EL ÚLTIMO TRAYECTO DE Horacio Dos
Resumen. Horacio Dos, el jefe de una expedición espacial, comprueba que empiezan a surgir problemas en su nave ante la escasez de alimentos y otros productos utilizados por los pasajeros. Para evitar males mayores, y ante la perspectiva de una rebelión, decide desviarse de su ruta y hacer escala en la Estación Espacial Fermat IV, un lugar poco recomendable para repostar.
2 Sábado 1 de junio
Al dirigirme hacia la Cámara Estanca donde se halla el Banco General de Datos con objeto de consultar el Astrolabio y averiguar qué puede haber de objetable en la Estación Espacial Fermat IV, a la que en estos momentos nos dirigimos con objeto de avituallar la nave y adquirir otros objetos, si los hubiere, advierto un ruido extraño, como de reyerta, procedente de la Sala de Máquinas Auxiliares. Hechas por mí las oportunas averiguaciones, descubro que varios miembros de la tripulación, entre los que se encuentran todos los asignados a la ya citada Sala de Máquinas Auxiliares, están celebrando una fiesta no autorizada en honor, según me explican, de un compañero que en la fecha del día de hoy cumple 20 años, y cumpliría 46 si estuviera en la Tierra.
Les hago ver que en estos momentos, mientras ellos festejan el cumpleaños de un compañero en forma no autorizada ni discreta, la nave surca el espacio sin rumbo ni control, expuesta a toda índole de peligros y averías. También les señalo que el abandono del servicio por motivos festivos o de cualquier otra índole está severamente sancionado, no importando el número de personas que incurran en la citada celebración.
Responden que les importa un bledo, de lo que deduzco, así como de su comportamiento general, que todos ellos han incurrido asimismo en el delito adicional de consumo de bebidas alcohólicas.
Interrogados al respecto, admiten haber consumido aguardiente y otras sustancias tóxicas y tener la intención de seguirlas consumiendo hasta agotar las existencias de que disponen, que son considerables.
Interrogados respecto de la obtención de dichas bebidas y sustancias tóxicas, dicen habérselas proporcionado por una suma de dinero igualmente considerable el primer segundo de a bordo.
Los hechos revisten una gravedad considerable, aunque no tanto como revestirían si en ellos hubieran intervenido alguna de las Mujeres Descarriadas o alguno de los Delincuentes. El que tanto aquéllas como éstos permanezcan confinados en sus respectivos sectores constituye una circunstancia atenuante. Y como no puedo indisponerme con un segmento tan numeroso de la tripulación, del que en buena parte depende el funcionamiento de la nave, hago una anotación negativa en la hoja de servicios de los implicados y decido aplazar la consideración del caso hasta la próxima reunión de mandos.
Domingo 2 de junio
El segundo segundo de a bordo comparece para rendir informe acerca de la mujer que dos días atrás vino a verme en nombre de las Mujeres Descarriadas, cuyas peticiones formuló verbalmente y prometió traer por escrito tan pronto hubiera sido confeccionada una lista.
El segundo segundo de a bordo ha podido averiguar que la mujer en cuestión figura en la nómina de pasajeros con el nombre de 'señorita Cuerda'. Es posible, añade, que se trate de un seudónimo, de un nombre artístico, de un mote o incluso de su verdadero nombre.
Preguntado por la información almacenada en la Base de Datos acerca de la citada señorita Cuerda, responde no haberla consultado todavía. No tengo autoridad moral para criticar su descuido, porque yo mismo, el día de ayer, y de resultas de los sucesos acaecidos en la Sala de Máquinas Auxiliares, olvidé consultar en el Astrolabio la información concerniente a la Estación Espacial Fermat IV, a la que nos dirigimos a toda máquina, en el supuesto de que quienes las deben hacer funcionar estén en condiciones para ello, de modo que decido hacer una anotación negativa en su hoja de servicios y no mencionarle el asunto por el momento.
A continuación, y aprovechando la presencia del segundo segundo de a bordo, le comento lo sucedido la víspera en la Sala de Máquinas Auxiliares.
