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Entrevista:ROSARIO VALPUESTA | Rectora de la Universidad Pablo de Olavide | LA ENTREVISTA DEL VERANO

'La mujer está pagando su libertad con la vida'

PERFIL: La que fue primera catedrática de Derecho Civil en Sevilla (1989) reivindica la estética maripili, que es una simplificación banal de un discurso bastante más elaborado en favor de la igualdad de género. Rosario Valpuesta Fernández (Sevilla, 1953) combate la masculinización de la vida pública hasta en gestos de apariencia inocente como la jornada laboral, que la rectora se niega a eternizar con reuniones improductivas que achaca a ciertos usos horarios varoniles. Corajuda y vehemente, la rectora desembarcó en la Universidad Pablo de Olavide en 1998, como presidenta de la comisión gestora, cuando por el segundo campus de Sevilla pululaba una manada de caballos y un proyecto por hacer. En las primeras elecciones de la universidad, en abril pasado, fue elegida rectora pero no parece desear una permanencia más allá de otro cuatrienio. Añora la investigación académica y compensa la burocracia del cargo con satisfacciones como haber conocido a Elkin Patarroyo.

Durante años ha sido la única rectora española, una coletilla que ha ido colgada de Rosario Valpuesta a su pesar. Cree que, además de la paridad, es necesario feminizar las reglas que rigen lo público.

Pregunta. ¿Hay algo salvable para los rectores en la nueva ley de universidades?

Respuesta. Artículos sueltos como la unidad de calidad. El problema es la apuesta ideológica que hay detrás, en vez de apoyar la universidad pública nos echa a competir. Hay cosas gravísimas como que metan en el consejo a universidades privadas con voz y voto.

P. ¿Le parece de derechas la reforma del Gobierno?

R. No la calificaría de derechas, diría que no es progresista.

P. Ya no es la única rectora.

R. No, gracias a Dios.

P. ¿Es un alivio y más cosas?

R. Es más que un alivio. Lo público está masculinizado, las mujeres sufrimos un proceso de masculinización muy fuerte para estar ahí y ahora hay que feminizar el mundo. La mujer está entrando a base de renuncias personales, pero no tiene por qué ser la protagonista exclusiva de esa feminización.

P. Dice que se puede compaginar todo. Suena a lema de supermujer, algo muy criticado por las feministas.

R. No me siento supermujer, me gusta ser yo, una persona con quiebras y contradicciones. Una generación, la mía, ha tenido que hacerlo, pero ha obtenido medios y reconocimiento, lo cual te satisface enormemente.En gran parte, a este país lo han sacado adelante las mujeres en épocas malas. Son supermujeres también. La sociedad de lo público está montada sobre una artificialidad. La dedicación que exige la actividad profesional es desmedida para los resultados, estaba pensada para un hombre que estaba todo el día en la calle y una mujer que estaba en casa. Las reuniones son interminables, el día se dilata con cosas que no son rentables. Si nosotras decimos que no se cae la universidad por irse a las tres de la tarde y volver al día siguiente, estamos recuperando espacios. La incorporación de la mujer a lo público tiene que venir acompañada de que el hombre entre en lo privado.

P. ¿Y percibe ese cambio en la mentalidad masculina?

R. Sí. Y hay que quitarse el prejuicio de que un padre no puede dar el mismo afecto que una madre. Las mujeres tenemos que admitirlo y decir que éste no es nuestro reino, pueden opinar perfectamente en el mundo de los afectos.

P. ¿Cree que quieren?

R. No soy socióloga, pero los hombres que han optado por los hijos están encantados. Les han enseñado otra cosa a estar todo el día en la calle, que es terrible. Si trabajan de ocho a tres, se apuntan a la universidad para hacer una segunda carrera. Hay que decirles que rellenen los tiempos con afectos.

P. ¿Es una sociedad de dos velocidades? La de la igualdad y la de la violencia doméstica.

R. La violencia doméstica es fruto del proceso de liberacion de la mujer. Mientras se doblegaba y se sometía tenía malos tratos en los que él reafirmaba su autoridad; esa violencia existía pero la nueva, la de estas mujeres que están muriendo, es porque la mujer está pagando su libertad personal con la vida. Casi todas son ex, es una consecuencia de lo otro, si la mujer estuviera en la casa moriría menos. Muchas son mujeres sin recursos porque la sociedad no les dio la oportunidad de formarse y han tirado adelante. Me merece muchísimo más respeto la tradicional ama de casa con toda la quiebra de que su discurso no puede ser tan progresista, pero ha sacado adelante una cantidad de cosas y de pronto un día dice: aunque me muera de hambre voy a por mi libertad personal. Y a ésa la matan.

P. ¿Debería trabajarse en la reinserción de maltratadores?

R. En el mundo de valores que defiendo tengo que defender la reinserción de todo el mundo, también la de maltratadores mal que me pese, pero hay que hacerlo con sensatez. Si los estudios demuestran que es más difícil, hagamos una reinserción específica.

P. ¿Es una caricatura creer que los jóvenes sólo se preocupan por valores materiales?

R. Me gusta la gente joven. Me preocupa esa visión monolítica de que sólo están preocupados por valores materiales, que se desahogan de forma incontrolada en la movida y que a lo más unos cuantos se van a las ONG. No es real. Mi impresión es que tienen discurso, pero están sometidos a una presión de la sociedad muy fuerte porque les han dicho que tienen que ser los mejores. Desde el colegio tienen clase de guitarra, yudo, a ser posible inglés porque luego tiene que saber alemán, en la universidad dos carreras y el papá le dice que venga porque tiene nota. Se le transmite un mundo material.

P. Y si no llegan se habrá creado una generación de fracasados.

R. Sí, puede ocurrir. Me llama la atención la cantidad de estudiantes que tienen estrés porque la presión es fortísima, tienen que ser los mejores estudiantes para que sus padres puedan presumir de ellos, no ser mejores ciudadanos ni mejores personas, por eso no los culpemos a ellos. Sin embargo en la antiglobalizacion, ya se está generando un discurso.

P. ¿Es contradictorio que la globalización se esté simultaneando con movimientos migratorios con grandes trabas?

R. Aparentemente contradictorio. En una economía especulativa como ésta, donde no se genera riqueza ni se ponen límites a los mercados financieros, se ha producido la mayor concentración de poder económico en la historia de la humanidad. Veinte años de globalización han llevado a más niveles de pobreza que los sistemas anteriores cuando ha crecido el PIB del mundo. Nos espantamos por el tema de los derechos humanos de un dictador, pero unes todos los dictadores y las guerras de los últimos años y producen menos muertos que la globalización. Vamos hacia un mundo empobrecido, que está a las puertas, empujando con todo su derecho. El inmigrante viene huyendo del hambre y la presión será cada vez más fuerte. Se tiene que reconocer la libertad de movimientos como un derecho humano, aunque luego tenga límites.

Rosario Valpuesta, en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla.
Rosario Valpuesta, en la Universidad Pablo de Olavide, en Sevilla.PABLO JULIÁ

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