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LA INVESTIGACIÓN CON EMBRIONES

El Congreso de EE UU prohíbe la clonación de embriones con fines médicos

El presidente Bush se había opuesto radicalmente a este tipo de investigaciones

El resultado de las votaciones de la Cámara de Representantes anoche fue acogido con satisfacción en la Casa Blanca, donde el presidente George Bush había pedido que se votara contra la clonación.

La clonación para crear niños no estaba sobre el tapete. Es rechazada sin paliativos por el grueso de la comunidad política y científica de Estados Unidos, que considera la clonación reproductiva poco fiable en términos técnicos y éticamente repudiable. De hecho, ahora mismo sólo hay dos grupos que la patrocinan y ambos tienen un carácter marginal: el equipo dirigido por el italiano Severino Antinori y el norteamericano Panos Zavos, empeñado en clonar humanos a corto plazo, y una secta canadiense que dice que el hombre desciende de extraterrestres.

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El intenso debate político librado ayer en el Capitolio se centró en si es tolerable la clonación de células humana y sus límites. Dave Weldon, republicano de Florida, promotor de la prohibición absoluta, no admitía matices. "Lo que quieren es crear millones de embriones humanos para destruirlos luego", dijo Weldon de quienes defendían una clonación controlada para obtener células madre, el principio básico para crear un amplio abanico de tejidos humanos con que atacar enfermedades como el cáncer, la diabetes, el Alzheimer o lesiones de la espina dorsal. La ley de Weldon sanciona con diez años de cárcel y una multa de un millón de dólares como mínimo a quienes violen la prohibición de clonar.

La otra propuesta

La propuesta alternativa presentada por el también republicano Jim Greenwood contaba con el apoyo de la comunidad científica. Greenwood repudia la clonación para crear seres humanos, pero acepta la llamada clonación terapéutica, la clonación humana dirigida a crear células madre. Esta clonación produce embriones que son genéticamente idénticos al humano de procedencia, pero, al contrario que los embriones regulares nacidos de la fecundación de un huevo por el esperma, son producto de una célula cuyo núcleo se ha vaciado del ADN original para incorporarle el del otro ser vivo. De ellos se pueden extraer las células madre que tantos beneficios auguran, pero en el proceso se destruye el embrión. "¿Por qué vamos al mundo y a futuras generaciones a no tener este milagro?", preguntó Greenwood desde la tribuna.

Pese a mantener que la ley de Weldon "es demasiado amplia y cierra la puerta a prometedores aspectos de la investigación con células madre", como decía el demócrata Peter Deutsch, copatrocinador de la propuesta de Greenwood, la Cámara votó nítidamente (265-162) en contra de las excepciones. Antes de las votaciones, nadie se atrevía a vaticinar el resultado de la consulta.

Comunicado presidencial

El presidente Bush se sumó al debate horas antes con un comunicado de la Casa Blanca. "La Administración se opone radicalmente a la clonación de seres humanos ya sea para la reproducción como para la investigación", decía el corto texto. "Las cuestiones morales y éticas suscitadas por la clonación humana son graves y no pueden ser ignoradas en nombre de los descubrimientos científicos". En consecuencia, "la Administración apoya firmemente los objetivos de la ley y celebraría su aprobación por la Cámara".

"Un embrión es vida humana. No es una brizna de polvo", en palabra de un republicano, era la línea defendida por los eventuales ganadores. "¿Es apropiado crear vida humana y luego destruir esa vida para conseguir una célula? Yo digo que no". Respuesta de un demócrata, que luego sería derrotado: "Un embrión en un puñado de células. Cómo se puede decir a alguien que padece una enfermedad mortal que no le vamos a curar porque su vida es menos importante que un puñado de células".

"Si se permitiera a los científicos clonar embriones, se crearían en cantidades industriales y se comercializarían", dijo James Sensenbrenner, presidente del comité judicial que la semana pasada aprobó la propuesta de Weldon. "Hay otros modos de actuar, sin andar jugando con la clonación", señaló otro republicano en referencia al uso de células madres procedentes de adultos u otros orígenes.

La ley pasa ahora al Senado, donde es poco probable que sufra cambios. El líder de la mayoría, el demócrata Tom Daschle, se ha manifestado repetidamente contra la clonación de embriones humanos con objetivos científicos.

Juan Pablo II, con el presidente George Bush, su esposa, Laura, y su hija Bárbara en Castelgandolfo.
Juan Pablo II, con el presidente George Bush, su esposa, Laura, y su hija Bárbara en Castelgandolfo.AP

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