Responde que ya lo sabía, porque el guateque había sido anunciado mediante octavillas y también de viva voz por toda la nave con varios días de antelación. En cuanto a la venta ilegal de bebidas alcohólicas y sustancias tóxicas, el segundo segundo de a bordo niega la presunta culpabilidad del primer segundo de a bordo y añade saber de buena tinta que fue el médico de a bordo quien vendió dichas sustancias a la tripulación por una suma considerable de dinero y la promesa de inculpar al primer segundo de a bordo si eran descubiertos e interrogados, salvo que fueran descubiertos e interrogados por el primer segundo de a bordo, en cuyo caso debían inculpar al segundo segundo de a bordo.
Como entre ambos segundos de a bordo no hay solidaridad ni compañerismo, sino sólo inquina, no tengo motivos para dudar de la exculpación. Por lo mismo deduzco que la acusación contra el médico de a bordo formulada por el segundo segundo de a bordo debe de ser cierta. A decir verdad, el médico de a bordo dispone de los ingredientes necesarios para destilar bebidas alcohólicas y fabricar sustancias tóxicas, así como de un laboratorio completo a bordo de la nave, y de los conocimientos científicos necesarios. Por si estos indicios no bastaran, el doctor Aristóteles Argyris Agustinopoulos, alias Nalgaloca, fue condenado en varias ocasiones por adulteración de bebidas alcohólicas y por fabricación y venta de sustancias tóxicas de diversa índole, así como por falsificación de tarjetas de crédito, y, de resultas de ello, inhabilitado a perpetuidad para el ejercicio de la medicina, razón por la que ahora forma parte, preventivamente y en contra de su voluntad, de la tripulación de esta nave en calidad de médico de a bordo.
Por las razones expuestas en el párrafo anterior, lo convoco a mis aposentos. Comparece pensando que voy a preguntarle por la situación sanitaria a bordo de la nave y me rinde un informe poco halagüeño en lo que concierne a los Ancianos Improvidentes.
Los Ancianos Improvidentes forman el sector menos revoltoso del pasaje, pero también el que más preocupaciones ocasiona. Su debilidad congénita los hace muy vulnerables a las variaciones dietéticas, a las variaciones de presión atmosférica y, en términos generales, a cualquier tipo de variación.
El doctor Agustinopoulos admite no haber practicado reconocimiento de ningún tipo a ninguno de los enfermos, pero da a entender que, de seguir así las cosas, se producirá una epidemia. Le pregunto cuánto tiempo tardará en producirse una epidemia y responde que no lo sabe. Tampoco puede precisar las características de dicha epidemia. Le ordeno que proceda al seguimiento de la situación sanitaria y que presente un informe detallado cuando lo tenga listo.
Por lo que concierne al delito de contrabando de bebidas alcohólicas y otras sustancias tóxicas que se le imputa, no me atrevo a sancionarle, siendo como es el médico de a bordo, de quien, en definitiva, depende la salud de la tripulación, del pasaje de la nave y, sobre todo, la mía propia, por lo que hago una anotación negativa en su hoja de servicios y decido aplazar la consideración del asunto hasta la próxima reunión de mandos.
Lunes 3 de junio
Comparece el primer segundo de a bordo, Graf Ruprecht von Hohendölfer, D. D. M. de F., alias Tontito, a cuyo cargo ha estado la dirección de la nave durante los últimos tres días con el objetivo expreso de dirigirla a la Estación Espacial Fermat IV, donde espero proceder al avituallamiento. Por lo que me dice y me muestra, compruebo que se ha equivocado en sus cálculos y que hemos estado navegando en dirección opuesta a la Estación Espacial a la que nos dirigíamos o deberíamos habernos dirigido. Como la cosa no tiene remedio, me abstengo de hacerle ninguna recriminación. Pese a sus frecuentes errores de cálculo y de apreciación, Hohendölfer es un buen oficial y posiblemente a estas alturas ya estaría al mando de una nave si no le hubieran degradado en dos ocasiones, una por desfalco y otra por agresión de palabra y obra a un superior jerárquico. Sin embargo, la noticia es inquietante, porque he tenido que reducir a un tercio la ración de gachas de arroz y el suministro de agua pútrida empieza a escasear. Hace una semana que la tripulación y el pasaje no se ducha, salvo algunos Ancianos Improvidentes, por prescripción facultativa, y las Mujeres Descarriadas, que han sido autorizadas a ducharse en días alternos, pero incluso los que se duchan han de hacerlo únicamente con agua pútrida reciclada, porque hace dos semanas que se acabó el gel de baño.
Continuará
Capítulo anterior | Capítulo siguiente
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.