causa de la nueva situación creada tras los ataques y la consiguiente retracción de la demanda.

Una de las bazas más importantes en la gestión del grupo aeronáutico europeo es el grado de flexibilidad alcanzado en la producción, que puede reducirse un 15% sin provocar grandes traumas laborales. Otra ventaja fundamental teórica con la que se encuentran en estos momentos es el mayor peso específico que las líneas aéreas estadounidenses, las más afectadas por el conflicto, tienen en la demanda de su competidor, Boeing, pese a que, de momento, la reducción de pedidos es semejante. El atentado terrorista ha puesto de manifiesto, asimismo, el alcance por parte de EADS a su rival estadounidense, al que por primera vez superaba en pedidos a finales del pasado ejercicio.

En estos momentos, los pedidos totales pendientes se sitúan en ambos casos en torno a los 1.500 aviones, y todo parece indicar que Boeing aprovechará las circunstancias actuales para adecuar mejor el ritmo de pedidos y entregas, mucho más ajustado en el caso de su competidor europeo, que con un ritmo de entregas menor tiene asegurada la producción durante más ejercicios.

El crecimiento anual medio del transporte aéreo de pasajeros para los próximos lustros es semejante en las previsiones de los dos fabricantes y se sitúa en ambos casos próximo al 5%, pero el jarro de agua fría que va a suponer la contracción actual de la demanda tendrá una mayor repercusión para Boeing, que durante los últimos tres años ha entregado 1.672 aviones.

Revisión de cartera

En cuanto al ejercicio de este año, a finales de agosto Airbus contaba con 325 pedidos, de los que se ha producido 50 cancelaciones. En cuanto a las entregas, están previstas 320 para este año y 375 para el próximo, de las que es probable, según fuentes de Airbus, que se reduzcan a entre 330 y 350 aviones, una cifra mucho más asumible que el 30% de reducción previsto en las entregas de la firma estadounidense.

En cuanto a los resultados económicos, los analistas señalan que en ambos casos se van a beneficiar indirectamente, por un lado, de las ayudas administrativas a las líneas aéreas, y por otro, del apoyo también administrativo a la producción de aviones militares.

Todo el sector se encuentra claramente amenazado. Además de Boeing, el fabricante canadiense de aviones regionales Bombardier suprimirá 3.800 empleos. Mientras, su competidor brasileño, Embraer, anunció medidas similares el viernes pasado: despido de 1.800 trabajadores, el 14% de su plantilla, y revisión a la baja del volumen de entregas.

Un avión de Swissair y otro de su filial Crossair, en el aeropuerto de Zúrich.
Un avión de Swissair y otro de su filial Crossair, en el aeropuerto de Zúrich.AP

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